Largas colas de autos se hicieron presentes en la marcha por el Día de la Lealtad en el centro porteño durante este sábado. A pesar de que la actividad oficial convocada por el Gobierno nacional fue virtual, muchos ciudadanos decidieron volcarse a las calles cumpliendo con los protocolos sanitarios correspondientes en respaldo al gobierno de Alberto Fernández.
Aunque algunas personas se reunieron en Plaza de Mayo, incluso se pudo ver una gran cantidad de puestos de choripán, la gran mayoría de los asistentes participó del evento a través de sus autos particulares.
Según algunos de los presentes, las calles fueron "una fiesta" y no se vivió ninguna consingna o mensaje de odio. Además, muchas de las personas que decidieron participar tomaron una actitud responsable y fueron cuidadosos con las distancias. Se percibía mucha alegría y emoción, sobretodo de aquellos que salían a la calle por primera vez en estos meses de cuarentena.
En los autos se podían apreciar desde banderas hasta barbijos en alusión a Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Juan Domingo Perón, Evita, el escudo del Partido Justicialista y los colores de Argentina. Uno de los vehículos tenía colgada una remera con la cara de Alberto Fernández.
También hubo espacio para otro tipo de participaciones: una mujer fue vestida como Evita, con un vestido blanco y un barbijo puesto, mientras que un hombre se vistió como el Papa Francisco.
Mientras el presidente Alberto Fernández daba su discurso en el salón Felipe Vallese de la CGT, los miles de autos en caravana transmitían sus palabras, mientras otros sacaban fotos y hasta hablaban de auto a auto.
En las calles había pocas banderas políticas y se destacaba la gente autoconvocada, que desde la mañana comenzó a movilizarse. Varias horas después de terminado el acto oficial, los vehículos continúan en circulación y se pueden oír las bocinas de festejo.
"Volvimos para quedarnos", "Queremos este modelo", "Esto es patria", "Un beso a mi familia que me hizo peronista", fueron algunas de las frases que se pudieron escuchar en las calles porteñas.