Al paso que marcan las tendencias actuales del mercado laboral, en Argentina las mujeres cobrarían igual que los varones por igual trabajo recién en 2105. Las jóvenes que egresen de la universidad en 2020 deberían vivir hasta los 109 años para ser testigos de cómo se cierra esa brecha salarial, que en este momento, si se considera también el trabajo no remunerado a cargo de las mujeres, es del 106 por ciento. “Por cada 100 dólares que cobra una mujer, el hombre obtiene 206 dólares”, detalló el informe “Getting to equal 2017: reduciendo la brecha salarial entre hombres y mujeres”, realizado por la consultora Accenture en base a más de 28 mil entrevistas en 29 países. El estudio advierte que, aunque la brecha salarial de género registrada en Argentina resulte elevada, en realidad es menor al promedio global que registran los países en desarrollo, en los que trepa hasta el 182 por ciento (una mujer cobra 100 dólares por el mismo trabajo por el cual un hombre percibe 282), en concepto de “brecha salarial oculta”, que considera también las tareas no remuneradas vinculadas fundamentalmente a cuidados. Por esos detalles, la brecha puede llegar a convertirse, más que en diferencia, en abismo.

La investigación relevó casos de más de 28 mil hombres y mujeres en una muestra representativa de tres generaciones (millennials, Generación X y Baby boomers) en todos los niveles laborales de empresas privadas de diferentes tamaños. Para calcular la brecha salarial de género, los cálculos se basaron en un modelo económico realizado por la consultora, que “considera un porcentaje menor de mujeres en comparación con los hombres en trabajos remunerados”.

En el caso particular de Argentina, de acuerdo con la investigación, “casi un tercio de la brecha (…) se debe a que un 52 por ciento de las mujeres no participa en el mercado laboral”. A nivel mundial, en promedio las mujeres ganan 100 dólares por el mismo trabajo por el cual los varones reciben 140. “Para agregar más factores a este desequilibrio, encontramos que las mujeres son mucho menos propensas que los hombres a tener un trabajo remunerado (50 por ciento y 75 por ciento, respectivamente). Esto contribuye a tener una brecha salarial oculta que aumenta las desigualdades económicas entre mujeres y hombres. En base a la brecha salarial oculta, nuestra investigación revela que por cada $100 que una mujer gana, un hombre gana $258. Dado que las mujeres generalmente son responsables por la mayor parte del trabajo no remunerado, como por ejemplo el cuidado de los niños y las tareas domésticas, los efectos de la brecha salarial oculta resultan inmensos”, indicó el estudio.

Aun cuando la investigación volvió a comprobar que las tareas de cuidado terminan teniendo impacto sobre la brecha salarial oculta, también afirma haber dado con un hallazgo insospechado: estadísticamente, “la maternidad no necesariamente enlentece el progreso de la carrera de una mujer. De hecho, el 82 por ciento de las mujeres que desarrollan rápidamente su carrera son madres”. Eso sucede a pesar de que las mediciones siguen dando cuenta de que “las responsabilidades familiares siguen recayendo predominantemente en las mujeres”, como lo demuestra el hecho de que “el 72 por ciento de las madres han tomado tres o más meses de licencia en su trabajo para tener familia, versus apenas el 33 por ciento de los padres”. La “responsabilidad primaria” del cuidado de los hijos fuera del horario laboral, dijo en la encuesta el 91 por ciento de las mujeres empleadas, es de ellas. El esfuerzo de esas mujeres para sostener la doble jornada no se tradujo necesariamente en inconvenientes laborales en todos los casos, de acuerdo con el relevamiento, al menos para aquellas que hayan desarrollado competencias digitales y dispongan de acceso a tecnología que, al terminar as licencias y reincorporarse a sus trabajos, les permitan “balancear todos los compromisos”. “Es más  probable que las madres mayores de 39 años de edad hayan sido ascendidas más frecuentemente que sus pares de la misma edad que no tuvieron hijos”, indica el estudio.

Curiosamente, las mujeres más jóvenes no ven los sesgos de género en el terreno laboral. “El 84 por ciento de las estudiantes universitarias cree que la brecha salarial no existe  o se cerrará en los próximos 20 años”, algo que –de acuerdo con las proyecciones realizadas a partir de las tendencias del mercado– está muy alejado de la realidad, en la que la brecha podría llegar a cerrarse recién dentro de más de un siglo.

La consultora, que evaluó el impacto que pueden tener en el achicamiento de la brecha salarial el desarrollo de competencias digitales y la familiaridad con la tecnología, observó que los varones suelen adoptar las novedades tecnológicas con más rapidez que las mujeres (el 63 por ciento de los varones  se interesan por esos cambios y por abordar conocimientos vinculados a ello en la universidad o capacitarse, mientras que sólo el 45 por ciento de las mujeres hace lo mismo). Además, también son los varones quienes más se involucran con el aprendizaje continuo de “conocimientos digitales” (53 por ciento, comparado con el 44 por ciento de las mujeres). Por ello, señaló el estudio, que el acceso a esos saberes y a Internet “es fundamental”, tanto como alentar a las mujeres para que se inclinen hacia esos sectores del mercado, de modo tal de “obtener trabajos remunerados” e incentivar el cierre de la brecha salarial de género. A esa inequidad salarial, además, se suma otro factor de peso: mientras que el 40 por ciento de los varones suele elegir “su área de estudio en base a los trabajos que están mejor remunerados”, sólo el 27 por ciento de las mujeres optan en base a esas consideraciones.

El estudio, enfocado al ámbito privado y las empresas, no evalúa el peso que medidas legales o mecanismos estatales de discriminación positiva podrían tener sobre esa desigualdad de remuneraciones, pero sí considera factores propios del mercado laboral cuyos cambios podrían impactar, también, en la brecha.  Esos “factores no digitales (…) que tienen el mayor impacto para aumentar la remuneración y el progreso de las mujeres se centran en torno a las elecciones que realizan acerca de los empleos que aceptan”. Por una parte, indicó el relevamiento, “los sueldos de las mujeres aumentan con el tamaño de la empresa en cada nivel de la carrera”, a la vez que “la remuneración horaria de las mujeres aumenta casi el 41 por ciento al trabajar a tiempo completo”. Además, claramente en combinación con el hecho de que el peso de las tareas de cuidado recaigan fundamentalmente sobre las mujeres, las cifras indican que “las oportunidades que tienen las mujeres de trabajar en industrias bien remuneradas aumentan un 12 por ciento si tienen horas laborales flexibles y apoyo para desarrollar sus carreras”.