El Centro de Expresiones Contemporáneas inaugura este viernes un nuevo ciclo por las redes, con el nombre CEC: Trío Tecno, y se podrá ver completa en la pagina www.cecrosario.gob.ar. La primera obra será "Todos los colores del horizonte", de Gonzalo Maciel, que estará disponible desde este viernes, a las 19. "¿Existirá una posibilidad de unir todos los colores del horizonte en una obra? En verdad, los colores que se ven en el cielo están compuestos por el rojo, verde y azul; los colores primarios en luz. Utilizando estos tres tonos uno puede generar toda la gama cromática visible en el firmamento, y más. Son justamente estos tres colores los que se utilizan para generar las distintas combinaciones lumínicas presentes en la instalación", se adelanta sobre la propuesta. En esta búsqueda por crear su propio atardecer, Gonzalo Maciel descubrió "la posibilidad de generar un sinfín de sensaciones cromáticas a través de las leyes de la física, con el recurso plástico de la luz".

Gonzalo Maciel, a quien se encuentra en Instagram en @maciel_gonzalo nació en Buenos Aires en 1990, donde actualmente vive y trabaja. Es Técnico en Historia del Arte UMSA (2013). Ha sido seleccionado en la Bienal de Bahía Blanca (edición 2019 y 2017) y en la Bienal Arte Joven (2017). Ha participado del Premio Itaú (2019), del Salón Feliz Amador (2018) y del Premio Proyecto A (2017). En sus exposiciones individuales es habitual encontrar espacios intimistas donde el color invade la sala y se potencia con sus ambientaciones sonoras.

Trío Tecno sigue en las próximas semanas. El viernes 30 de octubre, Federico Gloriani expondrá "Aplicación de las leyes de la Termodinámica y de la Teoría Cinética de los Gases al estudio del arte". En tanto, el viernes 13 de noviembre, Darío Homs exhibirá "Versos eléctricos". 

Sobre el ciclo, desde el CEC historizaron que en 2012 iniciaron una propuesta: un artista de trayectoria invitaba a dos emergentes a compartir muestra en el CEC. La primera, ese año, se llamó “Papá ¿me llevás al CEC?” Adolfo Nigro ("a quien recordamos con mucho afecto", agregan) invitó en esa oportunidad a Yuyo Gardiol y Ariel Torti, incipientes artistas en ese momento. Las propuestas del CEC siguieron con “Encuentros no tan fortuitos”, donde ya la distancia no era tan extrema pero había un núcleo anfitrión, representado en este caso por Carlos Herrera, cuyos invitados fueron en esa oportunidad Studio Do Gozo y Martín Pazienzia.

Esos son los antecedentes que trazan para el ciclo Trío Tecno. "Recordamos aquella idea pero nuevamente desplazada. Darío Homs tiene una trayectoria que lo avala aunque primeramente desde las letras. Su producción sigue teniendo a la escritura como sustento, sólo que no desde el lugar de vehículo comunicacional ni tampoco del de la 'poesía¿ en sentido tradicional, sino desde un espacio que puede resultar paradójico: el de su visibilidad. Escritura no como texto sino como huella o, en algunos casos, como momento entre esas dos instancias irreductibles (si pensamos con Foucault)", escribe Roberto Echen, curador de Artes Visuales del CEC, sobre la propuesta. 

"Entonces. Homs invita a Federico Gloriani y a Gonzalo Maciel, quienes no están en una situación 'emergente' si se piensa en términos de recorrido, pero sí en cuanto a la exploración constante de lenguajes no plenamente transitados. Maciel desde su obsesión con la luz reinstalando una historia que se renueva en sus producciones. Gloriani en un cruce nunca centrado entre teoría y práctica, concepto y técnica, pares que resultan constantemente asediados por sus producciones. Este es el lugar en el que se encuentran los tres: lugar lejos de la homogeneidad de las tradiciones que han recorrido y enclaustrado al arte durante tanto tiempo –técnica, estilo, poética, etc– , lejos de la identidad que los uniría en un mensaje común. Espacio que se hace común porque los tres han encontrado en formatos habilitados por tecnologías contemporáneas su espacio de producción: lugar que se hace común desde las diferencias que retroalimentan la diversidad que transita la contemporaneidad si no se queda anclado al deseo –más moderno que contemporáneo– de novedad pero sí vinculado a un principio (que también nos llega de la modernidad) que sigue habilitando esas diferencias, el de experimentar lo que emerge".