A la distancia, el legado del gobierno de Néstor Kirchner en la ampliación de los derechos de las mujeres se agiganta. Impulsó políticas públicas que nos beneficiaron directamente. Desde la moratoria previsional también llamada jubilación para amas de casa y empleadas domésticas que no habían hecho aportes o no les alcanzaban, hasta la histórica incorporación de dos mujeres a la Corte Suprema y la designación –también histórica– de otra, Nilda Garré, al frente del Ministerio de Defensa, en un mensaje claro de promoción de mujeres en lugares de poder tradicionalmente ocupados por varones.
Al ratificar como ministro de Salud a Ginés González García, que venía de la gestión presidencial de su antecesor, el ex senador Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner le dio continuidad a la instrumentación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que había sido creado por una ley nacional sancionada en 2002, tras más de una década de tironeos y debates, con la fuerte resistencia de la jerarquía católica y gracias al apoyo que se encargaron de sumar legisladoras de distintas bancadas, otras “sororas”. Así la distribución gratuita de anticonceptivos en todo el país se consolidó como política pública.
En el 2004 se aprobó la Ley de Parto Humanizado, que fijó los derechos de las parturientas, entre otros, a estar acompañadas por una persona que elijan en el momento de dar a luz (y que recién se reglamentó en 2015, en los últimos meses del Gobierno de CFK). En 2006 se sancionó la Ley de Educación Sexual Integral, también con una articulación legislativa transversal y –otra vez-- una poderosa resistencia de la cúpula de la Iglesia Católica para implementarla. Se avanzó en la convocatoria a un equipo de reconocidas expertas para acordar los contenidos mínimos curriculares, que luego se aprobaron durante la gestión de CFK en el Consejo Federal de Educación. Durante el macrismo el Programa Nacional de ESI fue debilitado y su presupuesto recortado. Aún hay resistencias en algunas jurisdicciones para que lleguen efectivamente a las aulas y desde sectores conservadores vinculados a iglesias evangélicas y católicas se agita la campaña #ConMisHijosNoTeMetas para obstaculizar la ESI.
En 2006 además, la contracepción quirúrgica se convirtió en un derecho a través de una ley sancionada por el Congreso: hasta ese momento, solo los médicos podían prescribirla. La voz de las propias interesadas no era relevante y mientras que los sectores medios accedían a esa práctica en centros privados –sin nombrarla-- en los hospitales públicos las mujeres de barrios vulnerables enfrentaban barreras y obstáculos arbitrarios y tenían incluso que recurrir a la justicia para ligarse las Trompas de Falopio.
Durante el final de su gestión, en diciembre de 2007, el ministro GGG dejó redactado el primer protocolo nacional de atención de los abortos no punibles, que después se fue actualizando: la última vez, en diciembre de 2019, una de las primeras medidas del mismo GGG de regreso en la cartera sanitaria en el gabinete de Alberto Fernández.
Otras medidas importantes: A comienzos de 2006, Néstor Kirchner convocó a Eva Giberti y desde entonces la reconocida especialista dirige el Programa Las Víctimas contra las Violencias que apunta a asistir a mujeres y niñas víctimas de distintos tipos de violencia, intrafamiliar y también sexual, con un abordaje novedoso, con brigadas móviles y equipos interdisciplinarios especializados que actúan en la emergencia. El 16 de noviembre de 2006 la Cámara de Diputados convirtió en ley la ratificación del protocolo facultativo de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por su sigla en inglés), el tratado internacional más importante contra la discriminación hacia las mujeres, que venía cajoneado desde hacía varios años y Duhalde trató de obstruir haciéndose eco de los insistentes reclamos de la jerarquía católica, y es clave para reclamar por nuestros derechos en ámbitos internacionales. Era uno de los principales reclamos del movimiento de mujeres de aquellos años
Néstor Kirchner murió casi cinco años antes del surgimiento del movimiento Ni Una Menos.