El gobierno de facto de Jeanine Añez Chávez demostró una vez más el desprecio por la democracia.
El hostigamiento y los golpes que recibimos fueron la evidencia de lo que el pueblo boliviano está sufriendo.
Ayer partimos desde Buenos Aires a Cochabamba y desde allí otro vuelo a La Paz, donde comenzó el hostigamiento. Personal de Migraciones le prohibía la entrada al diputado Federico Fagioli sin ningún fundamento. La Misión de Observación Oficial Argentina llegó por una invitación del Senado de Bolivia y autorizada por el Tribunal Supremo Electoral.
Los primeros minutos en el país como veedores internacionales los vivimos rodeados de policías. Ese fue el recibimiento de la dictadura que encabeza Añez Chávez. Enseguida quisieron llevarse detenido a Federico con la excusa de explicarle por qué lo estaban reteniendo, pero era mentira. Lo llevaban a una camioneta roja con vidrio negros sin ningún tipo de identificación. Eso es un secuestro.
Nadie se hacía cargo del “operativo”. No cumplieron una sola ley, no respetaron un solo tratado internacional. La intervención rápida de nuestro gobierno y de los organismos internacionales hizo que podamos quedarnos en el país para velar por comicios transparentes.
En Bolivia funciona un gobierno de facto, que sin contemplaciones abusa y reprime a representantes de la democracia que tenemos el deber de garantizar un proceso electoral. El fin que buscan es que las elecciones se tiñan de oscuridad, se manchen de dolor.
Nosotros vinimos a cumplir un rol fundamental en esta etapa: garantizar que los comicios se lleven a cabo con transparencia. Es importante que todos los partidos respeten los resultados porque la única salida posible es un gobierno democrático.
Es en estos momentos donde los pueblos de Latinoamérica debemos ser solidarios entre nosotros, respaldarnos para garantizar la libertad y el pleno ejercicio de nuestros derechos para terminar con la barbarie.
La democracia es un derecho por el que tenemos que bregar todos los días, ante el avance de la intolerancia y del autoritarismo. No hay mayor libertad que el ejercicio de la democracia plena. No hay un poco menos de democracia cuando se interrumpen gobiernos democráticos ni cuando la violencia del Estado ataca los derechos humanos.
Estamos en Bolivia por lealtad con nuestro pueblo de América Latina, por lealtad con nuestros derechos, por lealtad con un proceso electoral que garantice la democracia de una vez por todas.
La lealtad es con las causas populares y la causa popular por excelencia fue, es y será la democracia.