En los días y semanas previos a su muerte, el fiscal federal Alberto Nisman comentó con diferentes personas que la Procuradora General, Alejandra Gils Carbó, lo quería sacar de la causa AMIA. Con esa idea fija, volvió sorpresivamente de un viaje a Europa, dejó a una de sus hijas sola en el aeropuerto de Madrid, le mintió a su ex mujer (dijo que debían operar a su madre) y presentó a las apuradas la denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner y Héctor Timerman, entre otros, por supuesto encubrimiento de los iraníes sospechosos del atentado. El fiscal Eduardo Taiano, quien investiga ahora la muerte de Nisman, citó a Gils Carbó como testigo para que explicite si planeaba, como decía él, desplazarlo de la unidad que investiga el ataque terrorista. No es clara cuál es la relevancia del testimonio de la jefa de los fiscales para esclarecer la muerte. Su declaración será por escrito.
Después que presentó la denuncia por encubrimiento el 14 de enero de 2015 Nisman fue al programa de televisión “A dos Voces”, en TN (Grupo Clarín). Cuando el conductor, Edgardo Alfano, le preguntó por el trato que había recibido de parte de la Procuración, el fiscal fallecido resaltó que había tenido apoyo institucional de parte de Gils Carbó, e incluso relató un ofrecimiento de custodia ante amenazas en diciembre. Alfano declaró como testigo la semana pasada y relató que, fuera de micrófono, Nisman le había dicho otra cosa: “estaba seguro de que lo iban a terminar sacando de la investigación, que él creía que esa era la orden del Gobierno, pero que él la iba a resistir”. Lo mismo declararon otros periodistas, como Natasha Niebieskikwiat, así como la secretaria del fiscal, Soledad Castro. Castro, que actualmente trabaja en la Corte Suprema, dijo que Nisman tenía información que indicaba que querían desplazarlo, y que sabía que Gils Carbó volvía de vacaciones el 12 de enero, de modo que él se fue antes pero volvió para esa fecha porque creía que si lo echaban ya no podría denunciar a CFK. En la causa consta que el fiscal cambió su pasaje de vuelta el 28 de diciembre como para volver para mitad de mes, y sacó otro para volver a Europa el 19 de enero.
En efecto, Nisman volvió al país el 12, pero no había anunciado nada ni a su hija, que estaba de viaje con él, ni a su ex esposa, Sandra Arroyo Salgado, a quien le dijo que operarían a su madre, lo que no era cierto. Llegó para presentar la denuncia, que resultó ser un texto desordenado, armado evidentemente a las apuradas, con partes cortadas y pegadas, sin transcripciones de las escuchas telefónicas, si siquiera un mínimo chequeo de datos de algunos de los personajes implicados, como Alan Bogado, a quien señala como agente de la ex Side, algo que luego fue descartado, o al menos el organismo nunca lo reconoció como miembro orgánico. Incluso en los comienzos, los primeros jueces que intervinieron, María Servini de Cubría y luego Ariel Lijo, negaron abrir la feria judicial para analizar la denuncia en cuestión y dijeron que faltaba acompañar pruebas.
Desde la Procuración, en aquella época rechazaron que hubiera una decisión de desplazar a Nisman de la Unidad AMIA. Lo que sí analizaron fueron una serie de planteos que había hecho la agrupación de familiares de víctimas Memoria Activa con quejas por el desempeño de Nisman, la falta de avances y de compromiso con el juicio por el encubrimiento del atentado (que transcurre en la actualidad) y pidiendo su desplazamiento. Memoria Activa cuestionaba que Nisman estuviera en ese juicio porque había trabajado junto con los fiscales que están en el banquillo, Eamon Mullen y José Barbaccia y porque no daba señales de avanzar ni contestaba las notas que presentaba la organización, que es querellante. Decía que, además, no cumplía con el compromiso de búsqueda de la verdad que el Estado argentino había asumido en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pero todo indica que Gils Carbó no quiso sacar a Nisman del caso AMIA, al menos en diciembre, cuando tomó decisiones sobre otras modificaciones, como el cambio de titular de la Procuraduría de Seguridad Social, donde estaba Guillermo Marijuán y fue reemplazado por Gabriel De Vedia. La Procuradora quería, además, que empezara el juicio por encubrimiento, donde están acusados Carlos Menem, el ex juez Juan José Galeano, los fiscales, el ex comisario Jorge Fino Palacios, entre otros.
¿Qué puede aportar el testimonio de Gils Carbó en relación a la muerte de Nisman? Eso no es nítido. Puede servir para saber si había un sumario en su contra, alguna evaluación en concreto, o algo que justificara el temor de Nisman a ser desplazado. También está el riesgo de que se utilice el testimonio para asociar la figura de la Procuradora con la muerte, en momentos que en el Gobierno intenta buscar excusas para promover su juicio político, una iniciativa con pocos adeptos en el Congreso.
Gils Carbó recibirá un pliego de preguntas de Taiano y enviará por escrito las respuestas.