Paul McCartney lanza un nuevo disco.
Ya está, con eso se podría cerrar la nota que se vuelve epígrafe y aún así entraría en el rango de las buenas noticias del día. El mero hecho de hablar de un Beatle le da entidad, pero además sucede que el multiinstrumentista, compositor y cantante inglés viene añejando muy bien, con discos que se sostienen por actualidad y no por historia y con la sana costumbre de salir de gira a dar shows de tres horas con su banda más longeva y mejor ensamblada. ¿Sale un disco de Macca? Hay que prestar atención.
Paul registró el dominio mccartneyiii.com en agosto de este año y viene calentando las redes desde hace varios días, obsesionado con el número 3 representado de diferentes maneras: flores, piedras, dados. El dígito tiene que ver con el hilo invisible que une a discos de épocas diferentes, pero hermanados por la circunstancia en la que fueron compuestos, ejecutados y registrados. Y el número se repitió en la edición limitadísima lanzada el miércoles por Third Man Records, el sello de Jack White: se realizaron 333 ejemplares de vinilo con puntos amarillos y negros, que por supuesto volaron en el acto. El lanzamiento vino acompañado por un trailer y el anuncio de la preventa del disco, que curiosamente no saldrá un día 3 sino el 11 de diciembre.
¿Y por qué lleva el número 3 el álbum solista número 18 del Beatle? Como sus antecesores, McCartney III fue realizado en soledad, con Paul tocando todos los instrumentos y encargándose de la producción. Claro que en este caso la decisión pasó por obligaciones pandémicas, mientras que las otras patas de la trilogía obedecieron a cuestiones personales. Algunas bastante pesadas.
A fines de 1969, las cosas en el campamento Beatle se parecían bastante a una guerra de trincheras. John Lennon estaba con un pie y medio afuera. George Harrison no quería saber nada. A Ringo le daba todo lo mismo. Paul era el único que porfiaba con seguir, pero al mismo tiempo estaba registrando en total soledad las canciones cuya salida anunció en sincro con la noticia del fin de The Beatles: un gesto que terminó de agriar las relaciones con Lennon. McCartney, lanzado tres semanas antes que Let It Be, fue más bien destrozado por la prensa especializada. Aunque hubo cierta influencia del enojo por el final de los Fab Four, el espíritu experimental de cosas como “Kreen-Akrore” y el sonido lo-fi no fueron bien recibidos. A pesar de eso, el disco incluyó momentos inspirados como “Junk” y “Maybe I’m Amazed”, que siguió integrando los playlists en vivo de McCartney.
A McCartney II no le fue mucho mejor. Diez años después de aquel debut y con Ram (1971, junto a Linda Eastman McCartney) y la exitosa experiencia de Wings en el medio, Paul volvió a insistir con la experimentación electrónica, con ejemplos extremos como “Temporary secretary”. Y las reseñas lo recibieron con la misma frialdad, a pesar de que “Coming up” le dio al músico su primer hit de la década del ’80 y “Waterfalls” demostró que seguía teniendo talento para las baladas adhesivas. Como en 1970, McCartney se paró sobre las ruinas de un proyecto grupal para intentar una voz personal. Con el tiempo ambos proyectos, originalmente tan resistidos, terminaron incorporándose con naturalidad a su corriente creativa.
¿Qué puede esperarse, entonces, de McCartney III? El trailer apenas deja escuchar un vistazo en el que se infiere más uso de instrumentos vintage que de manipulación electrónica. El jueves, McCartney difundió un posteo en el que se lo ve con un contrabajo, una batería Ludwig de cinco cascos y una Fender Telecaster 1954: una declaración de principios sonoros para este nuevo proyecto, que viene a suceder al soberbio Egypt Station de 2018.
"Me gusta hacer cosas. Me gusta la idea de decir 'Ooh, yo puedo hacer eso'", le dijo McCartney al periodista Stuart Stubbs en una entrevista exclusiva con el sitio Loud and Quiet. Allí, el músico cuenta que el disco nació de manera no intencional, mientras trabajaba en el estudio con música para un corto animado. "Le mandé el trabajo al director y entonces pensé 'eh, esto está bueno, qué mejor manera de pasar la cuarentena'. Me puse a terminar canciones, hacer algunas cosas aquí y allá, crear algo, disfrutar el estudio (...) Al final estaba amontonando canciones, preguntándome qué hacer con eso, hasta que me detuve y dije 'Momento, este es un disco McCartney".
El mismo Macca establece un vínculo con el álbum que abrió la serie. Cuando el periodista le señala que el disco de 1970 exploraba las temáticas del hogar, el amor y la familia, él concede: "Creo que es similar, tiene que ver con la libertad y el amor. Hay sentimientos variados , pero no lo pensé como si fuera 'Bueno, así me siento en este momento'. Allí están los viejos temas, el amor y el optimismo. 'Seize the Day' ("Aprovecha el día")... ese soy yo. Es la verdad".
McCartney sigue aprovechando sus días. Es una buena noticia.