Hace varios meses, quienes conformamos la carrera de investigación (CIC) y de personal de apoyo (CPA) de Conicet, nos organizamos para reclamar por una recomposición salarial. En la última década nuestro poder adquisitivo cayó más de un 50 por ciento. Mientras Conicet es reconocida como la mejor institución gubernamental de América Latina, nuestros sueldos se encuentran entre los más bajos de la región.

Los salarios de Conicet se rigen por la paritaria de la administración pública nacional, que hace años se firman por debajo de la inflación. No contamos con un convenio colectivo de trabajo (CCT) propio para discutir nuestros ingresos ni nuestras condiciones laborales. Dada la especificidad del trabajo que realizamos, el reclamo de un CCT forma parte de nuestro pliego de reivindicaciones. Además de los niveles salariales, tenemos otros problemas. Por ejemplo, que nuestro recibo de sueldo se compone de una larga lista de ítems por fuera del básico, por lo cual la antigüedad es exigua. También es insignificante, por ejemplo, el “plus por guardería”, que afecta a quienes deciden ser madres y padres.

Las primeras categorías de la CIC son las más numerosas, y donde hay un mayor porcentaje de mujeres, cuyas dificultades de ascenso se evidencian en la proporción desfavorable que existe a medida que se asciende en la escala. Hoy, los salarios de quienes se ubican en las categorías más bajas están al borde de la línea de pobreza. Cabe señalar que, para ingresar a la carrera, no sólo debemos contar obligatoriamente con un doctorado y pasar por un concurso, sino que, para mantenernos en ella, nuestra productividad es evaluada constantemente. La carrera en Conicet exige exclusividad, por lo que no se pueden ejercer más trabajos para complementar el salario, a excepción de un pequeño monto como docente universitario. A su vez, en muchos casos debemos pagar con nuestros ingresos varios gastos relacionados a nuestra actividad, que no son cubiertos por los subsidios que otorga el organismo, por los que hay que concursar. A ello se suma que, a pesar de los magros salarios que cobramos, el Impuesto a las Ganancias se lleva parte de ellos.

Estas reivindicaciones, entre otras, fueron plasmadas en varias cartas que recogieron cientos de firmas, e incluso el apoyo de importantes colegas de todo el mundo. También las hemos llevado a reuniones con las autoridades, que reconocieron su justeza, y a la Comisión de Ciencia y Técnica de la Cámara de Diputadxs. A falta de respuestas, hemos organizado paros y actividades virtuales y presenciales. Sólo luego de estas acciones conseguimos un pequeño incremento salarial, que consideramos insuficiente frente al deterioro que venimos sufriendo. La reivindicación discursiva de la ciencia debe ser acompañada con la valorización de quienes la hacemos.

*Investigadora de Conicet. Integrante de Conicet Autoconvocado.