El colectivo artístico cultural Minga cumplió 7 años en la provincia de Salta. Con las bases puestas en la autogestión, lo inclusivo y lo comunitario hoy se posicionan como unos de los espacios culturales independientes que apuestan a la formación y difusión de artistas locales y de la región.
Actualmente, la coordinación es sostenida por ocho mujeres que además de bregar por la cultura independiente, se dedican a distintas profesiones como ser la abogacía, el cine, el trabajo social, la danza y la antropología.
Salta/12 dialogó con una de sus fundadoras, Cecilia Espinosa, quien contó cómo nació el colectivo, la necesidad de una legislación provincial para acompañar a los centros culturales y el sostenimiento del espacio en plena pandemia.
El 16 de octubre del 2013 nacía Minga y fue por un hecho fortuito que involucró un desalojo. Para ese entonces eran varios espacios artísticos que funcionaban en el centro cultural Aristene Papi que desarrollaba sus actividades en la calle Ameghino al 600 de la zona de la estación de trenes de Salta.
La presidenta de la asociación María Eugenia Wayar desvinculó a la persona que coordinaba los talleres y por lo tanto, las actividades que se venían desarrollando dejaron de dictarse. "A la presidenta de la asociación no le conocíamos la cara hasta ese momento",contó Espinosa. Afirmó que el desalojo fue violento y que se llegaron a cambiar los candados de las instalaciones.
A partir de ahí, "los grupos culturales que participaban del espacio se reunieron en asamblea urgente y espontánea para ver que se hacía", relató la integrante del centro cultural, que además indicó que los encuentros se daban en la explanada ubicada en las puertas del centro cultural.
Con la decisión de no abandonar el trabajo que venían desarrollando se decidió armar una agrupación que llamaron Minga, palabra asociada a la ancestralidad andina y que define el trabajo comunitario con fines sociales.
En uno de esos encuentros se hizo presente la presidenta de la asociación y los invitó a negociar. Les dijo que elaborasen un proyecto para evaluar la continuidad, trabajo que se realizó, pero "al final ella decidía y bajo condiciones que no nos parecían".
Ante la negativa, los artistas dieron paso a tres acciones. La primera era visibilizar lo que estaba sucediendo y que "habíamos quedado en la calle". Lo hicieron mediante panfletos y la participación en los medios de comunicación.
La segunda fue emprender mingas de artes y recreación de la cultura, que involucraba el desarrollo de espectáculos y talleres artísticos en la vía pública vinculados al candombe, la capoeira, el circo, la música, entre otras. Los mismos fueron llevados adelante durante un año en distintos puntos de la ciudad de Salta.
En una tercera instancia, empezaron acciones legales que se encausaron en un recurso de amparo con la esperanza de lograr una respuesta inmediata. No obstante, el juez Osvaldo Llanes del Juzgado Civil y Comercial de 4ª Nominación no dio lugar a la solicitud de los artistas.
Tras la desestimación del recurso, Espinosa dijo que resultó "un proceso de desgaste de tiempo y energía". Por eso, desistieron la posibilidad de apelación y se dedicaron a buscar un lugar físico para que pueda habitar Minga. Así fue que logran cerrar un contrato en un galpón que se ubicaba en el barrio La Loma, en la zona este alta de la ciudad de Salta.
"Allí los talleres empezaron a funcionar y empezamos a tejer lazos con el barrio en un sentido comunitario". Y lo que era más importante, "Minga estaba bajo techo",destacó la co fundadora. Además, conformaron una asociación civil que logró su personería jurídica al mismo tiempo de la mudanza al espacio.
La estadía en el galpón fue hasta el 2019. Desde el centro cultural decidieron buscar otro espacio porque Minga "era cada vez demandada" y "sentimos que nos debíamos acercar a la zona céntrica". Para fines de mayo, inauguraron su nueva "casita" sobre la calle Alvarado cerca del conocido Paseo de los Poetas.
Allí la demanda creció por parte de artistas locales y de la región que pasaban por Salta. "Nos ponía re contentos de que cada vez se hacía más grande el espacio. Te recomendaban y te buscaban y ahí se arma toda una red", expresó Espinosa, que remarcó que a pesar de la mayo cantidad de solicitudes para participar en Minga "el núcleo de funcionamiento era pequeño".
Si bien, la figura de la asociación les permitió participar en distintas convocatorias sociales y culturales, lo ganado era destinado para equipar y sostener el centro cultural. "Siempre los fondos fueron para que esté mejor el espacio", remarcó.
Legislar en favor de los centros culturales
Para octubre, y a pocos días de cumplir 6 años, el centro cultural sufrió una clausura. El cierre del lugar se produjo a raíz de una celebración que realizaron distintas organizaciones del Colectivo LGBTIQ+ para recaudar fondos para la marcha del orgullo de ese año.
"Nos pedían la habilitación del espacio, pero no existe la figura de centro cultural dentro de las legislaciones de la provincia", cuestionó Espinosa. Luego de emprender los procesos legales, "pudimos pelear frente a una multa que no hubiéramos podido afrontar", aseguró.
Previo a la clausura, desde la Red de Espacios Culturales Independientes de Salta (RECIS), de la que forma parte Minga, presentaron un proyecto ante el Senado de la provincia para que se reconozca la figura de los centros culturales. "Necesitamos que se nos cuide como espacios culturales independientes", apuntó Espinosa que dijo que el proyecto que ingresó en septiembre del año pasado "sigue cajoneado".
Espinosa dijo que se debe legislar en su favor y bregar porque "no nos obstaculicen el trabajo que tanto aporta a la cultura salteña". De la Red también forman parte el Multiespacio cultural La Ventolera, el centro cultural Pata Pila, el Centro Cultural Arpías, el espacio de Arte Danzartes, el Multiespacio cultural Kunuú y el espacio para las Infancias Porquesí Casa Cultural.
La llegada de la pandemia provocó el cese de las actividades artísticas. Ante ello, Minga no pudo sostener el alquiler del espacio, siendo este su principal ingreso, lo que derivó en el cierre de la calle Alvarado desde abril. Actualmente se encuentran sin espacio físico, pero lograron transformarse y reinventarse hacia la producción de contenidos.
Inauguraron el ciclo de podcast de Minga en la plataforma de Spotify. "Allí se encuentra la vida cultural de Salta y la región", describió la integrante.
Como deseo de cumpleaños, añoran poder volver a contar con un nuevo espacio físico. "Queremos un espacio donde podamos desarrollar sin obstáculos nuestros trabajos artísticos culturales y que se nos permita desarrollarnos como individuas y colectiva en Salta", expresó Espinosa.
A ello, sumó la exigencia de que se otorgue un reconocimiento por parte del Estado hacia los trabajadores culturales porque eso "significaría que no sólo no nos pongan palos en la rueda sino reconocer el respeto y el valor de la importancia que tienen los espacios culturales independientes de Salta", puntualizó.