Los resultados electorales de Bolivia son una muestra clara de la lucha y la fortaleza del pueblo boliviano. Un pueblo que supo resistir durante casi un año al gobierno de facto de Jeanine Áñez y soportar la represión, el exilio y el retroceso de sus derechos, además de la crisis sanitaria y económica en este contexto de pandemia.
Esta tan esperada victoria del Movimiento al Socialismo (MAS) en primera vuelta, que consagró a Luis Arce y a David Choquehuanca como la fórmula ganadora para la presidencia de la Republica Plurinacional de Bolivia no solo devuelve los derechos y las esperanzas a los bolivianos y bolivianas, sino también a toda la región.
Tal como dijo el flamante presidente electo, luego de conocer los resultados de boca de urnas que lo dieron como ganador de las elecciones con el 52.4 por ciento de los votos: “Bolivia recupero la democracia”.
A pesar de los avatares y maniobras que hizo el gobierno de Áñez, en complicidad con la justicia, para proscribir al MAS y a sus dirigentes, no pudieron frenar la voluntad del pueblo.
Si bien falta para el resultado del escrutinio definitivo, los datos preliminares dejan también en claro que efectivamente el año pasado no hubo fraude, quedo en evidencia que fue una narrativa mentirosa de la derecha para instalar y sostener el Golpe de Estado contra Evo Morales y legitimar la llegada el poder de Jeanine Áñez.
Sin dudas, otro factor clave para lograr el resultado del domingo fue la unión y resistencia de toda la dirigencia del MAS, que ni la dictadura ni la intromisión judicial pudieron avanzar en proscribir a esta fuerza política que logro la refundación de Bolivia, la nacionalización de los recursos naturales, la redistribución de la riqueza; y que les permitió a millones de bolivianos y bolivianas ser sujetos de derechos por primera vez en la historia del país.
Llevar a Luis Arce como candidato a presidente, reconocido como el artífice de las políticas económicas llevadas a cabo por el gobierno de Evo Morales, fue sin dudas otro gran acierto para garantizar este triunfo en un contexto de crisis económica, endeudamiento y desempleo.
Bolivia vivió un proceso electoral plagado de denuncias y el Movimiento al Socialismo fue víctima de una interminable campaña de desprestigio. Sin embargo, Luis Arce pudo conquistar a más de la mitad de bolivianos y bolivianas, incluso a un cierto sector de la clase media que sin advertirse en los sondeos de opinión previos, quizás por el conocido “Voto vergüenza”, término por valorar el crecimiento económico durante los 14 años del MAS frente a la debacle económica y sanitaria del gobierno de facto de Jeanine Añez .
Cabe destacar también la importancia de que distintos organismos internacionales estemos presentes como veedores internacionales. A pesar de la Pandemia y de las amenazas del súper ministro, hoy ya censurado, Arturo Murillo, dijimos presente custodiando el voto del pueblo boliviano, empoderando al Tribunal Supremo Electoral como única autoridad legítima en los comicios, y dejando a un lado a la solitaria y deslegitimada Organización de Estados Americanos.
Al llegar a la ciudad de La Paz, los veedores nos encontramos con calles empapeladas con carteles que decían: “El Silencio es Salud”. Una frase muy usada en la época más oscura de nuestra historia. Pero al retornar a nuestros países nos fuimos con el maravilloso sentimiento de la tarea cumplida y con la enorme convicción de que los pueblos siempre vencen.
*Directora de Política Institucional de la Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Directora del Observatorio Electoral de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe. Veedora internacional en Bolivia