Tiene sólo 20 años y una profunda vocación de servicio. Agustina Pavón es estudiante de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y hace más de un mes trabaja junto a sus compañeros del Cuartel Nº11 de Bomberos Voluntarios de La Cumbre para combatir los incendios en la provincia.
La joven se encuentra en el primer año de la carrera y divide su tiempo para poder estudiar y colaborar con la carga de aviones hidrantes que operan desde el Aeroclub de La Cumbre.
A los cinco años, Agustina conoció el cuartel de bomberos de La Calera y desde ese momento se “encendió un interés particular”. “Fui con el colegio a visitar el cuartel y cuando encendieron la sirena quedé fascinada con la labor que hacían”, destacó.
Casi sin esperarlo, el año pasado la joven se encontró en una peluquería del pueblo con su actual jefe y le manifestó sus ganas de formar parte del equipo de Bomberos Voluntarios de La Cumbre; más tarde, por medio de un sargento ayudante, Pavón recibió un formulario de inscripción. “No tuve ni tiempo de pensar. Era la posibilidad que siempre había querido”, remarcó.
Por el incremento y el gran despliegue que tuvo el fuego durante las últimas semanas, durante más de 15 días realizó jornadas de trabajo de 12 horas para combatir los incendios junto a sus compañeros del cuartel. Frente a eso, sus horarios de estudio se vieron modificados, pero eso no influyó en su desempeño académico. De hecho, le tocó rendir un examen en su horario de trabajo y pidió permiso para realizarlo desde el camión comando que tenía conexión propia a internet.
“Estoy muy agradecida de que me hayan dejado rendir desde el camión y contenta por haber aprobado con un 7”, expresó. Pese a haber decidido continuar con sus estudios mientras colabora en los incendios, la estudiante aseguró que la decana de la Facultad se comunicó con ella para felicitarla por su trabajo y para brindarle "cualquier ayuda necesaria".
Respecto a su familia, Agustina sostuvo que es la primera generación de bomberos y que la apoyaron en su decisión desde el primer momento. Sin embargo, agregó que su familia “está muy contenta y orgullosa, pero les preocupa que esté tantas horas trabajando tan cerca del fuego”.
En una de sus jornadas de trabajo, el incendio llegó hasta el Aeroclub donde se encontraba junto a sus compañeros, y en un cambio de viento, el fuego llegó hasta su casco, pero logró quitárselo antes de que se desplegara por toda su ropa. “Me causó tanto miedo que por la noche no pude dormir, porque soñaba que me quemaba”, relató.
El fuego se expande tan rápido que solo hace falta un “mínimo descuido”, para que se vuelva incontrolable, alertó la joven. Pese a los inconvenientes o incidentes que pueden sufrir los bomberos voluntarios, la estudiante remarcó que “es muy gratificante salvar vidas y que la gente te reconozca la labor que hacés”.
En cuanto a los incendios que sufre la provincia, consideró que “no se trata de accidentes, son intencionales y es muy triste ver todo este panorama desolador”. En ese sentido, se refirió a las situaciones que deben atravesar desde el Cuartel: “Es lamentable lo que estamos viviendo. Nosotros ya no damos abasto, pero es un deber estar listos, porque es nuestra vocación ayudar y servir”.
Por último, Pavón expresó que en el futuro le gustaría seguir prestando servicio dentro del cuartel y recibirse como psicóloga, para ayudar en la atención que reciben bomberos en situaciones extremas como la que vive ella en los incendios forestales de Córdoba.