La democracia argentina recuperada en 1983 cumplió 37 años esta semana. Es un logro colectivo para festejar (y cuidar) con independencia de la amplísima agenda de asignaturas pendientes.

La primera renovación presidencial post-dictadura transcurrió en un contexto caótico. El índice inflacionario mensual de abril de 1989 fue del 33,4 por ciento. En los meses siguientes, la cosa se puso peor: 78,5 por ciento (mayo), 114,5 (junio), 196,6 (julio).

El 14 de mayo de 1989, la fórmula del Frente Justicialista de Unidad Popular (Frejupo) se impuso en las elecciones presidenciales con el 47,49 por ciento de los votos. El triunfo de la fórmula Carlos Saúl Menem-Eduardo Duhalde abrió algunos interrogantes.

El rumbo que tomaría el nuevo gobierno era una incógnita para muchos analistas políticos. Las difusas promesas electorales (salariazo, revolución productiva) eran la contracara de las políticas de ajuste defendidas por el candidato radical Eduardo Angeloz. Sin embargo, el menemismo tenía otros planes para el futuro. El “lápiz rojo” radical sería empuñado por un peronista.

En su libro El proceso político de las reformas económicas en América Latina, el sociólogo Juan Carlos Torres comenta que “el nuevo presidente de origen peronista, sorprendiendo a amigos y adversarios por igual, dejó de lado el programa populista al que debía en gran parte su victoria electoral. En su lugar, adoptó la política de estabilización y liberalización económica en pos de la aquiescencia de los principales agentes económicos, internos y externos, que disponían de un insoslayable poder de veto sobre los mercados y la sustentabilidad política del flamante gobierno”.

Las sorpresas no tardaron en llegar: Plan Bunge y Born, privatizaciones, incorporación de la familia Alsogaray, convertibilidad con Domingo Felipe Cavallo, abrazo con Isaac Rojas, indulto, relaciones carnales con Estados Unidos y una larga lista de etcéteras.

El riojano más famoso también aportó una colección de frases antológicas que fueron “oro en polvo” para los guionistas humorísticos. Por caso, la recordada “estamos mal, pero vamos bien”. Lo cierto es que haber frenado la inflación alentó esa visión optimista en vastos sectores de la sociedad argentina.

Desde las páginas del Diario La Nación, el periodista Mariano Grondona decía que “la tesis de Kuznets responde a una lógica económica y política. En la aldea primitiva, todos, hasta el jefe y el hechicero, son pobres. Luego, cuando la eco­nomía empieza a moverse rápidamente hacia delante, algunos pican en punta. Ya sean banqueros, empresarios o profesionales, son ellos quienes canalizan la acumulación de inversiones que da lugar al desarrollo. Naturalmente, les va mejor que a los demás… en la etapa final del crecimiento, ya hay recursos más que suficientes para atender simultáneamente a la acumulación que exigen las inversiones y a la distribución sin la cual no habría bienestar ni consenso”. En otras palabras, Grondona refrendaba la peregrina idea del “estamos mal, pero vamos bien”.

Sin embargo, los datos duros económico-sociales (megaendeudamiento externo, progresivo deterioro del tejido social) daban claras señales en contrario.

Como se sabe, el modelo neoliberal noventista estalló por los aires en 2001. Un par de años antes, Mirtha Legrand le había preguntado a Mauricio Macri qué opinaba de Carlos Menem. La respuesta fue contundente: “Un reconstructor del país”.

En una entrevista concedida a Telefé en julio de 2016, el entonces Presidente argentino sostuvo “Tuve que tomar medidas tremendas por la herencia kirchnerista pero lo peor ya pasó”. Ese implícito homenaje al “estamos mal pero vamos bien” menemista se repitió casi hasta el final de su mandato. Algunos botones de muestra:

*"Lo peor ya pasó, la Argentina no crecía desde hace cinco años y desde octubre se está generando empleo todos los meses", Mauricio Macri en el programa de Mirtha Legrand. 18 de marzo de 2017.

*"La peor etapa ya pasó", Mauricio Macri. 22 de octubre de 2017.

*“Si hoy estamos donde estamos es gracias al esfuerzo de todos. Pero, lo peor ya pasó y ahora vienen los años en que vamos a crecer.” Mauricio Macri. Apertura del año legislativo. 1 de marzo de 2018.

 

El ex presidente no estuvo sólo en ese ejercicio de optimismo de la voluntad. 

El 2 de junio de 2017, el presidente de la UIA (Miguel Acevedo) declaró en Radio La Red “Estamos mal, pero vamos bien”. En una disertación en el Rotary Club, el economista Miguel Broda predijo que “yo veo a este programa como el inicio de algo diferente; estamos mal pero vamos bien” (14/03/2019). 

 Las profecías no son el fuerte de estos buenos muchachos. 

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