El gobierno de Brasil y el de Estados Unidos impulsaron en Naciones Unidas (ONU) una declaración contra las políticas que ese organismo internacional promueve a favor del acceso al aborto no punible y el papel de la familia. Entre otras cosas, el documento rechaza la afirmación de que el aborto es un derecho humano internacional.
La denominada Declaración de Ginebra no es vinculante ni tiene el rango de un tratado internacional. Solo es un pronunciamiento contra esos derechos y tampoco obligan a los gobiernos adherentes a tomar una medida al respecto, aunque sí es un claro posicionamiento político.
Sostienen que la interrupción voluntaria del embarazo no debe promoverse como método de planificación familiar y que cualquier medida relacionada con esto en los sistemas de salud solo puede ser determinada por cada país. Algo que efectivamente es así debido al principio de autodeterminación de cada pueblo.
Quienes hicieron el anuncio fueron la cuestionada titular de la cartera de Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, y el canciller Ernesto Araújo, quien destacó que Brasil reafirma su "deber de proteger la vida humana desde la concepción”. “Rechazamos categóricamente el aborto como método de planificación familiar, así como todas y cada una de las iniciativas a favor del derecho internacional al aborto", sentenció.
Los demás países que se sumaron a la iniciativa impulsada por Donald Trump y Jair Bolsonaro son Egipto, Hungría, Indonesia y Uganda.
Salvo en Estados Unidos, en todos esos países el aborto está prohibido, salvo en casos excepcionales. En Brasil, por ejemplo, está permitido cuando hay riesgo de vida para la mujer, cuando el embarazo es el resultado de una violación o cuando no hay desarrollo anencefálico del feto.
Luego, todos se destacan por aplicar políticas sumamente conservadoras. En Uganda están penalizadas por la ley las relaciones entre personas del mismo sexo; incluso hay pena de muerte. En Egipto, en tanto, también hay un acoso sistemático contra personas de la comunidad LGBTI.
Con una supuesta defensa de la equidad de género, la declaración conservadora presentada en la ONU habla de la “la igualdad de derechos entre hombres y mujeres para disfrutar de todos los derechos civiles y políticos, así como los derechos económicos, sociales y culturales”.
Dice también que la “igualdad de derechos a las oportunidades y el acceso a los recursos y la división equitativa de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres”, en lo que denomina “una asociación armoniosa entre ellos” para “su bienestar y el de sus familias ".