El expresidente de Bolivia Carlos Mesa se presenta nuevamente como el único candidato con chances de vencer al partido de Evo Morales en un eventual ballotage. El periodista de 67 años llegó a las elecciones de este domingo intentando captar el descontento con el líder cocalero, blandiendo la bandera de la anticorrupción y proponiendo un estado eficiente. Sin embargo carga con el fantasma de haber renunciado a la presidencia en 2004. Una vez fuera del poder Mesa salió del escenario político. Paradójicamente volvió a la palestra de la mano de Morales. El expresidente lo había puesto al frente de la demanda boliviana contra Chile para lograr una salida al océano Pacífico.
Un "outsider" amigo del establishment
Carlos Diego de Mesa Gisbert, nació el 12 de agosto de 1953 en La Paz. Estudio literatura en la Universidad Mayor de San Andrés de esa ciudad. Sin embargo se volcó a la labor periodística. Formó parte de varios medios hasta que en 1990 creó la productora de noticias Periodistas Asociados Televisión (PAT). Escribió varios libros sobre historia boliviana y también se volcó a la producción cinematográfica. Por su labor periodística recibió en 1994 el premio Rey de España (junto a Mario Espinoza) y en 2012 el Premio Nacional de Periodismo de Bolivia.
Su llegada a la política se produjo en 2002 cuando acompañó como candidato a vicepresidente al neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada, conocido como “Goni”. Una vez en el gobierno propiciaron la privatización de diez empresas estatales. A diferencia de otros países el estado boliviano vendió sólo la mitad de estas compañías. Pero el mayor descontento llegó tras la decisión de exportar el gas natural a través de Chile. El conflicto conocido como “La guerra del gas” estalló en el año 2003. Allí las entidades campesinas y mineras demandaron que no se utilicen los puertos chilenos. Además pidieron que las empresas privadas abonen más regalías por la explotación del gas. En ese entonces el estado boliviano sólo percibía el 18 por ciento en tasas impositivas. El movimiento de protestas, donde ya despunta Morales al frente del Movimiento al Socialismo (MAS), también exigía la nacionalización de la producción de gas y otros hidrocarburos.
Ante el aumento de la conflictividad social Lozada decidió enviar a los militares para reprimir. Esto derivó en la denominada “Masacre de octubre” de 2003, donde el ejército disparó contra la población civil de la ciudad de El Alto, dejando al menos 70 personas muertas y cientos de heridos. Cómo último gesto desesperado Sánchez de Lozada propuso realizar un referéndum sobre el gas y llamar a la Asamblea Constituyente. Pero su suerte estaba echada. El 17 de octubre “Goni” presentó su renuncia por escrito y huyó rumbo a Estados Unidos, donde permanece hasta el día de hoy.
Una presidencia, dos renuncias
Una vez en el poder Mesa convocó al plebiscito buscando apaciguar al país. El mismo planteaba cinco puntos entre los que se destacaba modificar de la Ley de hidrocarburos y obtener mayores ingresos con su exportación. La población apoyó con el "sí". Tras la votación el Ejecutivo presentó un proyecto de ley para llevar adelante reformas que fueron objeto de disputas en el Congreso. Finalmente se impuso un proyecto presentado por el MAS, que elevó al 50 por ciento los impuestos a la exportación de hidrocarburos. La ley necesitaba la firma del Ejecutivo y Mesa, en desacuerdo con el texto, optó por no refrendarla. Finalmente el texto tuvo que volver al recinto legislativo para su aprobación final. Sin contar con un partido que lo apoye, el periodista abrió disputas en el Congreso y en la calle que lo llevaron a presentar su renuncia en dos ocasiones. La segunda fue avalada por el parlamento. A su salida asumió el juez de la Corte Suprema Eduardo Rodríguez Veltzé, quien llamó a elecciones en 2005, donde se impuso Evo Morales.
A pesar de sus marcadas diferencias con el líder masista, Mesa aceptó en 2013 ser el vocero de la demanda marítima que Bolivia presentó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Sin embargo, el 1 de octubre de 2018, la Corte dictaminó que Chile no tenía obligación de negociar un acceso al mar para Bolivia. Días después de este traspié, Mesa lanzó su candidatura para disputarle el poder a Morales, con la alianza Comunidad Ciudadana (CC). Durante las elecciones presidenciales de 2019 el periodista alcanzó el segundo puesto con el 36,51 por ciento de los votos. Luego colaboró en fomentar las sospechas sobre la legitimidad de los comicios. "Cualquier resultado que dé por ganador a Evo Morales en primera vuelta es producto de un fraude", sostuvo el expresidente. Tampoco repudió el golpe de Estado de noviembre. Sólo reconoció la interrupción del sistema democrático en enero de este año, cuando la presidenta de facto, Jeanine Áñez presentó su candidatura presidencial.
Ahora Mesa vuelve a presentarse como el principal adversario del MAS, esta vez enfrentando al exministro de economía Luis Arce. Durante la campaña el expresidente minimizó los logros económicos de los gobiernos de Morales. Durante el debate presidencial de la semana pasada tuvo que volver a responder si abandonaría el poder como lo hizo en 2004. “No voy a renunciar, voy a negociar con firmeza y decisión”, dijo el candidato. También sostuvo que el problema del país era el estado ineficiente que había dejado el masismo. “El 65 por ciento de las empresas estatales arroja pérdida”, señaló Mesa. Para algunos sus palabras son el vaticinio de una vuelta a las privatizaciones y el estado neoliberal.
Informe: Juan Manuel Boccacci