En ascenso, en pleno vuelo creativo, con ideas de giras locales y hasta por países limítrofes, pero pandemia. Esa frase de interrupción de proyecciones y objetivos que copó la vida de miles de millones en el mundo entero no fue excepción en el caso de Alan Sutton y las criaturitas de la ansiedad. Entre tantas clases por Zoom, foros, conferencias online, masas madre, depresión, gimnasia en balcones y habitaciones enclaustradas, para ellos fue el tiempo de sacudirse de encima 12 canciones en tres EPs que, juntos, componen el segundo disco de la banda, Hombrecito con los pies en la tierra.
El fuerte de Alan son las letras: es un cantautor, un juglar que cuenta historias y entretiene. Y lo ecléctico en el repertorio musical es obra del guitarrista y también productor Jerónimo Romero, y va de fusión y exploratoria de géneros diversos, sin etiquetas simples. Lo más atractivo y sugerente, casi magnético, está en el decir, el fraseo y la sutileza de una voz particular, pero también en una faceta performática actoral, que introduce el cuerpo en escena. El video de La era del Rivotril es, quizás, la muestra más acabada de eso.
"No es una búsqueda sino algo que sucede, hay entretenimiento por doquier, somos todos como esponjas que estamos digiriendo y vomitando. Es importante para nuestro proyecto no condicionarnos por un género y dejarnos mutar. Hay algo muy performático: no es solo lenguaje y música, sino también el cuerpo. Es una necesidad de contar", le dijo Alan al NO.
Tener voz es expresar ideas que muchos han pensado, pero pocos cantan. La crítica social no se expande hacia el sistema. Lee allí, sí, pero para posar sus armas en el yo, en las subjetividades ansiosas que va creando este modo de existir en el mundo actual y su tiempo, una época a la que llaman, precisamente, "La era del Rivotril".
"La única certeza que tenemos es que nacemos y que morimos, somos un chispazo en el medio –señaló Alan–. Nada tiene sentido y eso puede ser angustiante, o no. Para mí el trabajo que tenemos que hacer es entender eso, erradicar los sentidos impuestos y construir los propios, sin dejar de verlo como un juego para que no se convierta en algo intolerable. Hay que hacer un equilibrio entre el peso y la levedad."
Tus letras son como chinches en la silla, ¿qué querés pinchar?
--El inconformismo es intrínseco al ser humano. No sé cómo quiero contribuir a la sociedad; amo hacer canciones, que se reinterpreten y que las personas las hagan propias. Pero para mí lo más importante es cuidar y amar a los que tenemos más cerca, cuidar a los demás, y permitirse ser cuidado.
La constante en el tríptico que se arma a partir de Hombrecito / Con los pies / En la Tierra también está presente en casi todo lo que se puede ver de Alan en redes y subido. Es la concepción de un individuo insatisfecho, dolido, confuso, anestesiado o pidiendo ansiolíticos para paliar la falta de proyecto y la constante vida de consumo. La crítica, dura, cruda, valiosa, termina en baile: cada cual ligará eso con la necesidad de cambio que crea mejor.