"Ñañakunay" es la comunidad de músicas de Jujuy que nació al calor del reclamo popular por el Ni una menos y que se profundizó a raíz de los cinco femicidios cometidos en la provincia en los últimos 40 días. Desde distintas localidades jujeñas, las artistas se unieron bajo una misma cosmovisión atravesada por la música, la militancia política, una misma geografía y una hermandad sorora.
La cantante de la Puna jujeña Paola Palacios contó a Salta/12 que la comunidad ya tenía sus primeros pasos desde mediados de 2018 porque para ese entonces ya creían necesario una organización que reuniera a las mujeres y disidencias. No fue hasta el estallido social que empezaron a realizar asambleas y finalmente decidieron que la mejor acción era armar una comunidad.
Esa comunidad se estableció en el contexto de aislamiento por la pandemia. Sin embargo, cobró fuerza ante los femicidios que sacudieron a la provincia y que llevó a las calles el reclamo de justicia por los asesinatos de Cesia Reinaga, Iara Rueda, Roxana Mazala, Gabriela Cruz y Alejandra Álvarez.
Palacios destacó que la comunidad nació con la "idea de hermanarnos y reconocernos desde el origen que tenemos como jujeñas o hermanas que han venido a vivir acá y que nos reconocemos en la lucha". El sentido de comunidad establece un principio de horizontalidad que incluso es trasladado en los diálogos que mantienen con los medios de comunicación, dado que existe una rotación constante de las músicas para que puedan hablar todas.
En Ñañakunay prima la construcción colectiva. Consideran que toda voz es imprescindible y que desde el quehacer musical, artístico y cultural se pueden consolidar mensajes que manifiesten los pedidos de justicia, libertad, igualdad, respeto por la diversidad y consciencia social.
Sostienen que la música comunica y a través de ella se logra generar, fortalecer y acompañar identidades. Y es por eso que parten de ciertos cuestionamientos que se sintetizan en las siguientes preguntas: ¿Qué mensaje estamos dejando para las generaciones más jóvenes? ¿qué voces estamos visibilizando en nuestras canciones? y ¿cuáles estamos silenciando?
Un principio que moviliza a las jujeñas es la autonomía de los cuerpos, manteniendo una profunda convicción por la despenalización y legalización del aborto. Reafirman que en base al respeto y la solidaridad fortalecen la responsabilidad social a partir de la cual hacen música.
Palacios expresó que Jujuy aún mantiene los circuitos de violencias que siguen naturalizadas, pero que con la lucha de los colectivos de mujeres y disidencias "se generaron movimientos" que hoy llevan a que la provincia esté debatiendo por primera vez una ley de emergencia en violencia de género.
"Esperamos que no sean maniobras políticas, pero el hecho de haber salido y hablado en las calles es importante", admitió la música. El alerta y la atención por parte de casi toda la sociedad ante el debate en la Cámara de Diputados provincial se mantiene por el rechazo al accionar del gobernador Gerardo Morales, el ministro de Seguridad, Ekel Meyer, y la titular del Consejo Provincial de la Mujer y de Igualdad de Género de Jujuy, Alejandra Martínez.
"Silencio nunca más"
La primera intervención musical que tuvo Ñañakunay se dio en la Fiesta Nacional de los Estudiantes 2020. En el evento, que es uno de los más importantes de la provincia, se transmitió a través de los canales oficiales del gobierno la canción "Casi la mato", interpretada por "El Chino y la Revelión".
Fue el 21 de septiembre, y para esos días, el pueblo jujeño mantenía con firmeza el pedido de políticas públicas que frenen la violencia de género. La interpretación del tema no sólo generó el repudio generalizado, sino que el ente organizador del Festival fue denunciado ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) por la diputada provincial del Frente de Todos, Leila Chaher.
El estribillo de la letra original dice: "Fuimos felices hasta el día de su engaño/ Casi la mato señor juez/ No me arrepiento es la verdad (...) Le disparé sin importarme si moría. /Casi la mato y cien mil veces mas lo haría (...) Si salgo libre juro que la mataría".
La comunidad de músicas lo reversionó: "A mi deseo lo tomó como un engaño/ Casi me mata señor juez/ No se arrepiente es la verdad/ Dígame si usted va a defender esta violencia patriarcal/ ¿Cómo se puede hacer pasar al femicidio como un crimen pasional?". La nueva versión pasó a llamarse al "Silencio nunca más" y se puede escuchar en el Facebook de Ñañakunay.
Palacios consideró que ese hecho representó una apología al femicidio y que "no fue ingenuo el mensaje". Ante ello, las artistas optaron por no naturalizarlo ni hacer oídos sordos. La cantante destacó que eligieron transformar el mensaje y en la nueva versión se empondera el testimonio de la mujer que, víctima de sucesivos hechos de violencia, recurre a sus hermanas para salir de ese círculo que la lleva a la muerte.
Las luchas del propio sector
Las músicas manifestaron que además de bregar por los derechos de las mujeres y disidencias de toda la sociedad jujeña, también incluyen las demandas propias del sector. Una de las principales es el cumplimiento de la Ley de Cupo Femenino en los festivales y que se promulgó a principios de este año.
"Necesitamos militar la ley para que sea realidad y no sólo un escrito", sostuvo Palacios. El escenario de la virtualidad también llevó a que el reclamo se manifieste a través de las redes sociales.
Además, dijo que precisan no perder la focalidad en el sector puesto que las distintas violencias de género también forman parte del ámbito musical. Es a partir de "esa fuerza colectiva que nos decidimos a tomar acciones que visibilicen esta lucha por la busqueda de igualdad de oportunidades", señaló la cantante.