Desde Córdoba
“Lo que está pasando en Córdoba es terrible: además del aumento de las cifras de contagio hay que aguantar la violencia contra los médicos que están agotados, agobiados después de meses de pandemia. Soportar que te hagan fiestas electrónicas en la cara, que protesten sin distanciamientos, ni barbijos, como en el 'banderazo' del lunes frente al Patio Olmos, y que después te caigan a hisoparse gratis, como si nada, arriesgando su vida y despreciando la de los demás”. La descripción y el enojo son del médico especialista en Emergencias Carlos “Pecas” Soriano. En su voz recoge la "bronca” de muchos de sus colegas.
“Es como si se nos rieran en la cara mientras que los compañeros van cayendo infectados, o se nos van muriendo”, se quejó ante Página/12. Soriano es especialista en Medicina de Emergencias y experto en Bioética. “Gran parte el gobierno provincial es responsable por todo esto que está sucediendo. Porque si uno tiene una provincia al borde del colapso y lo sabe, acá las medias tintas no sirven. Las media-fase no existen. Lo único indicado en todo el mundo es retroceder y barajar y dar de nuevo. Sacar a la gente de la calle para que el virus no circule. No hay otra”, asegura. Córdoba tuvo hasta ayer 650 muertos, de los cuales 255 murieron en los últimos 12 días. De los 52.918 contagios que se acumulan desde marzo, el 80 por ciento se produjo desde fines de julio hasta hoy.
El médico habla del "globo de ensayo" que se lanzó a mitad de la semana pasada, cuando el gobernador Juan Scharetti anunció que seis departamentos de la provincia endurecerían el aislamiento, incluida Córdoba capital, por el aumento de contagios y ante la inminente saturación de camas en hospitales. “Pero en el Panal (la casa de gobierno local) lo que cerraron fueron los gimnasios, eso no es ni chicha ni limonada. ¡Y salieron con el cierre de autocines! Que yo sepa, hay uno solo que se abrió hace un par de meses... Mire, se nos ríen en la cara. Si no cierran los shoppings, las grandes plataformas comerciales, si no se vuelve a fase 1, estamos al borde del abismo. Bajamos la velocidad, sí. Damos una que otra vueltita, sí. Pero vamos derechito para caer en el abismo”, pronosticó.
A la irritante escena de los jóvenes que admitieron frente a cámaras que se iban a hisopar (gratis) porque horas antes habían "apoyado" la marcha anticuarentena, los profesionales de la salud tuvieron que sumar la impotencia ante otra imagen. Fue la bravuconada de un grupo de hinchas de Talleres que festejaron el cumpleaños de su club blandiendo frente a un sanatorio una pizarra de madera en la que escribieron con tiza: “Nos vemos el jueves en el Rawson”: nada menos que el hospital de infectología más conocido de Córdoba.
Estela Giménez, de la Unión de Trabajadores de la Salud, se quejó ante los medios de "esta burla a los compañeros que en el Rawson ayer padecimos cuatro muertes; mientras afuera nos hacían esto. Estamos con mucho desgaste, con estrés. Estamos vulnerables y hacen esto... Se nos murieron de covid una compañera administrativa de 52 años y un enfermero de 38 que había pedido licencia por asma y no se la dieron. ¿Y tenemos que soportar todo esto?", se indignó.
En Jesús María el médico Eduardo Maturano denunció una situación similar: “Acá los de siempre salen a hacer tractorazos, salen con sus camionetas para quejarse de la cuarentena, del gobierno, mientras a nosotros se nos mueren los compañeros. Ayer se nos murió un médico. Hoy es el entierro. Pero mañana nos reuniremos. No descartamos un paro y el inicio de plan de lucha. Esto no puede seguir”. De concretarse, sería el primero de este tipo y en este contexto.
Fase "sálvese quien pueda plus"
Oscar Atienza, el médico que se hizo conocido por pedirle por carta al Presidente que "utilice el botón rojo", dijo a este diario que Schiaretti "sigue repitiendo que ningún covid va a detener a Córdoba”, pero no será así antes de una vacuna. “Lo que se hizo desde el 19 de marzo hasta fines de mayo estuvo muy bien. Pero a eso lo decidió desde el gobierno nacional Alberto Fernández. Después, cuando se les dejó a las provincias elegir su modalidad, desgraciadamente acá las cosas empeoraron”.
Según Atienza, “la tasa de duplicación de casos ahora está en 12 días, ya no se testean los contactos estrechos y todo se aceleró”. "Acá el botón rojo se va a apretar solo cuando los casos llenen las terapias intensivas. La ocupación exacta hasta anoche era del 79 por ciento. Tenemos unos dos mil contagios por día. Las proyecciones son alarmantes si no se vuelve a la fase 1. No queda otra mientras se intenta detener el virus en la calle y reponer los equipos de salud que están exhaustos. Para la vacuna faltan meses”, advirtió.
Según el médico, “cuando tengamos 4 mil contagios por día, se van a morir los pacientes en los pasillos. No habrá camas. Calculamos que tal como van los contagios, en diez días tendremos en Córdoba 30 mil nuevos infectados, y de ellos al menos 1.500 necesitarán cama hospitalaria y atención. Y lo que prometió el gobierno no alcanza”.
A pesar de las múltiples señales que indican que “el pico” pandémico aún no ha llegado, Schiaretti insiste en que “Córdoba se salvará por la responsabilidad social de los cordobeses”. Algo que, con lo ocurrido el lunes frente al Patio Olmos, en los bares y restaurantes repletos “para anticiparse a la nueva cuarentena”, o con los hinchas de Talleres manifestándose por toda la ciudad, está muy lejos de ser un comportamiento responsable ante una pandemia.
“Lo del baile electrónico debió haberse parado –explicó a Página/12 un alto funcionario judicial-. No se debió esperar una denuncia sino actuar de oficio. Es una clara violación al artículo 205 del código penal. Un atentando contra la salud pública”.
Pero nadie lo paró. Cientos de jóvenes desafiaron al virus sin barbijos ni distanciamientos, confiados en que al día siguiente podrían "hisoparse preventivamente”, tal como ocurrió. Tal vez hasta enfermarse. Y ocupar una cama. Usar respirador. Y gozar del cuidado de personas que hicieron el juramento de intentar salvarlos incluso al costo de su propia vida. Como está ocurriendo.
En Córdoba los megamedios militan con énfasis “la libertad de la economía contra el-encierro-de-la-cuarentena-más-larga-del-mundo”, liderados -entre otros- por un conductor radial que por estos días está afectado por el virus. Cuando sale de sus silencios prolongados, el gobernador insiste en dejar el tema en manos de una supuesta “responsabilidad social”. Parece seguro que habrá más penas que lamentar.