El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía argentina caiga este año un 11,8 por ciento, por encima de la baja prevista para Brasil (-5,8 por ciento), Chile (-6 por ciento), Colombia (-8,2), Ecuador (-11 por ciento), Bolivia (-7,9) y Uruguay (-4,5) y mejor que el desempeño de Perú (-13,9). Las perspectivas para 2021 marcan una parcial recuperación del 4,9 por ciento para la Argentina, en la línea de Chile, Uruguay, Ecuador y Colombia, algo mejor que Brasil y peor que Perú y Bolivia. En el marco de la negociación de un nuevo acuerdo de financiamiento, el FMI excluyó las proyecciones de déficit fiscal e inflación de la Argentina para el período 2021-2025.

Largo y difícil ascenso

La nueva edición del Panorama de la Economía Mundial que publica el FMI, llamado en esta oportunidad “un largo y difícil ascenso”, marca que la fuerte caída de la economía nacional se da un contexto mundial de crisis. El Fondo estima que este año la economía española se contraiga 12,8 por ciento, mientras que el Reino Unido lo haría en un 9,8 por ciento, al igual que Francia; Italia, 10,6 por ciento. Portugal caerá 10 por ciento; Grecia, 9,5 y Bélgica, 8,3 por ciento. México retrocederá 9 por ciento y Estados Unidos, 4,3 por ciento. La “locomotora” del mundo, China, sólo crecerá 1,9 por ciento este año, mientras que India bajará 10,3 por ciento y Japón, un 5,3 por ciento.

Así y todo, la estimación de caída de la economía mundial mejoró levemente con respecto al cálculo de junio: en ese momento, la baja proyectada era de 5,2 por ciento y ahora pasó al 4,4 por ciento. “La revisión refleja un mejor segundo trimestre de lo que se anticipaba, especialmente en las economías más avanzadas, en donde la actividad empezó a mejorar antes de lo esperado”, dice el informe. En particular, explica que “la vuelta del crecimiento en China fue más fuerte de lo esperado, con signos de rápida recuperación en el tercer trimestre”.

Pudo ser un colapso

El FMI plantea que las medidas contracíclicas aplicadas en las economías más grandes permitieron evitar un colapso mayor. “El resultado hubiera sido mucho más débil de no ser por las medidas fiscales, monetarias y regulatorias sin precedentes en términos de tamaño y velocidad adoptadas para mantener ingresos en los hogares, proteger el flujo de caja de las empresas y proveer crédito. Colectivamente, esas acciones hasta ahora previnieron la catástrofe financiera de 2008-09”, detalla el informe. De todas formas, el organismo advierte que “la incertidumbre alrededor de las proyecciones es inusualmente alta”.

A la hora de estimar el rumbo de las economías a partir del año que viene, el FMI aclara que “la proyección supone que el distanciamiento social va a continuar en 2021 pero va a ser aminorado a lo largo del tiempo a medida que se expanda la cobertura dada por la vacuna y las terapias mejoren. Se espera que la transmisión local del virus caiga a niveles muy bajos en todo el mundo para fines de 2022”.

América latina

Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia en América latina son dramáticas. En un reciente documento, la Cepal calcula el cierre de 2,7 millones de empresas formales en la región en 2020, mientras que el desempleo alcanzaría a 44 millones de personas, un incremento de 18 millones de personas respecto al nivel de 2019. La pobreza llegaría a los mismos niveles observados en 2005, alcanzando a 231 millones de personas, mientras que la pobreza extrema llegaría a los niveles de 1990, un retroceso de 30 años, alcanzando a 96 millones de personas.

En este contexto, la situación argentina es en varios sentidos peor que varios de los países vecinos. En materia de crecimiento, el país viene de caídas del 3,5 y 3 por ciento en el PBI per cápita en 2018 y 2019, a diferencia de Brasil (0,5 y 0,4), Chile (2,5 y -0,1), Uruguay (1,2 y -0,1), Bolivia (2,8 y 0,8), Perú (2,2 y -0,5). 

Por otra parte, la Argentina no cuenta con posibilidad de obtener financiamiento en el exterior porque está sobreendeudada: la deuda pública bruta del gobierno central era del 90,2 por ciento del PBI en 2019, contra un promedio regional del 45,7 por ciento. Por último, el país tiene muy limitada la posibilidad del financiamiento por vía de la emisión monetaria, en medio de una crisis de confianza alrededor del peso. Sin contar a Venezuela, la inflación nacional del 53,3 por ciento registrada el año pasado es la más alta del mundo, seguida de Sudán (51 por ciento), Irán (41 por ciento), Angola (17,1), Turquía (15,2).