Dolores Etchevehere, hermana del exministro de Agroindustria del macrismo, Luis Miguel Etchevehere, valoró como un “primer logro” el fallo que frenó el desalojo del predio que litiga con su familia, pero advirtió que “del otro lado hay maniobras de una trama de poder muy fuerte” de protección judicial, política y mediática que, según denunció, no acata la medida y persiste en “actos intimidatorios”.
Etchevehere denunció que su hermano no acató la decisión del juez Raúl Flores que resolvió no hacer lugar al pedido de desalojo del predio en disputa en el marco de un juicio sucesorio en la localidad de Santa Elena, provincia de Entre Ríos.
“Puso un candado en la tranquera que da a la ruta en una actitud amenazante; es otro signo de su violencia”, advirtió a Télam.
Etchevehere reconstruyó también el proceso que la impulsó a reclamar judicialmente y comprometerse con el Proyecto Artigas –una iniciativa agroecológica de trabajo comunitario desarrollada en las tierras en disputa-, y reconoció que viene de una familia “patriarcal, con un verticalismo muy duro, entre los que mandan y los de abajo, y en el último escalón la mujer”.
-¿Cómo entendió la resolución de la Justicia que frenó el desalojo?
-Lo entendemos como un primer logro, pero debemos ser muy prudentes… Del otro lado hay maniobras de un poder muy fuerte, un poder constituido por parte de la Justicia, parte del sector político, parte del sector privado, de gente poderosa. Hay una trama compleja del otro lado. Ahora insistimos en que no están acatando lo que resolvió el juez: los demandados siguen en un acto intimidatorio. Luego de la resolución del juez, Luis Miguel Etchevehere puso un candado en la tranquera que da a la ruta, en una actitud amenazante; es otro signo de su violencia.
-¿Qué siente cuando escucha "queremos ser ciudadanos, no queremos ser Venezuela" como parte de los argumentos de su hermano Luis Miguel?
-¡Por favor, parecen loros, loros repetidores (risas)! Todo un discurso con un mismo hilo. Yo insisto: por qué no presentan pruebas en el expediente judicial que avalen sus dichos. El jueves fui objetivo de un documento que plantaron los demandados que decía que yo había cedido y vendido todo. La persecución por parte de los medios fue dura, tremendo. Este mismo documento se lo llevaron al juez que lo leyó y, en su resolución, dijo que era nulo.
-¿Por qué tomó la decisión de judicializar y, al mismo tiempo, articular con Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) ?
-No fue una decisión de un día para el otro. Si tengo que tomar un punto de referencia o un disparador, fue cuando leí la encíclica Laudato Si del papa Francisco. Allí hay un concepto sobre la cultura del descarte y me sentí muy identificada; no solamente sobre el descarte hacia las mujeres, sino además en lo que hace a la cultura del descarte a los que trabajan la tierra.
-¿Ese fue el punto de inflexión?
-No, yo hice un quiebre hace 11 años. Después siguieron años en un proceso muy largo. La encíclica fue mi inspiración para cambiar, y empecé a escuchar de manera más atenta a Juan Grabois, y a investigar sobre lo que hizo y hace. Es un abogado brillante y es cristiano. Yo soy profundamente cristiana y eso también me hace acercarme a él. Lo llamé, nos reunimos, le presenté todo mi caso. Son un grupo de abogados muy profesionales; trabajaron profundamente en las pruebas del caso familiar y sobre el hilo completo de la investigación. Leyeron, investigaron, comprobaron. Y después de todo ese camino Juan me dijo "bueno, yo acepto representarte". Al mismo tiempo le pedí que pensemos en un proceso productivo virtuoso para ayudar a los demás, con función social, es decir en total sintonía con el trabajo militante de Juan. Le reitero: la principal afinidad que tengo con Juan (Grabois) es que es cristiano.
-¿Cuáles son las acusaciones que pesan sobre sus hermanos?
-Estafa, lavado de dinero, fraude al fisco, vaciamiento de empresas. Lo nuevo son las denuncias por violencia económica y extorsión que están radicadas en Buenos Aires, en el juzgado de (Daniel) Rafecas y el fiscal (Federico) Delgado.
-Los episodios de Santa Elena coincidieron con la aparición de un libro que revela conflictos de similares características en la familia Macri…
-Es pura y total coincidencia. No tengo nada que ver con ese libro, no tengo ni idea. Yo no soy una estratega rusa.
-¿Cómo funcionó la dinámica familiar que terminó en este conflicto?
-Lo típico de una familia patriarcal. Un verticalismo muy duro, muy marcado, los que mandan siempre y los de abajo. Y en el último escalón, la mujer; nunca considerada como para participar de las actividades que ellos, los hombres, realizaban, que estaban relacionadas con la administración y el poder.
-¿Cree que existe un componente de la cultura machista en el conflicto judicial?
-Eso es algo obvio. Sin dudas. Todo lo que se refiera a una mujer es el descarte para ellos. Dijeron "murió papá, somos cuatro hermanos, tres varones y una mujer, listo a esta la corremos". Yo he sido una mercancía para ellos, la posibilidad de acceder a más y más dinero: tomaron de facto la administración de la sucesión, a través de una firma mía falsificada. Ese fue el primer paso de ellos, falsificación de documentos. Yo seguí adelante, soy periodista y muy rigurosa: cada denuncia con sus respectivas pruebas. Investigué a fondo, me presenté ante la Justicia a través de muchos años y cuando empezaba el momento del trabajo de los jueces todo siempre se planchaba en el tiempo, se dilataba o detenía. Mis hermanos nunca pisaron los Tribunales de Justicia, nunca. Si bien fueron llamados a indagatoria, siempre las respuestas eran "que estoy en China, que estoy en Japón, que estoy con (Mauricio) Macri, que estoy a más 500 kilómetros". Fueron citados muchas veces y nunca se presentaron.
-¿Hay protección judicial y mediática en Entre Ríos?
-Sí, en Entre Ríos y también a nivel nacional a través de los medios hegemónicos de comunicación. Yo veía que medios como Clarín, La Nación, Canal 13, difundían sus crónicas y silenciaban todo. Pero soy una mujer muy positiva y digo "si un camino se cierra, tomo el de al lado y transito igual": comencé a relacionarme y a transmitir por radios comunitarias, pequeños medios de comunicación.
-¿Cómo evalúa la reacción de un grupo de productores agropecuarios frente a la tranquera de su casa en las horas previas a la resolución judicial?
-Atacan a una mujer; apuntan con tractores, jinetes y camionetas a una mujer para echarla, para sacarla y quitarle sus derechos. Para tratar de vulnerabilizar sus derechos. Y no conformes con los tractores, los jinetes y las camionetas, vienen al frente de mi casa y me dicen "tiene un salvoconducto, señora, para salir de la provincia", como diciéndome "te damos la seguridad de que no te molemos a palos… de que no te pase algo". Es inédito.
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