Con Paquita Salas, la comedia sobre la representante de artistas que viajó de Navarrete para llegar primero a la cúspide y luego al ocaso en Madrid, Brays Efe se convirtió en una celebridad no sólo en España sino en gran parte del mundo, Argentina incluida. La serie de los Javis pasó de una plataforma de streaming pequeña al gigante Netflix y eso les abrió un mundo a todos los que forman parte del proyecto.

Nacido en octubre de 1988 en las Islas Canarias y criado en Galicia, Brays Efe vive desde hace tiempo en Madrid. Estudió Comunicación Audiovisual en la Complutense, hizo teatro y escribe una columna mensual en El País. Y este año lo ha tenido hiper productivo; se lo puede ver en todas las plataformas. En la serie Por H o por B, producida por HBO España, interpreta a un gay hipster y nudista que vive en el barrio cool de Malasaña. En Netflix, acaba de estrenar Orígenes secretos, una película que cruza el género detectivesco con el universo de los cómics y en la que comparte cartel con Ernesto Alterio. Allí es Jorge, un fan de las historietas que se convierte en el ayudante de un inspector serio y circunspecto para resolver una serie de crímenes. Y la obra de teatro que representó en el Teatro Lara hasta la llegada de la pandemia se publicó hace pocos meses como libro. Las cosas extraordinarias, un monólogo del inglés Duncan Macmillan que habla de temas como el suicidio y la depresión, se puede conseguir en Argentina como un ebook que en la tapa tiene la cara de Brays Efe junto a un prólogo y unas anotaciones al final que acompañan a la traducción del texto original. En ese texto, Efe dice que la pieza “habla con ligereza de temas importantes y con importancia de temas ligeros”. Y eso es lo que hace de alguna manera también él en esta entrevista con el suplemento SOY.

Por videollamada, cuenta que hace poco más de un mes se dio el gusto de volver al cine y que, luego de una cuarentena inicialmente estricta, y luego intermitente, Madrid “vuelve poco a poco a la vida”, aunque todavía no tiene pistas de cuándo volverá al teatro. El sector ha ido retomando la actividad en España con un protocolo de distanciamiento social y menos butacas que antes; y la obra que estaba haciendo se daba en una sala pequeña y con interacción del público. Además de conversar sobre la gordofobia que experimenta a menudo no solo en la industria sino también en la propia comunidad gay, Brays comparte su fascinación por lo que denomina “el sentido del espectáculo argentino”. En agosto de 2018, pasó apenas cinco días en Buenos Aires, a los que califica de “inmejorables”. Comió un asado con Ricardo Darín, fue a ver a Lizy Tagliani al teatro, fue a la casa de Susana Giménez para asistir a una función privada de El ángel de Luis Ortega, se cruzó a Lucrecia Martel en un restaurante y hasta cumplió su sueño de conocer a Moria Casán. Estaba comiendo con Leticia Siciliani a la vuelta de América y pasó a saludar a La One, que lo hizo entrar al estudio de Incorrectas. Nada de eso no fue azaroso: además de saberse frases de Moria de memoria, Brays se mantiene al día con el showbiz argento mirando programas como Los Ángeles de la Mañana, de Ángel de Brito.

Estás en un momento de expansión, es un año en el que podés mostrar que has hecho otras cosas además de Paquita Salas.

Sí, aunque si he llegado por ejemplo a esta película es por Paquita. Había trabajado con el director, David Galán Galindo, por primera vez en un capítulo de la serie. Él era el guionista de la gala de los Goya en la que Paquita presentó un premio, había visto el programa obviamente y es por eso que decidió darme este personaje, que es completamente distinto pero que a la vez siento que puede tener algo en común en su tono y empatía. Son personajes opuestos pero hay algo común en su corazoncito, ¿sabes?

Hace un poco hiciste un hilo en Twitter en el que repasaste las últimas producciones de moda en las que la pasaste mal porque no te daban ropa de tu talle. ¿Cómo te resultó contar eso?

Fue una cosa muy liberadora, porque es un peso que yo llevo siempre. Ahora he entrado en una etapa de promoción bastante heavy, porque he promocionado la serie de HBO, la serie de Netflix, el libro y tengo siempre esa experiencia. Que llego y me encuentro con una barrera que no me permite trabajar al nivel que trabajan mis compañeros y sé que es una reclamación en cierto sentido egoísta o de poca importancia. Pero me parece también bien hablarlo porque para eso al final es Twitter, para ser egoísta y hablar de uno mismo, ¿no?

¿Cuáles son esas barreras que no te permiten trabajar a la par que el resto?

En las sesiones de fotos me encuentro con muchos obstáculos. Y son muy concretos: sé cuáles son, te los puedo explicar; te puedo decir por qué no me cerraba tal pantalón. No es una cosa tan inconcreta del mundo de la moda y tal. O sea, lo puse por una sesión de fotos de una revista en la que he salido en la portada, una portada preciosa que me encanta pero voy vestido de Primark, ¿sabes lo que quiero decir? (Nota: Primark es una marca de ropa muy barata en Europa). No pasa nada. Pero efectivamente, no llevé mis pantalones y esta vez me pusieron unos de Primark.

Imagino que los demás no tenían ropa de Primark…

Bueno, también te tengo que decir que me llevé una camisa de Gucci que me quedaba perfecta y al estilista le pasé el contacto de unas marcas a las que también llamó, así que yo hago de todo para eso. Pero la verdad es que me suelo encontrar con un obstáculo ahí. Al principio haces cosas con revistas y te hace ilusión, es una cosa súper nueva. “¿Yo en una revista?” Pero cuando ya es la octava vez que lo haces, quieres hacerlo rápido y sin que te molesten mucho (risas). Entonces es como: “Dios, ¿de verdad voy a tener que ir allí y sentirme mal todo el día?”

Eso que decís va contra la presión de mostrarse siempre feliz y alegre que muchas veces se vive en la industria. Digo, mostrás que la fama no es únicamente pasarla bonito y tener tapas de revistas, es también tener que lidiar con estas cosas.

Sí, y también entiendo que las promociones son un lugar para fingir y para exagerar y para decir todo lo bonito de las cosas y hacer declaraciones impactantes y todo eso. Pero claro que a veces tienes que ponerte el escudo de “vale, ahora voy a hacer esto” cuando en realidad tienes un día de mierda. Yo también soy muy defensor de que la gente comunique un poco más estas cosas, sobre todo desde que hice Las cosas extraordinarias. La obra habla sobre la salud mental, la depresión, la ansiedad, el suicidio, sobre todos estos temas que son casi tabú en nuestra sociedad, sobre los que casi no se hablan. Y yo creo que si los habláramos más nos encontraríamos un poco menos solos, nos daríamos cuenta de que nos pasan cosas muy parecidas a todos y de que estamos cada vez más comunicados pero no creamos espacios para tener conversaciones de calidad sobre estos temas importantes.

En el prólogo del libro, decís que la obra habla con ligereza de temas importantes y con importancia de temas ligeros...

Es que es verdad, es lo que hace. De repente, en una frase que viene por ahí te habla del suicidio como de pasada y luego le dedica un párrafo a una cosa de la vida muy cotidiana, ¿sabes? Me parece que es una gran lección esto de que al final estás donde pones tu atención.

¿Y dónde ponés tu atención este año?

Pff, pues madre mía, cada cinco minutos en un sitio distinto (risas). Yo tengo como mi relojito interno que no para de funcionar y que está haciendo sus cosas pero luego en mi día a día tengo un mundo bastante caótico, la verdad.

¿Cómo manejás ese caos interno?

En el caos me voy encontrando, me he hecho mi propio caos, mi caos ordenadito.

Hablábamos recién de cómo la industria de la moda y el periodismo pueden ser duros y en este caso gordofóbicos, ¿no? Es una palabra que todavía no se usa tanto y tal vez deberíamos usar más…

Ni siquiera la he usado yo en el hilo, creo, porque no sé hasta qué punto.... Sí, es gordofobia, claro. Una cosa que la gente no entiende muchas veces es que cuando se habla de gordofobia o cuando se habla de homofobia o xenofobia y este tipo de palabras piensan que van acompañadas del odio, que son muestras de odio. Y no siempre estas actitudes surgen del odio, muchísimas veces surgen de la ignorancia. De que alguien vive ajeno a la realidad de otro, de que no quiere o nadie le ha explicado. O de la comodidad de no cambiar nada. Quiero decir: no es siempre alguien que dice “jajaja, odio a estas personas”; no siempre tiene esa perspectiva.

En tu caso, elegís llamarte a vos mismo y presentarte como una “fat legend”, ¿cómo surgió eso?

La gente dice “skinny legend”, como leyenda delgada, así que yo quise ser una “fat legend”, una leyenda gorda (risas).

Hay muchos prejuicios todavía en la industria audiovisual, ¿no? Se dice muchas veces: “Tal persona no da bien en cámara, no va bien para esta película”, cuando lo que se está diciendo en realidad es que esa persona no es delgada, no es rubia o no es lo suficientemente joven si se trata de una mujer. Hay muchas cosas que están ahí como no dichas.

Hombre, a ver... En parte es verdad que el mundo de la actuación es un mundo de la imagen, que es importante y clave. Pero creo también que el público ha demostrado con el tiempo que le gusta ver caras distintas, voces distintas, cuerpos distintos. Y cuando ha habido historias con personas distintas con una historia que estaba bien le ha llegado a la gente igual y creo que es bonito ver esa diversidad. También te digo que a pesar de eso, a pesar de que existe esa gordofobia y esa actitud no sólo en la industria, es una cosa de la vida que en la industria se ve quizá más fuerte… Recalco esto porque a veces parece que cuando acusamos lo hacemos con el dedo a la gente que hace cosas malas y no es eso: muchas veces es la ignorancia, es no haberlo pensado, es…

¿Cómo vivís esta situación en tanto actor?

Hostia, yo a veces siento automáticamente como que… Por ejemplo, en las últimas dos cosas que he hecho mi cuerpo es un chiste para la película. Para mí también es un esfuerzo sentir que me voy a agachar y se me va a ver la raja del culo y eso va a ser un chiste. A veces yo mismo digo “Ala, qué doloroso”. Pero bueno, es mi trabajo y sé jugar con ello y sé hacer que mi cuerpo sea esas cosas y también sentir que mi cuerpo es sexy y deseable en otros momentos. Pero claro, es una cosa con la que hay que lidiar y te lo estoy diciendo yo que lidio bastante poco con ello, la verdad, porque me encuentro bastante cómodo en mi rincón. Imagínate a una chica más joven en la industria de la moda que está expuesta a esa lupa. Cuando veo por ejemplo las cosas que le ponen a Ester Expósito, digo: ¿cómo pueden las personas poner estas cosas? Es algo que está en todas partes y tiene que ver con la ignorancia y con que al otro lo hemos deshumanizado un poco por las redes, creo, y luego hay cosas que siempre se han hecho así y pareciera que es más cómodo seguir haciéndolas así. Y también hay gente luchando para cambiar las cosas, hay que decirlo.

Esta deshumanización se ve en las redes y sobre todo en las aplicaciones de levante...¿cómo les dicen ustedes a las dating apps, aplicaciones de ligar?

De ligar, sí (risas).

En las apps de ligar pasa eso y me has hecho reír con lo que has contado de que te encontrás con gente a la que le gusta tu trabajo al tiempo que se define como cero plumas y una lista interminable de requisitos.

Si alguien me escribe en una red social de ligue para decirme que le ha gustado mi serie y su perfil dice “no afeminados, no plumas, masculino”, yo pienso que están muy descolocados. Algunos me dicen que no tiene nada que ver y yo creo que sí. Porque si te gusta el trabajo que hago, también te identificarás un poco con el mensaje. Si te gusta Paquita Salas, te identificarás con el mensaje de “acepta tu diferencia, mostrarla orgulloso al mundo, recibir la diferencia de los demás con los brazos abiertos”. Entonces esos comentarios me descolocan un poco y siempre tengo conversaciones con las personas sobre eso y les pido que lo quiten. No los obligo, tengo conversaciones con ellos para que lo hagan.

¿Les hablás a los desconocidos que te ponen eso para hacerlos entrar en razón?

Claro. Trato de explicarles que ellos van a poder elegir con quién acostarse siempre igual (risas) pero que establecer esa barrera de lo que te diferencia lo que hace es en realidad poner tu propia inseguridad en juego. Eres tú el que está hablando mal de ti, no estás hablando mal de nadie. Pero a la vez entiendo que va a haber gente que va a entrar a la app, va a leer eso y le va a sentar mal, le va a hacer sentirse mal consigo mismo. Entonces me parece terrible. Y yo tengo el privilegio de que, como tengo un trabajo público que le ha llegado a la gente, hay gente de esa que jamás me hablaría y me habla. Eso me da la oportunidad de tener esas conversaciones con ellos que a veces me hacen sentir muy bien porque veo que hay gente que ha entendido algo y lo cambia... y a veces me siento fatal porque hay gente que dice cosas terribles.

Es como un trabajo de docencia que te tomás... en un lugar inesperado.

Por supuesto. San Brays Efe (risas). Pensado fríamente, nunca sabes con quién vas a encontrarte en ningún sitio, y tu modo de presentarte al mundo no debe hacerse con respecto a lo que no te gusta.

Algo que he visto también es que reivindicás el uso de la palabra maricón.

Yo lo digo siempre, yo me llamo maricón a mí mismo. Y me gusta normalizarlo porque a mí me llamaban maricón de niño y era una palabra fea, que sonaba mal, que era un insulto. Me apropio de eso para que si a alguien lo están llamando maricón en la escuela vea que tambien me lo digo yo, que no pasa nada. Es parte de la gracia que la podamos utilizar nosotros porque es una herramienta que han usado tantas veces en nuestra contra que poder apropiarse de esa herramienta es un poco poderoso, es algo que sienta bien. Me siento un puto blindado, como dice Moria Casán (risas).

 

Las tres temporadas de Paquita Salas y la película Orígenes Secretos se pueden ver en Netflix. La serie Por H o por B está disponible en HBO Go. Y el libro Las cosas extraordinarias, que incluye un prólogo y unas notas de Brays Efe, fue publicado por Planeta y en Argentina se consigue como ebook a través de Google Play