Pese a que el Gobierno sostiene que se está ante una recuperación de la actividad económica, el consumo, principal soporte de la economía, continúa en retirada. Según un informe de la Federación Económica de Buenos Aires (FEBA), las ventas minoristas en comercios bonaerenses cayeron 2,9 por ciento en febrero medidas en cantidades respecto de igual mes del año pasado. Con este retroceso, el primer bimestre del año acumuló un retroceso de 3,2 por ciento. El deterioro en las ventas alcanzó a todos los rubros relevados, lo que coincide con otras mediciones que también dan una fuerte retracción del consumo. Esto conlleva también a una caía en la rentabilidad de los negocios. El año pasado la contracción de las ventas para este universo fue del 8,3 por ciento respecto del nivel de comercialización que había registrado en 2015.

La pérdida de poder adquisitivo, derivada de paritarias que quedaron a la zaga de la inflación y de los tarifazos en casi todos los servicios regulados, impactó directamente en el consumo. Esta situación complicó al comercio y a la industria, donde las menores ventas comenzaron a erosionar sus negocios y, en muchos casos, terminaron cerrando sus puertas y despidiendo personal. El resultado es una segunda vuelta de la crisis autoinfligida por el gobierno, ya que la menor masa ocupada es menor consumo.

De acuerdo con el informe de FEBA, realizado a partir de cifras oficiales y relevamientos propios, se registraron descensos interanuales en la totalidad de los rubros en febrero. Los más pronunciados se exhibieron en Línea blanca y Electrónicos, con una baja de 4,7 por ciento; Muebles, con un retroceso de 4,5 por ciento; y Calzado y marroquinería, con 4,1 por ciento. Estos sectores corresponden a industrias denominadas sensibles, debido a que pueden ser afectadas por la competencia externa. Las tres actividades vienen denunciando el acoso de productos importados con los cuales no pueden competir, con lo que el impacto de la baja del consumo empeora. 

En su encuesta cualitativa, el informe de FEBA advierte que el volumen de unidades vendidas se redujo para el 55 por ciento de los locales relevados. De esta manera, el mismo porcentaje (55 por ciento) denunció que la rentabilidad de febrero disminuyó respecto al mismo mes del año anterior. Sólo un 15 por ciento contestó que aumentó. Para el 44 por ciento, la principal razón de la caída de las unidades vendidas por su negocio es el menor poder adquisitivo de la población. Por otro lado, la entidad remarcó que las ventas en supermercados del Gran Buenos Aires cerraron 2016 con una caída real de ventas de 8,3 por ciento interanual.

Los datos de FEBA coinciden con el relevamiento de la consultora CCR, que analizó los productos cuya demanda más se retrajo en los principales canales de venta. En febrero las compras en los canales de consumo masivo cayeron 5,7 por ciento. La baja fue mayor en los autoservicios (6,1 por ciento) que en los canales tradicionales (5,3 por ciento). En ese canal, los productos de la canasta que más cayeron fueron los de bebidas sin alcohol (10,8 por ciento); productos de heladera (8,9 por ciento); de hogar (7 por ciento); cosmética (6,3 por ciento) y bebidas con alcohol. 

Otro informe que también da cuenta de esta retracción en el consumo derivado de la situación de los trabajadores fue el elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav). El estudio revela que la caída del consumo y producción de lácteos impacta en localidades cuya población depende de empresas que emplean a personas del sector e inciden en el funcionamiento económico de la zona. El estudio remarca que durante el año pasado se exhibió el menor consumo per cápita desde la salida de la crisis de 2001-2003 en esas regiones debido a la crisis de las empresas lecheras.