En Bolivia, para ganar las elecciones de este domingo en primera vuelta se debe cumplir alguno de estos requisitos: obtener la mitad más uno de los votos o alcanzar más del 40 por ciento de los sufragios y establecer una diferencia de 10 puntos respecto del segundo. De no darse este escenario, habrá un ballotage.
La fecha del mismo está programada para el 29 de noviembre y sería la primera vez que ocurra en la historia de Bolivia.
Las últimas encuestas publicadas por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) y la Fundación Jubileo de Bolivia mostraron que el candidato del MAS, Luis Arce, podría alcanzar entre el 40 y el 45 por ciento de los votos, similar al que obtuvo Morales en las elecciones de 2019.
El segundo favorito, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), obtendría según los últimos sondeos entre el 30 y 26 por ciento de los votos.
Habrá que ver si, efectivamente, se cumplen las predicciones y Arce consigue superar la barrera del 40% de los votos y si, además, supera en 10 puntos a su principal adversario para ganar en primera vuelta.
En tercer lugar, las encuestas posicionan al exprefecto de Santa Cruz de la Sierra Luis Fernando Camacho. Es su presencia, que concentra el voto antimasista más radical, la que mina las posibilidades de Mesa para pasar a segunda vuelta. “Camacho en Santa Cruz se acercaba a superar el 40 por ciento de los votos según las últimas encuestas. Cada voto a Camacho es uno que pierde Mesa. En este departamento Mesa obtuvo el 47 por ciento en 2019. Hoy está por debajo del 20 por ciento. Esos votos son críticos para el expresidente”, señaló el politólogo Jorge Ritcher.