La proliferación de ardillas en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires está provocando una multiplicación de diferentes daños materiales, así como también genera preocupación por las enfermedades que suele portar este roedor.

La ardilla de vientre rojo fue introducida en 1970 en la localidad de Jáuregui, partido de Luján, desde Bélgica, aunque son originarias del sudeste asiático. Inicialmente se trató de unos 10 ejemplares que fueron mantenidos en cautiverio en una estancia, pero algunos de estos se escaparon o fueron liberados, lo que dio origen a una población silvestre, que hoy se estima que alcanza los 100.000 ejemplares.

Si bien los principales focos de estos animales están actualmente en Escobar y Luján, también se encuentran afectados los partidos de San Miguel, 25 de Mayo, Capitán Sarmiento, Salto, Arrecifes y Daireaux.

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, se ha denunciado la rotura de plástico de sistemas de riego y de cableado (luz, teléfono, TV, vehículos, bombas de riego); rotura de techos en edificios y otros bienes materiales; consumo de flores, frutos y semillas (pérdida de cosecha, alteración de reproducción); y descortezamiento de árboles en plantaciones forestales, frutales y ornamentales.

Los vecinos de Escobar, por su parte, advierten que las ardillas están dañando la red eléctrica desde hace un año y que el problema aumenta en el caso de la red de fibra, ya que esta es más delicada. 

También señalan que suelen hacer saltar los fusibles de los transformadores porque se electrocutan y que incluso logran hacer agujeros en tanques de agua, donde se meten y mueren ahogadas.

Otra preocupación es que estos roedores son portadores de la bacteria que causa la leptospirosis, una enfermedad infecciosa que puede causar daños en el riñón y el hígado, o incluso la muerte, si no se recibe un tratamiento adecuado.

La principal vía de expansión de las ardillas de vientre rojo es el ser humano debido a que son trasladadas a otros sitios por personas que las consideran vistosas, lo que provoca nuevos focos de invasión y acelera su reproducción. Cabe recordar que el traslado y la liberación de esta especie es ilegal.