Isabel Allende, la senadora chilena e hija del ex presidente derrocado por el dictador Augusto Pinochet, consideró que una de las consecuencias del resultado del referéndum de ayer es que todo el arco de la oposición debe "unirse" para "avanzar en las transformaciones" que la sociedad demandó, y dejarlas plasmadas en la nueva Constitución.
“Lo que tenemos que hacer es democratizar esa democracia, profundizarla, ensancharla y hacerla inclusiva”, definió.
“Es fundamental ir unidos. Hasta ahora no hemos logrado esa unidad de la oposición, que es responsabilidad nuestra” y si eso no ocurre “vamos a tener un rotundo rechazo”, planteó la legisladora chilena al hacer un análisis de cuáles serán los próximos pasos en la vida política de su país, tras el contundente 78 por ciento que ayer dejó nocaut a la Constitución heredada de la última dictadura.
Durante una entrevista por Radio Con Vos, Allende explicó cómo será el paso a paso de “lo que vendrá” tras el referéndum de ayer. “Hay que hacer ver a la gente que este proceso va a tomar un par de años”, dijo.
Como primera medida, en abril de 2021 se convocará a elecciones de delegados convencionales que tendrán un año para redactar el nuevo texto. Por esto es importante la unidad de la oposición: “Cada capítulo tendrá que ser aprobado por dos tercios” de los constituyentes; es decir que la mayoría y el consenso deberán ser abrumadores porque “si no, no vamos a lograr ponerle ese sello que nosotros consideramos que debe tener”, añadió la legisladora.
Una vez que se termine el nuevo texto, el gobierno deberá llamar a un referéndum de salida de la nueva Constitución, para luego ponerla en vigencia. Mientras todo esto ocurra, “tenemos que avanzar en transformaciones que no dan para más”.
Lo bueno del triunfo de ayer es que, a pesar de que este proceso será lento, “la gente podrá mirarnos con más comprensión si hacemos un esfuerzo genuino en hacer cambios”, estimó.
Por otra parte, la hija de Salvador Allende calificó de “ilegítima” a la Constitución vigente e impuesta por la dictadura que derrocó a su padre. Una de las trabas más grandes que estableció el pinochetismo es que cualquier reforma de magnitud necesita los dos tercios del parlamento.
Citó como ejemplo un proyecto suyo que intentó declarar al agua como derecho esencial y que obligaba al Estado a garantiza su servicio. “Teníamos 24 votos a favor y por los 12 en contra de la derecha, no se aprobó”, con lo cual de alguna manera “ganó la minoría”.
“Se requiere el concurso permanente de la derecha” y esto “ha sido un permanente cerrojo. Se han impedido hacer reformas y avanzar en ciertas materias”, dijo. Por eso destacó que lo de ayer fue “una demostración muy potente” de que eso debe cambiar.
“Cuando hablo de una nueva Constitución hablo también de la posibilidad de generar un nuevo modelo de desarrollo y de sociedad” porque “el tipo de sociedad que tenemos ha generado profundas desigualdades”.
El pueblo chileno dijo “basta de abusos, basta de financiamientos irregulares, de una clase política que parece demasiado autocomplaciente” y los dirigentes “estuvimos bastante ciegos al respecto”.
De la misma manera, trazó diferencias del socialismo hacia el que avanzó su padre hasta ser derrocado en 1973. “Una alternativa radical al capitalismo aún no se ha visto” que funcione, dijo. “Y en ese sentido –agregó- todos hemos aprendido que la democracia es nuestro límite del accionar político.”
“Lo que tenemos que hacer es democratizar esa democracia, profundizarla, ensancharla, hacerla inclusiva y hacernos cargo de los temas de hoy que no existían hace 50 años atrás”, explicó y se esperanzó con que esa debería ser uno de los ejes de la nueva Carta magna.
“Esperamos ponerle un sello distinto a esta nueva Constitución. Pero mientras vamos a tener que marchar con este actual modelo, y ese será el desafío”, concluyó.