Santa Fe ya tiene democracia paritaria en los tres poderes del Estado, partidos políticos y colegios profesionales. Un triunfo histórico del movimiento de mujeres que parecía imposible hace sólo dos años. La ley salió después de una trabajosa negociación política en la Legislatura: la Cámara de Diputados la aprobó a media tarde y el Senado completó la sanción horas después, así que el gobernador Omar Perotti ya está en condiciones de promulgarla. Fue el tercer intento. Diputados ya había aprobado la norma en 2016 y 2018, pero la iniciativa caducó en el cajón del Senado. ¿Que cambió desde entonces? Uno de esos cambios es que hoy la provincia tiene una vicegobernadora, Alejandra Rodenas, quien alentó a los senadores del PJ a sumarse a la agenda de género que propuso junto a Perotti desde la Casa Gris. Así nació el proyecto que el Senado aprobó en agosto y ayer se convirtió en ley. “Hemos dado un paso decisivo en el camino hacia la igualdad. No hay democracia completa sin igualdad entre hombres y mujeres”, apuntó la vice (ver aparte).
La media sanción de los senadores del PJ tenía objeciones de la Mesa de la Paridad que trabajó mucho con el colectivo de legisladoras. Algunas fueron superadas y otras no. “Es la ley posible”, festejó la diputada peronista Lucila De Ponti, quien recordó un notable privilegio político: en 2017 votó la ley de Paridad en el Congreso cuando era diputada nacional y en 2020, votó la de Santa Fe, ya en la Legislatura y después de los fallidos locales de 2016 y 2018. “Es un enorme alegría. Mis compañeros me hicieron algunos chistes por este hecho: tener el privilegio y el orgullo de aprobar la paridad en la Argentina y en Santa Fe. Es algo que atesoro en el corazón”, se emocionó De Ponti.
Su colega del socialismo Leonella Cattalini abrió los discursos, también emocionada. “Es un día histórico para la democracia santafesina”. Y lo asoció a dos hechos: ayer cumplió 90 años la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela Carlotto y fue el Día de la Identidad, en la búsqueda de los niños desaparecidos por el terrorismo de estado. “Es un gran día”. Cattalini reconoció y agradeció “a muchas mujeres, ex diputadas, ex concejalas y referentes de la política santafesina” por los jirones de la lucha anterior y mencionó a cuatro de ellas: Alicia Tate, Silvia Augsburger, Inés Bertero, y Alicia Gutiérrez. Las cuatro impulsaron la ley de Cupo Femenino, que ya es historia.
“Fueron días difíciles”, dijo Cattalini al comentar el tironeo por los cambios que pedía el colectivo de legisladoras, pero que el Senado resistía. Ante el riesgo de que no hubiera ley, la salida fue salomónica. “La ley posible”, la llamó De Ponti. Uno de las reformas es que en las elecciones de 2021, la ley se aplicará en la renovación de concejales, pero no en la comisiones comunales.
“El Senado fue una barrera y un obstáculo, pero hoy tenemos la posibilidad de que eso cambie”. Y cambió. “Aún cuando no sea la mejor ley, es un claro avance para que Santa Fe tenga una democracia paritaria. Vamos a seguir la lucha juntas” contra un sistema político como el de Santa Fe “patriarcal, injusto, perverso y arcaico”, lo definió. “Las mujeres no tenemos que rogar por nuestros derechos, sino luchar por ellos”. “Hay que terminar con la violencia política, con los que dicen que no podemos, nos cuestionan por nuestra forma de vestir, pensar, nuestra opción sexual. Lo aprendimos. Y tenemos el ejemplo de Estela”. Cattalini no dejó pasar el último reproche. “Que haya más mujeres presidentas de bloques”. Es que en una decena de bancadas, hay una sola, Amalia Granata, quien desde ayer tiene su propio bloque.
En la votación en general, la ley se aprobó por unanimidad, con cuatro abstenciones de los ex compañeros de Granata en el bloque celeste: Nicolás Mayoraz, Walter Ghione, Juan Argarañaz y Natalia Armas Belavi, pero en particular, las abstenciones se triplicaron, sobre todo en el artículo 5 que incluyó un mecanismo que parece una trampa para integrar las listas por “duplas”. Otro punto oscuro es el sistema de reemplazos por género. Esas normas no fueron votadas por la mayoría de las legisladoras, entre ellas la diputada peronista Paola Bravo, sus colegas Granata y Betina Fiorito, la ex ministra de Educación, Claudia Balagué y los bloques de izquierda: Agustina Donnet, Rubén Giustiniani, Carlos del Frade y Dámaris Pacchiotti. En el debate, otra legisladora, Cesira Arcando, también puso bajo la lupa los puntos controvertidos de la ley. Arcando es “una prueba viviente” –y así se definió- de la decisión de la Cámara de Diputados de cubrir las vacantes con mujeres para garantizar el cupo femenino en el recinto. Ahora será la paridad. “Retroceder nunca va a ser una opción. Vamos a judicializar todos los casos que vulneren nuestros derechos”, prometió Arcando.
Bravo coincidió con De Ponti que “paridad es igualdad y justicia social”. “Esta ley viene a saldar una deuda que la democracia tenía con las mujeres. Es un eslabón más en la cadena de conquistas. Un piso importantísimo. Como dijo Cristina Fernandez de Kirchner, sin feminismo no hay justicia social”.