La instalación del coronavirus en todo el mundo modificó las estrategias sociales y económicas en este 2020, pero también tuvo un impacto fuerte en el deporte, el cual tuvo que adecuarse a normas que no estaban previstas.
El caso de Iberoamérica fue fundamental en ese aspecto, debido a que reaccionó después de asimilar el ejemplo de las situaciones que se desenvolvieron en Oriente y en Europa en primer lugar.
La consecuencia de ello fue el informe que se dio a conocer el fin de semana pasado, luego de un proceso de trabajo coordinado y convergente entre el Consejo Iberoamericano del Deporte (CID) y la Unesco.
Ambas instituciones, con la colaboración de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), habían convocado a finales de mayo último, a los ministros y altas autoridades de la materia, a la Primera Conferencia Iberoamericana del Deporte y Covid-19, de la que participaron los responsables gubernamentales de la región, así como a importantes organizaciones internacionales vinculadas al sector, y de la que Página/12 pudo formar parte.
Andrés Morales, especialista del sector Ciencias Sociales y Humanas de la oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de Unesco, especializado en el área deportiva, le explicó a este diario las conclusiones a las que llegaron después de aquel encuentro.
“Lo que hicimos fue un análisis que nos permita identificar lo que habían hecho los gobiernos en materia de política deportiva, frente a la pandemia. Pero también poder clarificar algunas oportunidades que traen las crisis, para poder repensar y fortalecer las debilidades históricas que tienen las políticas de deporte”, remarca Morales. Y agrega: “Por otro lado, se pudieron consolidar algunas acciones que han aparecido a raíz de la pandemia, y que valdría la pena mantenerlas, y a partir de ahí poder reformular recomendaciones tanto a los gobiernos como a los movimientos deportivos”.
El documento es el primero que se realiza sobre esta situación, y en relación a la importancia que tiene la actividad física, Morales señala que “hay varias cosas que son fundamentales. La primera es que la pandemia demostró el valor que tiene la actividad física y el deporte para los países y para las sociedades. Incluso, en los momentos de mayor confinamiento, desde las naciones se hizo un llamado a cuidar la salud física, mental y emocional. Entonces, esta es una oportunidad muy grande para que nuestros países piensen mucho más en el deporte, ahora que empiezan a plantearse planes de reactivación”.
Y va más allá: “Estamos en un momento donde nuestros países tienen que pensar en políticas públicas que van a convivir con esta pandemia, y vamos a tener que pensar como reconstruimos nuestros países en ese escenario. Las políticas y los programas de deportes deben ayudar a dar respuestas a eso. Cuando pensemos en la reactivación social y económica de los países, el deporte no puede quedar aislado, y se debe invertir más en él. Creo que ahí hay una oportunidad muy grande”.
--¿Qué medidas impulsarían para que el deporte sea una de las prioridades?
--Nosotros planteamos una serie de recomendaciones para considerar. Una tiene que ver que con las políticas del deporte, para que tengan una transversalidad mucho más fuerte en las políticas sociales de los países. Sería ideal que los espacios creados para el desarrollo del deporte, se mantengan después de la pandemia. Lo mismo tiene que ver en la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, o entre las políticas de deporte y los movimientos deportivos. Las Secretarías de Deporte de los países mantenían relaciones más tensas con sus gobiernos, y desde la pandemia tuvieron que actuar en conjunto con un trato más cordial. Ese relacionamiento debe continuar. Otro tiene que ver con la profesionalización de la gestión deportiva. Como ahora hay información rigurosa, protocolos de salubridad y de seguridad, son cosas que ayudan a seguir profesionalizando el deporte.
Las perspectivas que vislumbra la Unesco de parte de las naciones son positivas, y consideran que se están haciendo esfuerzos importantes para entender la complejidad de lo que se está viviendo.
Respecto del futuro de la pandemia, la cual podría extenderse en el primer semestre del año que viene, Morales aclara que “es todo muy incierto, y el desafío es que tanto los gobiernos como las federaciones deben estar actuando en la medida en que no se tienen certezas de lo que va a pasar. No sólo los Juegos Olímpicos se vieron afectados, sino que esto desarticuló los planes de entrenamiento, y las competencias de todo el ciclo olímpico. Todo eso tiene implicancias deportivas y económicas para la industria del deporte. Y no sabemos cuándo vamos a poder volver a tener un estadio lleno”.
Los Juegos Olímpicos, precisamente, reprogramados para 2021, siguen bajo un manto de incertidumbre, a pesar de que el Comité Internacional (COI) puso como fecha de inicio el 23 de julio próximo. “Eso va a ser -expresa Morales- un desafío enorme. La Villa Olímpica va a tener miles de personas reunidas en un solo espacio, y si una de las principales medidas de protección es el aislamiento, creo que será contraproducente. Igual, no sabemos lo que pasará de aquí a diciembre, y mucho menos a julio del año que viene”.
La covid-19 trastocó seriamente al deporte, y el planeta sigue buscando una salida para que el futuro empiece a ser un poco más claro.