Marco Aurélio García analizó los movimientos progresistas en la región, las necesarias autocríticas que adeudan, la necesidad de frenar las “contrareformas neoliberales” y la trascendencia de la victoria del candidato de Alianza País, Lenín Moreno, en las elecciones del domingo pasado en Ecuador. En diálogo con el programa “te quiero a las diez”, Marco Aurélio también se refirió a la crisis política y económica de Brasil, y explicó que las acusaciones de corrupción contra Lula y Dilma forman parte de una creciente “judicialización de la política” a nivel regional.
“Creo que hoy una de las misiones del movimiento popular y del progresismo es resistir a esa ola de contrareformas neoliberales, este segundo consenso de Washington que se está intentando implantar en muchos países y, por otro lado, dibujar un proyecto alternativo.”, opinó el principal asesor del Partido de los Trabajadores.
Durante la entrevista, Marco Aurélio detalló la causa de la débil imagen positiva del actual presidente, Michel Temer, y señaló que “en un primer momento la idea de legitimidad era compartida por un sector aún minoritario de la sociedad, pero en la medida en que el gobierno fue aplicando con una ferocidad y con una velocidad increíble su contrareforma, se fueron dando cuenta”. Más adelante señaló como punto de quiebre el congelamiento del gasto público por 20 años, al que calificó de "recesivo y profundamente antidemocrático” y, por otro lado, la llegada al poder de “un grupo de la clase dominante” que “sin fusiles ni tanques, recuperó los trozos de poder que había perdido” a través de un golpe parlamentario.
Por último, calificó al juez Sergio Moro como “el pop star de la derecha” y detalló el accionar de varios fiscales, que impulsan denuncias por corrupción contra los líderes del PT: “Él es el principal personaje de una tendencia muy complicada que se está desarrollando en varios países pero en Brasil de una forma más fuerte, que es lo que llamamos la judicialización de la política”. "Están utilizando mecanismos muchas veces ilegales para tratar de conducir una investigación con un sesgo netamente político, más que político, partidario, con una articulación muy fuerte con los medios para crear una presión de opinión pública en sentido de una condena previa”.