El futuro de las Ferias del Libro será híbrido, más virtuales que presenciales, mientras permanezca el coronavirus entre nosotros. La 72° Feria del Libro de Frankfurt, la mayor del mundo en la industria editorial, abrió sus puertas sin multitudes, con pabellones vacíos, y digitalizada en “una edición especial” que se extenderá hasta el domingo 18 de octubre. Unos 750 escritores y profesionales de la edición debatirán por videoconferencia y casi 4.400 editoriales, agencias literarias y proveedores de servicios del sector de 103 países tendrán exposiciones digitales en vez de ubicarse en stands físicos. “Como ocurre siempre que los fundamentos de la sociedad son sacudidos, cuando la seguridad personal y nacional decrecen, llega el riesgo del nacionalismo, el fundamentalismo, la xenofobia y el racismo, el daño severo a la democracia y a los derechos civiles. Y los escritores tenemos el deber de observar, y debemos escribir, y documentar, y lanzar avisos”, dijo el escritor israelí David Grossman desde Jerusalén en la ceremonia inaugural, celebrada en el escenario de la cadena pública ARD en el Festhalle de Frankfurt.

La principal ventaja de la virtualidad es que permite llegar a más lugares. Entre los autores que participarán en videoconferencias se destacan la canadiense Margaret Atwood, la escritora británica Bernardine Evaristo, ganadora del Premio Booker 2019 junto a Atwood; el estadounidense Edward Snowden, el antiguo empleado de la CIA que hizo públicos documentos clasificados sobre varios programas de vigilancia masiva; el joven activista hongkonés Joshua Wang, el músico canadiense Chilly Gonzales, el músico estadounidense-alemán Malakoff Kowalski, la escritora francesa Leïla Slimani, la escritora italiana Francesca Melandri y el filósofo francés Bruno Latour, entre otros. Los 60 actos principales se celebrarán –siempre sin público– en el escenario de la ARD. “Admito que estoy muy decepcionado por no haber podido hacer una feria física este año, por no haber podido reunir a la gente del sector”, confesó Jürgen Boos, director de la feria, en la rueda de prensa de arranque de esta 72º edición de la Frankfurter Buchmesse (su nombre oficial en alemán), que sus organizadores han etiquetado como edición especial.

Las Ferias del Libro que no se reinventen, aquellas que todavía se resisten a la digitalización, tendrán serias dificultades para continuar. Las videoconferencias culturales compensan para Boos esta edición especial porque permitirán participar a personas que por motivos económicos no podían costearse un pasaje hasta Frankfurt. Más allá de esta ventaja de accesibilidad, el director de la feria más importante del mundo anunció que el objetivo es tener en 2021 una edición física. ¿La pandemia lo permitirá? Difícil pronosticar lo que pasará dentro de un año; pero para Boos “el caos y los encuentros casuales dentro del recinto, fomentan la creatividad, crean oportunidades, y eso no se consigue por vía digital; lo digital es un complemento”, aclaró.

Argentina fue el país invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt en 2010. “Creo que mientras exista la palabra como instrumento más valioso para poder comunicar nuestras ideas, nuestros sentimientos, nuestras percepciones, el libro, la literatura, los autores, no van a terminar”, dijo la entonces presidenta Cristina Fernández durante la inauguración. Diez años después, el país estará presente en esta edición especial con una selección de obras de autores como Hebe Uhart, Miguel Briante, María Teresa Andruetto, Luisa Valenzuela, Andrea Giunta, Tamara Kamenszain y José Emilio Burucúa, entre otros. Habrá un espacio en la televisión pública alemana y en el canal de Youtube de la Feria, donde se presentará el documental 200 años de literatura argentina, producido especialmente por el Canal Encuentro. Grossman, autor de La vida entera y Delirio, reflexionó sobre lo que pueden hacer los escritores ante la pandemia. “Habrá cambios económicos, sociales, políticos, habrá sistemas que colapsen o tomen otras formas, en muchos países la clase media se empobrecerá, y los pobres se volverán indigentes… y la literatura volverá a estar ahí, como testigo que sublime ese dolor a la altura del libro”.