El primer capítulo deja presentir de manera precisa: una niña y sus padres en un zoológico, la nena queda sola, pero la acción queda interrumpida cuando despierta. Ahora está con su grupo de trabajo, un equipo documentalista que registra imágenes entre la naturaleza. “La próxima venimos con un baqueano”, dicen, como presagio de la desorientación que se viene. La señal no llega a los teléfonos. Hay un accidente con el motorhome. Y el grupo --dos hombres, dos mujeres-- se divide. Y sí, hay zombies. Por ¿primera vez? santafesinos.

“Si bien la historia fue dando muchos vuelcos, como el cambio de formato, el objetivo inicial que siempre tuvimos con Laura Mó, fue volcarnos fuertemente a la realización de un subgénero que me encanta”, dice Agustín Falco Vázquez a Rosario/12. Animalia es una serie de 4 capítulos, y el primero se estrenó el viernes pasado en Cont.ar. Escrita y dirigida por Falco y Laura Mó, del elenco participan, entre muchos otros, Florencia Minen, Juan Nemirovsky, Cindi Grüssi, Santiago Pereiro y Agustina Mariscotti.

“Siempre quisimos aprovechar los lugares comunes o los clichés del género para explorar ciertas particularidades, que si bien tienen que ver con nuestra idiosincrasia no son pintoresquistas. El subgénero de zombies es como una plataforma para practicar ciertas miradas sociológicas; esto es así, digamos, desde George Romero para acá. Así utilizo al género, como una especie de molde para hablar un poco de la sociedad, que tiene sus jerarquías”, prosigue Falco.

Animalia cuenta con la producción de Paula Rodríguez de Altocine, en un proyecto que resultó ganador de un concurso del Incaa. “En relación a la historia me pareció interesante utilizar el género zombie para hablar de un tema específico como el femicidio. Los chicos lograron esa conjunción, este paralelismo entre el hombre y el animal, como esas ganas de disparar sus armas de fuego que tienen los hombres sobre el final del primer capítulo. Es una serie que hace reflexionar sobre lo humano, y me resultó muy interesante”, explica la productora.

“Buscamos una historia que si bien respondiera a la lógica del género, contara con una protagonista que estuviese enfrentando algo mucho peor que el peor de los presentes. Tiene que ver con el asesinato de su madre en manos de su padre. Lo que hicimos fue ubicar esta búsqueda personal, este enfrentamiento personal con el recuerdo de su padre, en un contexto absolutamente extravagante. Desde ya, habrá una resolución común”, explica Falco.

La incorporación de zombies –o seres humanos bestializados- a un contexto de raigambre litoraleña, es cuanto menos llamativa, habida cuenta de la escasa producción de corte terrorífico y fantástico por estos lares. En este sentido, el director señala que “lo que nos interesó son las traslaciones de un género que es muy extranjero para nosotros. Y fue muy divertido. Nos resultó agradable ver las conexiones entre lo que el género pone a nivel de cliché y los vacíos que nos permitía para llenarlos con nuestro signo. De hecho, es ésta un poco la base del género: usar la trivialidad para hablar de cosas que son también serias”.

La imaginería zombie obliga a una construcción plástica y de puesta en escena creíble. Acá el desafío de la dupla directora, pero también de la productora, encargada de “¡bajar a tierra la imaginación de Agustín! Animalia era zombies, así que necesitábamos maquillaje y efectos especiales. Hubo mucha gente, muchos extras, y lugares inhóspitos donde filmar. Lo clave de la producción era la recreación zombie y la invasión, y tratar de que no hubiese gente al momento de filmar. La escena final la hicimos en 9 de julio y Mendoza, ¡pleno centro de Santa Fe!, donde no se tenía que ver nadie, ni un auto. Fue un estrés constante. Pero hubo equipo y eso se notó. Ahora que estrenamos, estamos reviviendo todas esas situaciones”.

--¿Zombies lentos o zombies rápidos?

Agustín Falco: --Desde el comienzo supimos cómo se movían, y por distintos motivos. Si me pongo a listar las películas que más me gustan son de zombies lentos, pero la dinámica de la historia nos fue llevando a otra cuestión. Si queríamos trabajar la metáfora del animal o la del salvaje, tenía que ser un zombie más cercano a 28 Days Later de Danny Boyle antes que a los de Romero; de hecho, en la serie no se les llama nunca “zombies”, alguien lo dice porque arriesga un nombre, pero técnicamente no lo serían. Si bien entran en la categoría, la propuesta conceptual es la de alguien que pierde toda racionalidad y se comporta de una manera más salvaje que los propios animales.

Paula Rodríguez: --¡Hicimos casting de zombies! Como era bastante particular lo que se quería, tuvimos alrededor de 200 zombies haciendo casting.

Falco: --De todo pasó. Hubo zombies de toda la provincia. Y los hay rosarinos también, tienen un swing especial (risas).

--Es llamativo cómo el paso del tiempo ubicó a la serie en un momento de pandemia, algo por lo menos oportuno.

Falco: --Se termina confirmando lo que uno sospechaba y es que las películas están vivas, no son una cosa grabada, sino que van cambiando junto con la sociedad. Mientras el contexto va cambiando, la película se actualiza, o no, a lo mejor queda vieja. Nos pasó un poquito eso. A veces uno tiene ciertas intuiciones a las que dedica mucho trabajo, y hubo decisiones que ahora repercuten de otra manera, mientras que otras cuestiones dejaron de ser importantes. Es impresionante cómo el audiovisual va mutando, en este caso y por suerte para bien. La espera hizo crecer el material.