En los últimos años, la rotación cada vez más veloz y la dilatación de la esfera financiera a nivel global, aunado al aumento de la absorción del excedente del capital ficticio derivo en una sobreincidencia del capital financiero

Esto sucedió en el marco de un procedimiento que fue tendiendo a funcionar autonomizado de las estructuras de las tecnologías de acumulación de capital concreto y localizado. Así es como se fueron generando las posibilidades de una crisis de reproducción de los bienes y servicios. Crisis que en el escenario de la mundialización, puede conectar casi instantáneamente sus efectos a escala planetaria.

La rápida y amplia extensión de la epidemia global covid-19 brindó las condiciones para entorpecer la fluidez de los circuitos de producción y circulación de los bienes y servicios. A esto hay que sumarle que las medidas gubernamentales fueron erráticas y adoptadas por cada país por separado, rompiendo los bloques regionales que se venían construyendo institucionalmente desde hace décadas. Estos fueron algunos de los factores que avivaron los riesgos y la contenida crisis económica y financiera.

Entre otras cuestiones expuso la fragilidad sanitaria, urbana y medio ambiental del capitalismo a escala mundial y, especialmente, son más graves sus repercusiones en los países que adoptaron estrategias gubernamentales neoliberales.

Ante este escenario de crisis se observa el renacer de ciertas medidas, de políticas de orientación heterodoxas que apuntan a la intervención estatal, utilizando un variado instrumental de acción que deriva del pensamiento keynesiano.

Complejos productivos

Es justamente en estos momentos que conviene recordar al economista argentino Edgardo Lifschitz (1941-2016). El fue uno de los que inició los estudios de los denominados “complejos productivos”, metodología que reconoce los antecedentes de la perspectiva de abordaje de la matriz de insumo-producto, modelos realizados por el economista ruso-norteamericano Wassily Leontief (1906 – 1999).

Edgardo Lifschitz inició sus trabajos utilizando la metodología de “complejos productivos” en la Argentina, posteriormente, en su exilio de la última dictadura cívico-militar los continuó en México. Regresando a la Argentina los siguió en el Ministerio de Economía. Finalmente sus últimos trabajos los efectuó en la EEyN-Universidad de San Martín.

La idea muy condensada de la metodología de análisis, tiene como objetivo diseñar un mapa productivo y de comercialización de bienes y servicios de un país, a partir de ensamblar la cadena de relaciones que se establecen a partir de la generación y distribución de un producto o servicio. El método considera el procesamiento de datos empíricos, camino por el que se configura la red de relaciones entre las distintas fases de actividades de un país.

Confeccionado un plano representativo de los sectores productivos, se puede acoplar a los actores empresariales que operan en cada fase del circuito de la actividad y, posteriormente, determinar si el agente tiene asociación (y cuál es la forma) con un grupo económico más desarrollado a nivel nacional o trasnacional.

Como resultado de la aplicación de esta metodología se obtiene una descripción precisa y actualizada de la reproducción material y virtual, enfocando la conformación de las sociedades empresariales que operan en una determinada geografía medio ambiental rural o urbana.

Concentración

En este momento por el que transita Argentina, las políticas que están dirigidas a atravesar los efectos adversos de la epidemia y la crisis económica-financiera están entorpecidas, por los núcleos empresariales concentrados.

Uno de los frentes de tormenta es el aumento sin razón de los precios por parte de empresarios que aprovechan las posiciones monopólicas en alguna fase de la producción y/o circulación.

Otro de los núcleos problemáticos es el desabastecimiento de ciertos productos, situación que seguramente también se explica por la concentración empresarial, en algún eslabón del circuito.

Otro de los temas de la transición, considerado a mediano plazo, es lograr el aumento de la producción en el marco de una distribución del ingreso más justa. Este aspecto, requiere del diseño de una estrategia de intervención del Estado que implica:

* Apoyo de los actores que impulsan el desarrollo industrial.

* Regular los márgenes de ganancia, obturando la obtención de ganancias extraordinarias.

* Disminuir las fases improductivas de la cadena producción, distribución y comercialización.

Las tareas y los desafíos del Estado son muchos más. Este tiene que adoptar un accionar de modo inteligente, severo y preciso, usando todo el peso que le confiere la ley. Para ello el equipo de gobierno debe perseverar en la recolección de información concreta y rigurosa del funcionamiento de los circuitos reales y financieros de la economía, determinando la localización rural y urbana.

Cuando la intervención del Estado se torna activa, el recorrido de los trabajos que realizaba Edgardo Lifschitz, no solo son evocables, sino que son imprescindibles para garantizar una intervención gubernamental eficaz y eficiente.

* Docente investigador consulto de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).