Misterio y sensualidad. Julián Desbats elige esas palabras para definir la poética y el sonido de Verso, su tercer disco solista, que cierra su trilogía sobre el amor. El músico y compositor de Zárate está lanzando a través de singles un nuevo álbum (publicado por Otro Planeta Records) que "versa" sobre el baile y la nocturnidad como escenarios para la experimentación sexual y la reflexión sobre une misme.

En el episodio final de esta saga amorosa, que se completará antes de fin de año, Julián recurre al pop y al soul como fuentes sonoras para activar el movimiento del cuerpo. "Es un disco nocturno, casi de boliche. Pero no se debe confundir con algo frívolo o trivial. En la lírica hay picardía y sensibilidad. Me interesa la ambigüedad en la canción", dice el Ruso.

El nombre del disco tiene un doble sentido: se refiere al chamuyo y al verso poético. Porque su intención era reflexionar, tirar una data de época, pero a la vez romper con la rigidez y la solemnidad que atraviesan los vínculos afectivos. "Yo salía a bailar con una libertad sexual total: de encontrarme, experimentar, probar, hablar, conocer, indagar", cuenta el músico sobre su fuente de inspiración en los últimos años.

En septiembre lanzó su primer single, Afuera nada y El fuego con el aire. La primera es una canción midtempo para alguna tarde de verano y la segunda un tema oscuro y cósmico que indaga sobre los amantes, vestida con programaciones y sintes. Y el 22 de octubre lanzará su segundo single, con la bolichera y ochentosa Gansia y la introspectiva Besos en secreto, con feat de Morita Vargas.

A modo de adelanto, el próximo miércoles 21 hará un streaming desde el estudio La Casona, en Haedo, desde las 23 para su canal de YouTube y en simultáneo por su cuenta de Instagram, con acceso gratuito.

El amor durante el amor

La trilogía de discos, dice, se dio espontáneamente, cuando descubrió que había una temática unificadora en los dos primeros. "Tarado (2015) refleja la separación de una relación, Culebrón (2017) es la post separación y Verso es la culminación de la etapa en la que me redescubro individual y sexualmente después de estar en una relación, volver a la soltería, conmigo mismo, con mis fantasmas, salir a bailar, conocer gente", dice el guitarrista de Lxs Rusxs Hijxs de Putx.

¿Qué encontraste en el baile?

--Liberación total. Y una manera de comunicación mucho más afectiva que con las palabras. Fue una liberación personal; arrojar la timidez y decir "no sé bailar pero deseo bailar y necesito bailar". Fui mucho a Feliza, un boliche LGBTI, por eso lo menciono en algunas de las canciones, como Gansia. Y de alguna manera me llegó tanto esto de expresarme con el baile que quería hacer una música que se pudiera bailar. Un baile sensual y lento también, no solo rápido. Quise contar vivencias de la noche: de a ratos enamorarme de alguien y saber que quizás solamente es un encuentro.

¿Te sirve el disco para pensarte también vos, tu sexualidad, tus intereses, tu búsqueda?

--Totalmente. De hecho, un montón de cosas que en otros tiempos reprimía por miedo al ámbito donde crecí ahora las pude soltar y las defiendo con orgullo. Porque tengo amigas que me han enseñado mucho, que me han hecho preguntarme cosas, corregir errores y asumirme. Me parece un momento excepcional donde se está dando vuelta la historia y está bueno que se deje el clasismo sexista que dominó tanto tiempo y que le da oportunidades solamente a quien cumple con ciertos requisitos. Si hay menos prejuicios, seguramente haya menos violencia porque va haber menos rigidez.

Foto: Cecilia Salas

¿Ya te incomodaban los ámbitos rockeros más tradicionales?

--Respeto todas las formas de expresión, pero en mi caso todas las bandas que tuve al principio éramos todos varones. Y con la banda con la que me sentí más cómodo a nivel personal y artístico fue con Lxs Rusxs, que éramos dos chicos y dos chicas. Me hace un poco de ruido hoy una banda en la que todos los integrantes son varones. No juzgo tampoco, porque las químicas musicales suceden, pero está bueno preguntarse qué onda. Y salirse de ese modelo de banda de rock exitosa con cuatro chabones.

¿Y eso está cambiando?

--Me parece que ahora hay que abrir un poco más y no reprimirse eso. Porque si te reprimís perdés la aventura, perdés conocimiento y posibilidades de expandirte. Últimamente escucho mucha música donde están combinados los sexos, o solistas y bandas femeninas. Alex Anwandter es genial, porque te hace bailar y te está tirando una data. En Verso busqué algo de eso, decir algo desde las letras, como en Shiiinn, donde hablo de vivir el amor momento tras momento y no poner las paredes de la Iglesia.

En la búsqueda del ropaje sonoro, Julián indagó en las nuevas generaciones de músicos y músicas afro-norteamericanas y en el soul de la década del '70. "Era una música que me encantaba pero que nunca había hecho. Quizás por el respeto a la cultura afronorteamericana. Y también me pasó con los sintetizadores: quería probar algo que estaba a mi alcance pero que nunca me había animado a tocar."

El músico grabó en su estudio casero Astralia todas las bases e instrumentos: voces, bajos, sintes, guitarras y programación de baterías. Además, Dani Umpi participa en coros en la canción Verso, Morita Vargas suma voces en Besos en secreto y Mientras, y Fradi en Te quiero, sos genial.

"En vivo pienso combinar pistas con instrumentos. Que unas amigas hagan coros, que otro amigo tire pistas y yo tocar instrumentos ocasionales. Usé algunos arreglos del trap que son complejos de tocar en vivo. Y quiero hacer algo más sintético también, porque ya vengo tocando en bandas hace años", cierra Julián.