La Sala Leopoldo Lugones funcionaba a todo vapor con las primeras proyecciones del ciclo Enciclopedia cinematográfica del vampirismo – Parte 1, cuando el Aislamiento social preventivo y obligatorio decretado el 20 de marzo obligó a bajar las persianas de las salas de todo el país. Más de siete meses después de aquella jornada, y sin los cines en el horizonte cercano de reaperturas, el emblemático espacio del décimo piso del Teatro San Martín está de vuelta, aunque adaptado a la lógica de consumo audiovisual impuesta por la pandemia: íntegramente virtual, con una programación rotativa al alance tanto de los porteños como de cualquier compatriota interesado en un cine alejado de los tópicos y estilos dominantes de la cartera comercial. El debut fue este martes por partida doble, ya que durante esta semana la flamante plataforma –disponible en las webs del Complejo Teatral de Buenos Aires (complejoteatral.gob.ar/cine) y del área de Cultura del Gobierno de la Ciudad (vivamoscultura.buenosaires.gob.ar) – alberga en simultáneo parte de la programación de la 20° edición del DocBuenosAires y los primeros títulos del ciclo Cine argentino, clásico y moderno, que se llevará adelante hasta fines de enero del año que viene.
La llegada del virus SARS-CoV-2 a la Argentina marcó el inicio del último de varios cierres de la Lugones durante la década pasada. El primero fue a fines de 2013 para una serie de refacciones del Complejo Teatral que se extendieron mucho más de lo preestablecido y demoraron la reapertura hasta principios de 2015. Meses después llegó un segundo cierre, ahora para una remodelación general del edificio de la Avda. Corrientes 1530 cuyos tiempos, otra vez, se estiraron como chicle en una zapatilla hasta agosto de 2017. Pero ahora el contexto es distinto. “Durante estos meses se intentó hacer algún tipo de actividad online para paliar el cierre. Pero hubo problemas de diversos tipos: técnicos, de derechos y también relacionados con las restricciones geográficas, porque una cosa es exhibir una película en una sala y otra en una plataforma virtual. Varios productores nos pidieron especialmente que hubiera restricciones de este tipo, lo cual es lógico porque los derechos de algunas películas del ciclo de cine argentino están vendidos en el exterior”, cuenta a Página/12 el director de programación Diego Brodersen.
La flamante plataforma sirve, entonces, como “experiencia piloto” para “transitar una circunstancia extraordinaria”. “Es totalmente novedoso tanto para nosotros como para la mayoría de los eventos cinematográficos, incluidos gigantes como el Festival de Mar del Plata”, completa el también crítico y periodista de este diario, para quien “eventualmente se verá en el futuro si las actividades online continúan y, si es así, de qué manera”. “El lema de la sala siempre ha sido ‘cine en el cine’, y ahora nos vemos obligados a que no sea así. Pero en la Lugones consideramos que nada supera la exhibición en la oscuridad y de manera colectiva. El nivel de concentración del espectador en esas condiciones es imposible de imitar en una casa, más allá de los equipos técnicos que se puedan tener”, agrega. Es por eso que ya se trabaja de cara a una reapertura física (cuando las condiciones sanitarias lo permitan) mediante el rediseño de ciclos programados para este año, como por ejemplo una retrospectiva del cineasta portugués Pedro Costa. “Otros ciclos, por cuestiones de circulación de copias y demás, posiblemente no vayan a hacerse. La idea cuando reabra es seguir con la programación usual de ciclos y estrenos nacionales e internacionales”, adelanta.
Clásico y moderno
A una buena porción de la programación del DocBuenosAires, la flamante plataforma sumará los primeros títulos del ciclo denominado Cine argentino, clásico y moderno – Edición Online, que hasta enero del año que viene ofrecerá una selección de 16 producciones nacionales, cinco de ellas históricas y las 11 restantes con antecedentes de estreno en la sala. Las primeras corresponden, en su mayoría, a restauraciones realizadas por la Fundación Cinemateca Argentina a partir de negativos originales que estarán disponibles para su visionado durante 48 horas. Hasta mañana podrá verse La casa de los millones (1942), de Luis Bayón Herrera, mientras que desde hoy y hasta el viernes será el turno de Así cantaba Carlos Gardel (1935), que reúne diez de los quince cortos que el cantante filmó en 1930 bajo la dirección de Eduardo Morera. Para el 19 de noviembre se anuncia El cura Lorenzo (1954), de Augusto César Vatteone, al tiempo que el 26 de diciembre y el 2 de enero será el turno de La dama duende (1945) y Eclipse de sol (84 minutos), ambas dirigidas por Luis Saslavsky.
La pata contemporánea propone un repaso por varias películas fuertemente vinculadas a la Lugones. “Hubo un momento donde la poca disponibilidad de espacios de exhibición para el cine argentino independiente hizo que Luciano Monteagudo –director artístico desde fines de los ’70 hasta el año pasado– decidiera que la sala sumara la posibilidad de estrenar esas películas que de otra forma no podían encontrar su público”, explica Brodersen. Fue precisamente allí donde, en septiembre de 2011, tuvo sus primeras exhibiciones fuera del circuito de festivales El estudiante, la ópera prima en soledad de Santiago Mitre protagonizada por un jovencísimo Esteban Lamothe, que estará online desde este viernes por la tarde y durante todo el fin de semana. “Es una película que se estrenó solamente en la Lugones un jueves, y a partir de ahí llenó todas y cada una de las funciones, a tal punto que hubo que agregar proyecciones. Así fue durante varias semanas, hasta que después llegó a algunos cines del circuito comercial. Es un caso muy paradigmático y muy feliz para la sala”, recuerda.
La programación incluye nombres directores fácilmente reconocibles para los habitúes del décimo piso del Teatro San Martín. Empezando, claro, por Lisandro Alonso, de quien desde el 5 noviembre –y por una semana– se verá Los muertos. Apenas “baje” de cartel, el 12 de noviembre, subirá El loro y el cisne, de Alejo Moguillansky, mientras que desde el 26/11 se verá Tierra de los padres, de Nicolás Prividera, y desde el 3/12, Calles de la memoria, de Carmen Guarini. Más adelante vendrán Réimon, de Rodrigo Moreno (10/12); Viola, de Matías Piñeiro (17/12); La mujer de los perros, de Laura Citarella y Verónica Llinás (7/1); Los labios, de Iván Fund y Santiago Loza (14/1); El futuro perfecto, de Nele Wohlatz (21/1); y Sol en un patio vacío, de Gustavo Fontán (28/1).