Fue alguna vez un consejero cercano a Mauricio Macri. Pero esos tiempos pasaron: Ernesto Sanz le asestó una crítica al ex presidente por sus últimos dichos. "La autocrítica debería limitarse solo a él. Cuando incluye un pase de factura a terceros deja de ser autocrítica y para ser crítica a otros", indicó sobre los ataques poco disimulados de Macri a sus exadláteres Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. Sanz le apuntó, así, también al discurso que acordaron los dirigentes cercanos a Horacio Rodríguez Larreta: elogiar la "autocrítica" de Macri para no mencionar otros párrafos de su discurso. Pero el expresidente está decidido a no callarse: dio un segundo reportaje en el que trató de "ingenuo" a Monzó y también le contestó a Elisa Carrió.
La decisión de Macri de abandonar el bajo perfil y comenzar a hablar más seguido no deja de cosecharle repercusiones en su propio espacio: en su mayoría, negativas. Así como desde el monzonismo, salió el diputado Sebastián García De Luca a recordarle al expresidente el rol que jugaron sus dos armadores políticos, también hubo otros -como el vicejefe Diego Santilli- que sin criticarlo tan frontalmente se diferenciaron tanto en la visión de Macri sobre el "ala política" como en la mirada que tiene sobre la cuarentena.
Pero la respuesta más fulminante vino desde el radicalismo y no fue a manos de Alfredo Cornejo (que hace años que no lo soporta a Macri), sino de Sanz, que durante un tiempo fue el puente entre Macri y la UCR. Sanz comenzó su comentario sobre lo dicho por Macri con algunos elogios: "Lo vi sereno reflexivo, con ganas de ayudar, estuvo buena la autocrítica, pero la autocrítica debería limitarse solo a él o al gobierno en general. Cuando incluye un paso de factura a terceros deja de ser autocrítica y para ser crítica a otros".
Por supuesto, se refería a cuando Macri aseguró que fue un error "delegar la negociación política en filo-peronistas" como Frigerio y Monzó, que fue lo que motivó la respuesta de ese sector. "Se refirió a Monzó y a Frigerio, entonces pasa a ser una crítica a terceros", advirtió Sanz sobre lo que dijo Macri que, pese a no mencionarlos, fue muy explícito sobre a quiénes se refería. "Yo tengo para mí que en los espacios opositores, la crítica a un sector tiene que hacerse puertas adentro, porque el Gobierno está muy interesado en provocar la fractura, la grieta y la desunión de la oposición", indicó Sanz.
Parece que Macri no lo escuchó, porque dio su segundo reportaje, en este caso a una radio de Chaco. Allí le volvió a apuntar a Monzó, que había planteado que tanto Macri como Cristina Fernández de Kirchner deberían retirarse de la actividad política y dar lugar a una generación de dirigentes más moderados. "Pensar que la grieta son personas es ingenuo. La grieta son los valores que estamos discutiendo. ¿Cómo se puede acordar sobre la base de que hay que soltar delincuentes y violadores? ¿Cómo se negocia las tomas? ", le contestó el expresidente, fiel a su línea de ala dura. "Acá lo que hay que entender es que la posición extrema no está en Juntos por el Cambio o en mi gobierno, sino en esta versión radicalizada que ha tomado el peronismo desde está gobernado por el kirchnerismo. Eso nos ha aislado de nuevo del mundo", reiteró. En el PRO, festejan que Macri haya empezado a diferenciar al peronismo del kirchnerismo, algo que era muy dificil conseguir que hiciera en privado, según relataron a este diario quienes lo tratan de manera frecuente.
Macri también aprovechó para contestarle a Elisa Carrió, que el domingo pasado sostuvo que "Cristina Kirchner no fue presa porque el gobierno de Cambiemos no quería que se haga justicia". Sin sonrojarse, el ex presidente aseguró que no intervino en el Poder Judicial: "Cada día que fui presidente trabajé para mejorar la calidad institucional del país. Encomendé a la Justicia que actúe con independencia y muchos se quejaron, decían que la Justicia no tenía una conducción. Y yo dije que eso es un error, que es una deformación de la política argentina. La Justicia tiene que actuar de forma independiente. Así como no hubo un llamado para que no, tampoco hubo para que sí".
Luego todo fue volver a repetir que la vicepresidenta es la que gobierna y otros lugares ya conocidos de su discurso: se quejó de la "cuarentena eterna", dio su curiosa lectura de lo que fue su gobierno (“Tuvimos la oposición más feroz de la historia", aseguró, pese a que le votaron buena parte de las leyes), y criticó el impuesto a las grandes fortunas: “Si castigas al capital con impuestos absurdos el capital se va, invierte en otro país”, aseguró, pese a que en su gobierno nunca llegó la mentada "lluvia de inversiones". Sin dar muchas precisiones de en qué se basaba, Macri aseguró que “estamos ante el último gobierno populista de nuestra historia”.