El próximo 6 de noviembre comenzará el juicio por el homicidio del turista francés Mathieu Pierre Martin, desaparecido en Iruya en agosto de 2018, cuando intentaba llegar a Isla de Cañas por senderos de montaña. A pesar de que su cuerpo no fue encontrado, los hermanos Juan y Froilán Cuevas están acusados por homicidio simple y comenzarán a ser juzgados ahora. Los dos permanecen detenidos.
Los fiscales Ramiro Ramos Ossorio y Pablo Rivero, que intervinieron en la primera parte de la investigación, representarán al Ministerio Público en la audiencia de debate ante los jueces de la Sala VI del Tribunal de Juicio.
Según se informó, se ha previsto que la audiencia se desarrolle los días 6, 9, 10, 11, 12, 13, 17, 18, 19, 20 y 24 de noviembre por la mañana.
En agosto de 2018, cuando la familia del turista denunció que había perdido contacto con él, luego de que se comunicara desde Tilcara y les anunciara su intención de seguir viaje a Iruya, tanto en Jujuy como en Salta se llevaron a cabo intensos operativos de búsqueda durante largos días. Así se pudo reconstruir su recorrido, obtener datos de su efectiva presencia en Iruya y dar con distintos testigos, hasta que su rastro se perdía en el paraje Huacaloma, donde residían los hermanos Juan y Froilán Cuevas junto a otra hermana, Rosa Cuevas.
Precisamente, esta mujer contó a una ex pareja suya que sus hemanos "se habían mandado una macana" y que Juan Cuevas, borracho, atacó a traición a Martin con un cuchillo. Además de contar lo que supo de boca de la hermana de los acusados, el primer testigo también recordó que en agosto de 2018 vio fuego en la casa de los Cuevas y cuando se acercó a ver, le dijeron que estaban quemando ropa vieja y ya había solo cenizas. Más tarde Rosa Cuevas ratificó su afirmación ante los investigadores.
A este testimonio se sumó el de un baqueano de la zona, que colaboró con la búsqueda de Martin y luego aseguró que en diciembre de 2018, cuando acompañó a la Policía al paraje Huacaloma, Froilán Cuevas le contó que su hermano Juan había apuñalado al turista.
Cuando los investigadores inspeccionaron la casa de los Cuevas, encontraron pertenencias del mochilero: una linterna, un cuchillo y un pantalón escondidos bajo piedras. Sin embargo, los fiscales descartaron que se hubiera incinerado el cuerpo. De hecho, los perros rastreadores de cadáveres marcaron rastros en lugares inaccesibles, "hasta el final del talud del cerro, después ya hay abismo", informó en su momento el fiscal Ramos Ossorio. Y explicó las posibilidades que se desprendían de ese hallazgo: que lo hayan tirado por un barranco o que esté enterrado a cinco metros de profundidad. El geólogo que participaba del equipo de búqueda desaconsejó la posibilidad de bajar una máquina excavadora, y tampoco era posible cavar a mano, por eso el fiscal advirtió ya en 2018 que quizás nunca iba a encontrarse el cuerpo, a pesar de lo cual ratificó que existen pruebas para sostener la acusación contra los dos detenidos.
De hecho, para el Ministerio Público Fiscal, una prueba determinante en contra de los acusados resultó una pulsera de goma secuestrada a Juan Cuevas. Sometida a un análisis, el Servicio de Biología Molecular del Centro de Investigaciones Fiscales (CIF), estableció que tenía rastros de un perfil genético compatible con Mathieu.
Según los testigos, los hermanos Cuevas eran conocidos como personas violentas y adictas al alcohol. Para la Fiscalía, quedó claro que Juan fue quien atacó a Martin, probablemente mientras descansaba, y Froilán, que tiene una discapacidad motriz pronunciada, no intentó evitar el ataque y luego se benefició de este hecho, porque se repartieron las cosas robadas al turista.