Un voluntario brasileño murió mientras formaba parte del grupo de testeo de la vacuna de la Universidad de Oxford, que está produciendo el laboratorio AstraZeneca en ese país para combatir el coronavirus. La información fue confirmada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). Hasta ahora se desconoce el motivo del fallecimiento.
La víctima es un médico de 28 años de la ciudad de Río de Janeiro, que formaba parte del contingente brasileño de voluntarios en el desarrollo de la vacuna producida, localmente, por el instituto Fiocruz del Gobierno federal. El joven trabajaba en un hospital privado y en otro de la red municipal, ambos en la Zona Norte de Río.
"Según los reglamentos nacionales e internacionales de la Buenas Prácticas Clínicas, los datos sobre voluntarios de pesquisas clínicas deben ser mantenidos en secreto, en conformidad con los principios de confidencialidad, dignidad humana y protección de los participantes", subrayaron desde Anvisa.
Por su parte, Antonio Barra, el presidente de Anvisa, dijo a los medios que "el caso continúa en análisis y los test proseguirán". "No tenemos todavía pedidos de registro y no hay plazos para responder. Es la mayor prioridad, pero no fijaremos ninguna fecha para evaluar los exámenes de las vacunas", agregó.
"En relación al fallecimiento del voluntario del test de la vacuna de Oxford, la Anvisa fue formalmente informada de ese hecho el 19 de octubre de 2020", informó el órgano regulador estatal brasileño. Además, aseguraron que las pruebas de la vacuna desarrollada por la Universidad británica de Oxford y la empresa AstraZeneca continuarán pese a la muerte del hombre.
El fallecimiento del voluntario conmocionó a sus amigos, quienes aseguran que gozaba de buena salud y no padecía ninguna comorbilidad. Según los informes, habría recibido una dosis de la vacuna a fines de julio, en septiembre cayó enfermo y su estado empeoró.
La vacuna de Oxford en Brasil
La vacuna de Oxford es uno de los inmunizantes contra el nuevo coronavirus que se está probando en Brasil, donde la pandemia ya deja cerca de 155.000 fallecidos y 5,3 millones de infectados. El país gobernado por Jair Bolsonaro es uno de los más castigados del mundo por la enfermedad.
Los ensayos clínicos de la potencial vacuna británica comenzaron en Brasil en junio, con la idea de que participaran unas 10.000 personas y solo sufrieron una pequeña interrupción en septiembre, cuando se informó sobre la reacción adversa de un voluntario.
Esta vacuna está hecha con un adenovirus de simio, genéticamente modificado. Esto actúa como un "transporte" para una sola proteína Sars-Cov-2.
En el país también se experimentan las vacunas que desarrollan los laboratorios Johnson & Johnson y el consorcio formado por BioNTech (Alemania) y Wyeth/Pfizer (Estados Unidos), así como la fabricada por la compañía china Sinovac.