Pese a la denuncia presentada por diputados de Juntos por el Cambio y la imputación judicial resuelta por el fiscal Carlos Stornelli contra la defensora del Público, Miriam Lewin, por promover un observatorio para analizar las noticias falsas y la violencia simbólica en los medios y la web, en todo el mundo existe una creciente preocupación por la difusión de mentiras presentadas como artículos periodísticos, por lo que se han creado múltiples organismos, públicos y privados, para investigar el fenómeno así como para chequear los datos. En diálogo con PáginaI12, dos especialistas en comunicación reflexionar sobre el debate subyacente.
"Lo que plantea el observatorio de la Defensoría del Público está vinculado a un hecho global. Si el Congreso de los Estados Unidos llamó a Mark Zuckerberg a sentarse en el banquillo para que explicara el uso que Facebook hace de los datos, es porque las redes sociales hoy tienen un lugar muy importante en el manejo de la opinión pública, la creación de climas culturales y, sobre todo, en la formación de fake news, que no son más que una manera nueva de llamar a las operaciones mediáticas de construcción de realidades. Que haya un observatorio en Argentina que mida informes sobre esto está bastante en línea con lo que sucede en el resto del mundo", sostuvo el sociólogo y director de Flacso Argentina, Luis Alberto Quevedo.
En la misma línea, la doctora en Filosofía y directora de la Fundación Walter Benjamin, Alicia Entel, insistió en que "existen observatorios en todo el mundo, públicos y privados, pero el problema es con Nodio. Chequedo en cambio sí vale", sostuvo haciendo referencia a la organización que desde hace tiempo se ocupa de la verificación del discurso público.
La principal diferencia entre Nodio y experiencias similares, para los especialistas consultados, es que se trata de una entidad del sector público. "Lo que ocurre es que sí se acepta que las empresas privadas tengan este manejo de la información. Porque Chequeado, una organización financiada con aportes privados, sí tiene derecho a intervenir y decir qué es verdad y qué es mentira. Lo que no está permitido es que un organismo público ejerza esa misma función", explica Quevedo, quien, sin embargo, insiste en que aquella "función" no es la de "controlar" la información: "Ni la Defensoría ni el observatorio tienen autoridad de control o de sanción punitiva. Lo mismo Chequeado. Acá lo que está en juego es la posibilidad de que un gobierno impulse políticas publicas que analicen y aporten información sobre cómo obran los medios de comunicación", explicó.
"Necesariamente una iniciativa que apunta a que un organismo público observe el mundo de los medios, aunque no tenga ninguna capacidad punitiva, iba a provocar una reacción negativa y muy agresiva. Me parece que subestimaron la violencia de la que son capaces los medios concentrados, que han creado un imaginario en el cual cualquier cosa que se haga contra ellos se vuelve un ataque contra la libertad de expresión", opinó Quevedo, haciendo referencia a la ola de críticas que surgieron de parte de varios periodistas y figuras de la oposición apenas se anunció el observatorio.
Críticas en las que predominaron las comparaciones con el régimen nazi. "El observatorio se creó un día y al día siguiente ya lo estaban comparando con Joseph Goebbels", denunció Entel, quien vinculó el ataque a Miriam Lewin y la cruzada judicial en su contra con "la agresión de las últimas semanas contra algunos medios y periodistas". "No me parece casual que esta reacción tan furiosa con Nodio haya coincidido con el fuerte ataque que sufrieron los periodistas de El Destape, que fue una barbaridad", indicó Entel, haciendo referencia a la denuncia, también de diputados de Juntos por el Cambio, contra los periodistas Roberto Navarro, Ari Lijalad y Franco Mizrahi por brindar información vinculada a la causa que investiga el espionaje ilegal en el gobierno de Mauricio Macri.
Informe: María Cafferata.