No es una operación de inteligencia ilegal contratar a un detective privado para verificar una infidelidad. Este es el criterio con el que, en la página 22, el fiscal de Cámara de Mar del Plata, Juan Manuel Pettigiani, defendió a su par Carlos Stornelli en la causa que instruye en Dolores el juez Alejo Ramos Padilla. El fiscal marplatense dice que Marcelo D’Alessio era un particular, no pertenecía a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), lo que hacía el falso abogado eran investigaciones privadas, de manera que Stornelli no cometió ningún delito. Pettigiani sí admite que D’Alessio y su grupo eran una red de extorsionadores, pero que Stornelli tuvo una relación sólo ocasional y únicamente con el falso abogado. Para redondear su pensamiento, Pettigiani transcribe el famoso principio “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios”. Claro que el juez de Dolores dice lo contrario: que D’Alessio era parte de una organización paraestatal, con terminal en la AFI, y sirvió para armar causas contra los opositores, coaccionar, extorsionar y hasta planear la detención del ex marido de la actual pareja de Stornelli.
Desde el surgimiento del expediente de Dolores, Pettigiani viene jugando a favor de Comodoro Py y siempre estuvo en sintonía con Stornelli. En forma continua sostuvo que Ramos Padilla no tenía competencia porque la mayoría de los hechos se produjeron en la Ciudad de Buenos Aires y por lo tanto la causa debía viajar al edificio de Retiro, donde obviamente Stornelli juega de local. En el escrito que elevó este lunes a la Cámara de Mar del Plata vuelve a argumentar lo mismo: que el juez es incompetente. Por ahora esa batalla la vino perdiendo, ante la Cámara y la Casación.
La Cámara de Mar del Plata debe resolver sobre los procesamientos de Stornelli, Daniel Santoro, Pablo Pinamonti, el hombre de la AFI señalado por Ramos Padilla, y otros participantes de las maniobras. Todo viene muy demorado, en primer lugar por la pandemia, pero también porque las defensas pidieron prórrogas a raíz de que el expediente es extenso. Luego el fiscal tuvo coronavirus, la fiscalía tenía reducción de personal y se pidieron fotocopias de legajos de prueba que hubo que escanear. En su escrito de 168 páginas, como estaba cantado, Pettigiani pide el sobreseimiento de Stornelli.
La base de todos los razonamientos del fiscal de Cámara es que D’Alessio es un particular aislado, no un funcionario público. Además, argumenta que su acción siempre fue para extorsionar y conseguir plata y no afectó la defensa nacional ni la seguridad interior. Por eso hace el paralelismo con un detective que investiga casos de infidelidad.
En ese marco -dice el fiscal-, D’Alessio engañó a Stornelli y éste no cometió ningún delito. El falso abogado “lo giró”, es decir que pidió plata o declaraciones judiciales en nombre del funcionario (Stornelli), sin que el funcionario lo supiera.
La mirada de Ramos Padilla es opuesta. D’Alessio, los comisarios Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, junto al ex agente Rolo Barreiro y el fiscal Juan Ignacio Bidone, operaban vinculados a la AFI a partir de Pablo Pinamonti, a quien reportaban. Por eso el magistrado considera que eran una organización paraestatal y realizaron muchísimas operaciones en las que no había dinero de por medio, sino favorecer al gobierno de Mauricio Macri.
Pettigiani sostiene que tal red no existía, que el jefe de la organización era D’Alessio, al que considera la cabeza de una banda de extorsionadores. Stornelli fue engañado por D’Alessio como engañó a muchísimos periodistas. Lo dice textualmente en la página 47: “engañó a una larga lista de periodistas (cita los nombres), todos experimentados, ¿por qué no podemos sostener que con Stornelli fue el mismo engaño?”.
A esto agrega que Stornelli sólo se vinculó con el falso abogado en forma ocasional. En ese sentido, por ejemplo, el fiscal se reunió con D’Alessio en Pinamar, pero sin saber que, por detrás, el falso abogado le dijo al empresario Pedro Etchebest que lo estaban involucrando en la causa de las fotocopias de los cuadernos y que tenía que pagar 300.000 dólares para zafar. Respecto de un mensaje en el que D’Alessio le dijo a Stornelli “lo de Pedro (Etchebest) me ocupo yo personalmente de avanzar con ese sujeto”, Pettigiani admite la explicación de Stornelli: dice que no leyó ese mensaje de texto.
Poco sólidas parecen las explicaciones del fiscal de Cámara en dos casos emblemáticos: la intención de hacerle una cámara oculta al abogado José Manuel Ubeira, defensor de uno de los imputados en la causa de las fotocopias. Pettigiani argumenta que no se concretó esa cámara oculta y que por lo tanto no hay delito. Menos sólida todavía parece la defensa que hace de Stornelli en el espionaje al exmarido de su actual esposa. Stornelli primero le preguntó al falso abogado si había forma de denunciar a Jorge Castañón por contrabando y luego parecieron hablar de la intención de plantarle droga en una valija. Pettigiani dice que fueron todas iniciativas de D’Alessio (algo que no se verifica en los mensajes), que el falso abogado era un particular y que hubo algo así como una intención de ayudar a la justicia a detener a un supuesto malandrín. Colocarle droga en una valija y hacerlo detener, todo porque es el ex marido de su pareja, no encaja con lo que dice Pettigiani.