Primero vino una carta documento. Después otra. Y otra. Empezaron a aparecer en escena los lobistas, los personajes poderosos del macrismo a tratar de convencer a la editorial --Penguin Random House-- de que el libro no debía salir. No faltó el que sugirió que el asunto se podía arreglar (con plata). La desesperación del Grupo Macri está concentrada hace un mes en evitar la salida al público del libro escrito por el periodista de Página/12, Santiago O’Donnell, en base a la grabación de 17 horas de diálogos con Mariano Macri, hermano menor de Mauricio, en el que se cuentan las intimidades y maniobras del expresidente, desde que estudió en el colegio Cardenal Newman hasta su actual llegada a la Fundación FIFA.
A principios de 2020, Mariano Macri contactó a Santiago O’Donnell porque quería contar la historia familiar, en el contexto de lo que sería un choque familiar por la herencia de Franco, fallecido en marzo de 2019. Ambos --Mariano y Santiago-- se conocían desde la época, hace más de 20 años, en que O’Donnell vivía en Estados Unidos y escribía en The Washington Post. Las charlas se grabaron y está claro, en las grabaciones y también en mails, que el trabajo derivaría en un libro. Es más, cuando el texto estaba en sus últimos tramos, O’Donnell se lo entregó a Mariano Macri para que lo revisara.
Este cronista no tuvo acceso al libro, pero quienes conocen la historia del clan familiar cuentan que el gran formador de la fortuna, Franco, tenía enormes expectativas en Mariano, al punto que lo puso a cargo del desembarco en Brasil y, sobre todo, en lo que era el superproyecto de Franco, los negocios con China. Quienes acompañaron aquellos viajes dicen que Mariano era una especie de príncipe heredero en ese momento.
Pero en el otro andarivel aparecía Mauricio, que era el primogénito, el hijo mayor, con todo lo que eso implica en las familias italianas. Como se sabe, Franco nunca aprobaba lo que hacía Mauricio, evaluaba muy mal sus gestiones como empresario, todo lo cual fomentó una conflictiva relación entre los hermanos, no sólo de Mauricio con Mariano sino también con Gianfranco. Hubo alianzas y enemistades tácticas, jugarretas escandalosas. Como ejemplo, bastan las operaciones de espionaje sobre dos hermanas. Desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se armó una estructura que espió a la fallecida Sandra, la hermana mayor, porque los líderes del clan Franco y Mauricio sospechaban del marido de Sandra, Néstor Leonardo. Ahora, desde el gobierno nacional, quedó probado el espionaje a la hermana menor, Florencia y su actual pareja, Salvatore Pica. El libro de O’Donnell, entre otras cosas, seguramente va a develar la sórdida historia de la demanda por insanía de algunos de los hijos de Franco contra el verdadero hacedor del imperio: cuando todavía estaba en pleno uso de sus facultades mentales intentaron sacarle el manejo de sus empresas.
Hay otras hechos gravísimos, nunca esclarecidos, sobre los que tal vez los dichos de Mariano Macri echen luz. Uno clave es la venta de IECSA, la constructora del Grupo Macri a Angelo Calcaterra, primo y socio en varios emprendimientos. Franco siempre decía que no sabía quién era el verdadero dueño de la constructora, si Angelo o Mauricio, o ambos. Franco creía en ésta última alternativa, que hubo una venta simulada, y además Franco sugería que se concretó una especie de estafa contra los hermanos ya que se licuó su herencia quedando la constructora sólo para Mauricio.
Hay otros hechos que prometen capítulos en el libro de O’Donnell:
* el negociado del Correo,
* el escándalo de los peajes -investigado por Página/12 entre otros medios-,
* los parques eólicos, con ventas y adjudicaciones sospechosas.
* Tanto los Panamá Papers como los Paradise Papers, sociedades y cuentas ocultas en el exterior del Grupo Macri y que, aparentemente, manejó Mauricio.
* Es muy probable que vean la luz testaferros que jugaron ese papel en gran parte de la trayectoria del expresidente, tanto en su gestión en Boca Juniors como en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Con semejante escándalo a la vista, en la ofensiva por frenar el libro también participó el propio Mariano Macri quién tal vez se dio cuenta tardíamente que la publicación sería -según sus palabras- un bombazo, un suicidio. Alegó en algún momento que las 17 horas de charla con O'Donnel fueron conversaciones privadas, pero el periodista tiene documentado en forma reiterada, en las grabaciones, mails y otros escritos, que siempre el objetivo fue la publicación. Hubo hasta algún reclamo de que se sacara tal o cual nombre, pero el periodista le insistió en que ni siquiera conocía a la persona, que la única forma por la que supo el papel de cada protagonista fue por las revelaciones de Mariano.
De todas maneras, la posta por parar la publicacion la tomaron poderosos abogados y operadores directamente ligados a Mauricio. Hubo presiones de todo tipo, algunas más amistosas y otras agresivas, búsquedas de algún acuerdo, de ganar tiempo, de que se reescriba todo. La jugada delirante de un amparo judicial, es decir de una censura previa, está sobre la mesa, pero no hay constancias de una presentación de ese tipo que, además, nunca consiguió resultados.