El Tribunal Oral Federal número 5 de la Ciudad de Buenos Aires comenzó a juzgar esta mañana a los genocidas de la Esma Jorge Acosta y Alberto González por delitos sexuales cometidos en perjuicio de tres víctimas que permanecieron secuestradas y fueron torturadas en el centro clandestino de detención que funcionó en ese predio durante la última dictadura cívico militar.
El “Tigre” y el “Gato”, dos integrantes de la patota que secuestró, torturó, desapareció y asesinó en nombre del terrorismo de Estado llegan a este juicio imputados imputados por violación, abusos sexuales, manoseos, tocamientos, violencia sexual y abusos psicológicos contra tres mujeres que permanecieron encerradas en la Esma durante la última dictadura. Ambos cumplen condenas por crímenes de lesa humanidad en cárceles comunes y, aunque intentaron utilizar la pandemia para irse a sus casas, no lo lograron.
Los jueces Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Adrián Grünberg revisarán hechos que no son nuevos, porque fueron relatados por esas sobrevivientes y muchas otras más a lo largo de sus numerosas intervenciones frente a la Justicia, antes y después de la impunidad de las leyes de obediencia debida y punto final. El expediente que investigó estos hechos comenzó en 2011, con la sentencia del segundo debate oral que se llevó a cabo por los crímenes de la Esma hechos acaecidos allí durante la última dictadura. Entonces, el TOF 5 envió a investigar toda la clase de abusos de índole sexual que narraron diversas víctimas a lo largo de meses y meses de audiencias de testimonios. La causa viajó hasta el el Juzgado Federal número 12, y quedó en manos del juez Sergio Torres.
Entonces, los casos eran varios más, pero solo tres lograron completar las instancias procesales hasta llegar al requerimiento de elevación a juicio. La revictimización que implica contar y volver a contar las vejaciones sufridas, más de 40 años después, es un límite que encontró esta vía de Justicia. Los hechos estuvieron listos para ser revisados en instancia de debate oral y público desde 2015, pero su realización fue demorada por años y luego pospuesta. Las razones recientes fueron las medidas de aislamiento para evitar la propagación del coronavirus, que afectaron fuertemente a todo el proceso de judicialización de lesa humanidad.
Mientras, el mismo tribunal continúa dirigiendo el cuarto juicio que se desarrolla por los crímenes de lesa humanidad que sucedieron en la Esma durante la última dictadura, que comenzó hace más de dos años y que atraviesa instancias definitorias.