Acaba de publicarse un nuevo documento del papa Francisco dirigido a todas las personas de buena voluntad. El título “Tutti Fratelli” retoma una exclamación de San Francisco. Desde esa tumba en Asís el papa Francisco desea retomar ahora ese “mito movilizador” en el siglo XXI desde la “fraternidad y la amistad social abierta”. Para ello continua y actualiza la larga enseñanza social del catolicismo romano con sus primeras críticas al liberalismo, al mercado y al mundo burgués en el siglo XIX. Luego suma el ‘comunismo ateo’ en el siglo XX y, desde su caída, comienza una constante crítica al llamado neoliberalismo, al mercado desregulado y a quienes destruyen la “casa común” .
Como otros documentos surgidos desde el Vaticano, para comprender su lectura, es necesario hacerlo en el contexto histórico en el que se produce y con sus vínculos en lo social, lo político y lo religioso. Para eso debemos leer sus 287 párrafos con 288 citas, escritas en primera persona, con un lenguaje coloquial donde retoma sus discursos, viajes, reflexiones, libros y hasta recomienda la Samba de la Bendición de Vinicius de Moraes. (http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html)
La actual hegemonía de derecha y neoliberal que deshumaniza y divide a pueblos y estados quiere monopolizar interpretaciones. En una orfandad de liderazgos mundiales críticos, el Vaticano y el papa Francisco están siendo una de las pocas voces legítimas. Las “sombras de un mundo cerrado” dice Francisco, por una economía, globalización financiera, cultura, ideología de los poderosos, produce millones de empobrecidos, migrantes y vulnerados . Se suman “los movimientos digitales de odio y destrucción” creando el telón de fondo que caracteriza el hoy de nuestro planeta. Para Francisco se trata de un proyecto “integral” que mata, enferma, concentra en pocos, crea guerras y violencias y hace creer en “una efímera paz para una minoría feliz”. Cita a sus antecesores en el papado y a dirigentes cristianos, islámicos y judíos del mundo entero, en especial de África, Asia y América Latina para reafirmar sus conclusiones. La mención al Imán Ahmad Al-Tayyed con quien se reunió en Abu Dabi en 2019 es significativa. Muestra la importancia de los diversos mundos religiosos con quienes quiere dialogar y aumentar vínculos. La parábola bíblica del Buen Samaritano de acercarse al prójimo, de hacer suyo al otro y a la otra, es presentada como el camino, hermenéutica y ética compasiva a seguir por las personas de buena voluntad.
Hay que gestar –dice- un mundo y corazón abiertos donde la política, el accionar político, con partidos y movimientos sociales y populares deben ser valorados y así evitar “la anti política” que “lo único que logra sembrar es división, enemistad y un escepticismo desolador incapaz de apelar a un proyecto común”. Se debe lograr “una vida digna a través del trabajo” para todas las personas y recuerda que “es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo”. Sueño que debe incluir al amplio mundo de las mujeres y sus movimientos emancipadores que no están presentes en este documento.
En un lenguaje claro y sencillo vuelve a recordar al mundo católico y al resto de la humanidad que hay que oponerse a la pena de muerte, a la difamación y a las leyes que discriminan y estigmatizan al “extraño”. Y reitera una vez más: “El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”. Sin embargo, hay grupos religiosos que apoyan y legitiman a los dogmas neoliberales como “nuevos cielos y nuevas tierras”. La guerra de dioses continúa. La fraternidad y la amistad social es un tema abierto y universal cuya concreción debe hacerse también desde las memorias de las víctimas.
Dr. Fortunato Mallimaci. Investigador Superior CEIL/CONICET .Profesor UBA