Esa cabeza de Litto Nebbia que nunca para... Un día, en medio de ese torbellino de ideas y haceres que lo caracteriza, le dio por sistematizar su amor incondicional por las músicas anglo de fines de la década del '60 y buscó aliados para concretarlo. Primero pensó en el periodista Marcelo Gobello para que lo ayude con un libro. Luego, en varios de sus colegas musicales bajo el fin de acompañar aquel con un disco doble. El resultado -profuso e impecable- no tardó en llegar. Libro y discos acaban de publicarse por Editorial Octubre bajo el nombre The British Invasion y la música beat de los 60 en USA.

“Primero fue la música y de esa idea básica surgió la necesidad de hacer el libro”, aclara el creador de “Solo se trata de vivir”. En rigor, tras tener la cuestión cancionera casi definida (ver abajo), Nebbia empezó a escribir anécdotas y opiniones sobre bandas de aquella era, para luego convocar a Gobello. “Lo llamé porque, además de amigo, es loco por toda esa época. Sabía que podía ocuparse de las biografías de los artistas y de otros detalles discográficos, y nos pusimos de acuerdo en dar respuesta a algo muy importante: ¿cómo fue que empezó todo esto generacionalmente? Rápidamente coincidimos en que Buddy Holly, The Everly Brothers y Roy Orbison eran de alguna manera la pata de la cosa, el por qué un grupo de jóvenes comenzó a escribir canciones 'beat'”, despliega el compositor rosarino.

“Y yo me enamoré del proyecto”, engancha Gobello. “A Litto lo admiro desde siempre… ¡pensar que el primer disco que me compré fue el simple 'Sueña y corre', de Los Gatos!”, evoca él. Ambos se conocieron en 2008, en Mar del Plata. Y se ve que pegaron onda de inmediato porque uno de los ejes sobre los que transita el libro es, precisamente, el amor de los dos por el mersey beat inglés, género que antecedió a la revolución psicodélica del segundo lustro de la década del '60. 

Cada quien, claro, tiene algo que decir sobre él. “El mersey ocupa un lugar muy especial en mi corazón”, primerea Gobello. “Las que integraron ese movimiento son bandas que crecí escuchando, y que luego revaloricé de más grande. Recuerdo charlar mucho sobre el tema con otro gran fanático y amigo como Joey Ramone, de quien aprendí mucho. Incluso me contó que su modelo de cantante era Peter Noone de lo Herman´s Hermits”.

-¿Cuándo y por qué se te dio por comenzar a escribir con destino de libro, Litto?

Litto Nebbia: -Cuando terminé las grabaciones de los dos discos y comprendí que este libro tenía de alguna manera una función didáctica, porque todo lo que cuenta está ejemplificado sonoramente por los dos discos. De hecho, deseo que libro y discos sirvan para dar a conocer una diversidad de cuestiones creativas, con el fin de que no se confundan las cosas como tantas veces pasa por la vertiginosidad del negocio. Y además, para mostrar que se podía escribir buenas canciones que ocuparan los primeros puestos en los rankings sin lugares comunes ni superficialidad.

-En una parte del libro, Gobello asegura que varias de las bandas abordadas quedaron en una suerte de “limbo mediático” dentro de la historia del rock. ¿Por qué se les ocurre que pasó con ellas, y no con The Who o The Kinks, por nombrar dos de las populares?

Marcelo Gobello: -Pienso que ambos grupos, que son de una calidad y originalidad destacadas, pudieron cambiar y evolucionar mucho mejor que la mayoría de los demás: The Who, de rudo grupo mod a la ópera rock primero y luego a una suerte de hard rock. Y The Kinks que se fue sofisticando y transformando en...The Kinks (risas), con toda esa melanco bien british y los toques de music hall. Lo del "limbo mediático" en el que ubico a bandas que no tuvieron esa trascendencia como Chad and Jeremy, The Applejacks, Helen Shapiro, Darlene Love, Doc Pomus o The Left Banke tiene que ver con la indiferencia o ignorancia de parte de la prensa o de los programadores radiales. Creo que fue un olvido injusto el que hubo sobre ellas, por la sencilla razón de que muchísimas de las canciones de esos grupos o solistas son maravillosas y hermosas.

L.N.: -Como casi siempre sucede, el “negocio” de la industria pone mayor acento a lo que considera que va a ser más redituable. Eso no está mal porque cuidan su negocio, pero lo que ocurre musicalmente al no publicar todo lo más representativo es que se pierde de disfrutar de algunos artistas excepcionales y además no se termina de comprender toda la escena de un lugar.

M.G.: -En esa dirección de hecho fue la intención de Litto de no ahondar en los grupos más populares de la época sino de resaltar a los menos conocidos. Es necesario porque, por ejemplo, que una obra maestra como Odessey & Oracle, de The Zombies, no esté a la altura de Sgt Peppers (Beatles), Aftermath (Stones) o Tommy  (The Who) en la consideración y conocimiento de la mayoría de la gente, es un verdadero pecado.

-Gobello ya mencionó los suyos. ¿Qué ejemplos pondrías vos en este sentido, Litto?

L.N.: -Pretty Things. El tremendo éxito de los Rolling Stones opacó el trabajo de esta banda que nació prácticamente al mismo tiempo que ellos. Incluso su guitarrista era Dick Taylor, que fue compañero de Keith Richard y Brian Jones en los inicios, hasta que luego, por algunas diferencias, cada quien armó su banda. Jamás se publicó un disco de Pretty Things en nuestro país. Otro ejemplo es la ópera rock Tommy, de The Who, que opacó la que fue realmente la primera: S.F.Sorrow, también de los Pretty. Ojo, para nada estoy hablando de calidad ni de que una banda sea mejor que otra, las dos están muy bien, pero si no tenés los discos de alguna no te enterás nunca. Sé que este libro no logrará hacer conocer todo lo que se hizo, pero pone un gran acento en las pistas a seguir para conocer algo de la historia.

-Hay un recuerdo muy elogioso también de Gerry & The Pacemakers y de The Fourmost. ¿Cómo se las presentarían a la generación centennial?

M.G.: -Empezaría diciendo que Gerry Marsden tenía mucho talento, era un gran guitarrista y componía muy bien. De hecho, llegó a hacerle sombra a los mismísimos Beatles al comienzo. La banda de sonido del film Ferry cross the Mersey del '65 me parece una joya y el documento definitivo es de lo mejor del mersey beat, que unos meses después dejaría de existir. The Foursmost, en tanto, era el grupo de Liverpool que más se destacaba por sus armonías vocales. Los cuatro cantaban muy bien y el propio Paul McCartney confesó que The Beatles se habían inspirado en ellos para baladas a tres voces como "This Boy" o "Yes It Is".

-Dice Marcelo que “Hippy, Hippy, Shake” es el himno no oficial del mersey beat. Litto, ¿qué recordás de cuando lo escuchaste por primera vez y qué opinás de la versión que hizo Sandro con Los De Fuego?

L.N.: -Por supuesto que lo conocí en su versión original inglesa, la que tocaban los Swinging Blue Jeans en The Cavern, junto a Beatles. ¡Tenían un éxito arrollador! Respecto de la de Sandro, no me gustaba, al igual que otras versiones que se hacían en castellano. Las letras eran horribles… no nos representaban.

-Un lindo apriete: ¿Inglaterra o Estados Unidos?

M.G.: -Difícil e injusto, pero digo Inglaterra.

L.N.: -Los ingleses lograron momentos muy originales por no tener prejuicio sobre lo que admiraban. Parece increíble, pero gran parte de la juventud de ese tiempo consumía divinas producciones de rhythm & blues y de soul, mientras que en Estados Unidos -de donde estos géneros eran originales- no les daba bolilla nadie; al menos hasta que luego del estallido de la British Invasion comenzó a desarrollarse la escena estadounidense, con excelentes bandas influenciadas por el folk, el blues, el pop, el jazz y, lógicamente, el formato grupal tipo Beatles. En suma, hay artistas originales y talentosos en ambos territorios que de alguna manera lograron consolidar un panorama de alta calidad interpretativa.

M.G.: -Sumaría a Litto acá, porque él también fue partícipe y protagonista de esa movida, y encima tiene la capacidad y sensibilidad para relatar y escribir sobre esa época con suprema autoridad. Para mí, este libro con música es mucho más que un trabajo más… es un acto de amor, un sueño hecho realidad. Nos divertimos y emocionamos mucho haciéndolo, y creo que se percibe.

-Y se sintetiza muy bien en el título del primer artículo de Litto: “Nada sale de la nada”. ¿Cómo trasladarías esa verdad a los momentos previos a Los Gatos Salvajes, aquí?

L.N.: -Mi historia es muy particular y privilegiada a la vez, porque mis padres eran músicos y les encantaba la posibilidad de que yo también lo fuera, así que tenía todo a mi disposición. Convivía con ellos toda la bohemia nocturna y los diferentes estilos de música. Eso me dio un gran poder de vocación. La verdad es que el pasado es muy importante para mí, pero no para quedarme anclado en él, claro. Soy una persona que siempre va para adelante tratando de encontrar nuevas cosas, de experimentar y todas esas cosas, y obviamente el pasado es muy importante para esto. Por eso me llama mucho la atención cuando leo que algunos músicos de bandas nuevas dicen que vienen a hacer algo “nuevo” y a destruir todo lo “viejo”. Para mi no hay nuevo ni viejo. Para mi hay o no hay.
 

Los dos CDs

 

Más allá del "negocio"

Tras la página 177, resuelto el grueso del libro, aparece un anexo con el nombre de las canciones, de los autores y de los intérpretes que Litto Nebbia -incluido él mismo, claro- grabó e hizo grabar para musicalizar las palabras. Por supuesto, hay de todo. “Siempre tuve ganas de grabar un manojo de esas divinas canciones de los años '60 con el fin de mostrar la diversidad de estilos y la calidad compositiva que tiene gran parte de ese material”, enmarca el alma compositiva de Los Gatos. “La idea era contar que la cosa no era tan sencilla como la mostraba el 'negocio': que si los Beatles, que si los Stones... Bueno, un día comencé a grabar algunas canciones, siempre dentro de mi estilo pero respetando la pura canción, y al poco tiempo me encontré con que estaba llegando a la veintena de temas”, cuenta este melómano empedernido, pensando en sus propias interpretaciones.

Entre ellas, se destacan los bellos arreglos y melodías de “Crying in the Rain”, de Carole King y Howard Greenfield; la versión a guitarra lisérgica que Nebbia hace de “Coconut Groove”, pieza de John Benson y Zal Yanovsky popularizada por Lovin´ Spoonful; y de “Yes I Will”, grabada originalmente por The Hollies. También las que el rosarino compartió con otros. Entre ellas, una muy buena de “She's Not There”, de The Zombies; más una rabiosa y en castellano de “Johnny B. Goode” (ambas con Los Reyes del Falsete); y de “Don't Let Me Be Misunderstood”, grabada allá lejos y en el tiempo por The Animals, y recreada hoy por Nebbia junto a La Perla Irregular.

Un tercer grupo de canciones del disco doble está dado por versiones en las que Nebbia no participa. Entre ellas, una sorpresiva versión en castellano de “Mr Tambourine Man” de Bob Dylan, a cargo de Los Reyes del Falsete; otra muy copada de Grateful Dead (“Friend of the Devil”) por Ariel Minimal, gran admirador de la banda de Jerry García; una tercera –singular, contundente y castellanizada— de “Till the End of the Day”, por Pez; y “Ruby Tuesday”, clásico de los Stones a cargo de Los Reyes del Falsete y Santiago Rial. “Armé una lista bastante completa de los temas que más me gustaban y eran más de cuarenta, por eso terminé haciendo dos CDs con 23 canciones inglesas y 23 de USA. La verdad es que estoy encantado con los discos, no solo porque me di un gran gusto espiritual en realizarlos sino por cómo suenan”, detalla Nebbia, que también incluyó perlitas del pasado como una versión de “Since You Broke my Heart”, de Don Everly, por Los Gatos Salvajes; otra de él mismo ¡a los 9 años! cantando “Bye Bye Love”, de The Everly Brothers, en castellano. Y una tercera para alquilar balcones: “That I Love You”, de y por los Mockers uruguayos.

Gobello

El socio adecuado

Marcelo Gobello, el socio literario de Nebbia, es diez años menor que éste. Nació en Buenos Aires en 1959 y lleva años trabajando en actividades que cruzan las letras con la música. “Empecé a escuchar música en los '60 y, si bien en mi casa se escuchaba tango, clásica, folklore y ópera, mi madre era muy rockera también, y fue la música de mi adolescencia. Es cierto que después, como profesional, fui estudiando e investigando más, pero conocí esa música de primera mano”, cuenta el escritor. Gobello es miembro de las Academia Nacional del Tango y de la Academia Porteña del Lunfardo, y conduce un programa de radio dedicado exclusivamente a la obra de Astor Piazzolla, y otro sobre rock, género al que le dedicó libros como The Beatles - Retrospectivo, Medio siglo con los Rolling Stones y El rock ha muerto.