Desde La Paz. El gobierno de facto boliviano perdió las elecciones el pasado 18 de octubre, pero aún a días de dejar el palacio presidencial intenta tomar decisiones de última hora. Una de ellas es sobre las invitaciones internacionales a la transmisión de mando del nuevo gobierno electo de Luis Arce y David Choquehuanca que tendrá lugar el próximo 8 de noviembre.
Uno de los puntos principales de tensión surgió alrededor de Venezuela, donde desde la Cancillería se invitó al autoproclamado Juan Guaidó, mientras que, desde el gobierno electo y en particular la denominada Comisión de Transmisión de Mando creada para coordinar estos temas, se invitó al presidente Nicolás Maduro.
La política exterior del gobierno de facto hacia Venezuela fue predecible desde el inicio: el desconocimiento de Maduro y reconocimiento de Guaidó, el ingreso al Grupo de Lima, y, el pasado 20 de octubre, es decir dos días después de la victoria electoral del MAS, el recibimiento de las cartas credenciales del enviado -“embajador”- de Guaidó por parte de la presidenta de facto, Jeanine Áñez.
Con el nuevo gobierno de Arce la política exterior boliviana hacia Venezuela volverá a reconocer al presidente Maduro, y se retomarán también las relaciones con Cuba, que fueron suspendidas en enero por Áñez. “Vamos a restablecer todas las relaciones, este gobierno ha actuado muy ideológicamente privando al pueblo boliviano del acceso a la medicina cubana, a la medicina rusa, a los avances en China”, declaró Arce.
Sin embargo, el gobierno de facto en sus últimos días intenta, vía Cancillería, imponer su política exterior en el marco de las invitaciones internacionales. Hasta la fecha, se ha confirmado que asistirán el rey Felipe VI de España junto al vicepresidente de derechos sociales Pablo Iglesias, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y se espera que la lista de confirmaciones se amplíe en las próximas horas y días.
Esta carta de última hora del gobierno de facto busca así intentar que el gobierno venezolano no esté presente en la transmisión de mando. Resulta muy poco probable, cuando no imposible, que asista Guaidó, quien se enfrenta en Venezuela a una nueva exposición de pruebas de su participación en la Operación Gedeón, cuando un grupo de mercenarios intentó ingresar al país en mayo, y que busca cómo seguir ocupando un espacio político dentro del país luego de sus errores, pérdida de credibilidad y a poco de las elecciones legislativas del 6 de diciembre de las cuales no participará.
El último tramo antes del inicio del nuevo gobierno en Bolivia está marcado por incertidumbres propias de un escenario excepcional: el de un gobierno de facto, derrotado política y electoralmente, que debe entregar el poder político a un año -con solo dos días de diferencia- de haber logrado un golpe de Estado.
Se espera una semana con posibles acontecimientos desesperados por parte de algunos factores de la derecha. Los días viernes y sábado tuvieron lugar acciones de bloqueo y violencia callejera en Santa Cruz, Cochabamba, y tanto el presidente de la Conferencia Episcopal, como un ministro del gobierno de facto, Iván Arias, se sumaron a pedir una auditoría internacional de las elecciones del 18 de octubre.
Mientras tanto, la ciudad de La Paz está en tranquilidad. Durante el domingo de todos los santos Arce estuvo en Senkata, en El Alto, donde el 19 de noviembre del año pasado tuvo lugar una masacre donde fueron asesinadas diez personas. “Perdieron su vida defendiendo la democracia”, expresó el presidente electo. No fue la única masacre: también tuvo lugar una en Sacaba, en Cochabamba, el 15 de noviembre, con ocho muertos.
La violencia y persecución desplegada durante un año ha sido profunda. El nuevo gobierno deberá enfrentar numerosos desafíos en todos los órdenes. Por el momento uno de los objetivos es que la última semana con Añez en la presidencia de facto ocurra en calma, en particular en las zonas donde se registraron protestas y se escuchan anuncios de nuevas acciones callejeras. El ocho será un día histórico con la transmisión de mando, y los días siguientes, con el anunciado regreso de Evo Morales a Bolivia serán otro acontecimiento nacional.