La producción industrial nacional enfrenta desde el año pasado una situación crítica en la que se conjugan dos elementos de riesgo: una fuerte contracción en la capacidad de consumo y una creciente participación de los bienes importados en el mercado doméstico. En 2016 el consumo de bienes industriales de fabricación nacional registró una contracción del 6,0 por ciento en relación al año anterior. La mayor caída en doce años del Índice Hecho en Argentina (IHA) estuvo acompañada por un incremento de la participación de las importaciones en el mercado interno. Como resultado de la paulatina liberalización comercial las compras industriales al exterior pasaron de tener una cuota de mercado del 17,7 por ciento en 2015 a una del 20 por ciento en 2016. A nivel general el alza de la participación importada alcanzó a 2,3 puntos porcentuales pero fue mayor para algunos sectores como calzado y maquinaria eléctrica, donde el incremento llegó a 6,7 y 8,5 puntos respectivamente. La pérdida de cuota de mercado para los productores nacionales también alcanzó niveles significativos en el rubro automotor, con una variación de 4,9 puntos, y los muebles, donde el cambio fue de 5,7 puntos.
Los informes del Indec, los relevamientos de consultoras privadas, los índices difundidos desde las cámaras empresarias, las cifras que elaboran los sindicatos, la facturación de los comercios minoristas y las estimaciones realizadas en distintos centros de investigación dan cuenta de una caída en los niveles de consumo privado. Las diferencias residen en la magnitud de la caída. Sin embargo, todos coinciden que la contracción del consumo iniciada el año pasado todavía no se detuvo.
El Indice Hecho en Argentina (IHA), elaborado por el Proyecto MideAr de la Universidad Nacional de Quilmes, registró en el primer bimestre de 2017 una merma de 3,3 por ciento en relación al mismo período del año anterior. El IHA, a cargo del economista Germán Herrera Bartis, ofrece una dimensión adicional para la contractiva dinámica del consumo: estima de manera aislada la evolución de la demanda de productos industriales de fabricación nacional en el mercado interno. O sea que para calcular la caída del 6 por ciento en 2016 el indicador elaborado desde la carrera de Economía del Desarrollo de la Universidad Nacional de Quilmes no contempla las importaciones ni las exportaciones. Como para la elaboración del IHA se utilizan las bases estadísticas oficiales es posible estimar su desempeño desde 2004. Por ello, se puede afirmar que el año pasado la merma se ubicó por encima de los otros dos episodios de contracción recientes: en 2009 el consumo de bienes nacionales retrocedió 5,4 por ciento y durante 2014 la contracción llegó a 4,6 por ciento.
El panorama sectorial revela que el año pasado ninguna actividad estuvo a salvo de la caída en la demanda interna de bienes de fabricación nacional. La contracción se observó tanto en los rubros que destinan su producción a satisfacer la demanda final como en aquellos que abastecen con insumos y maquinarias al sector agropecuario, la industria y la construcción. Los sectores con peor desempeño acumulado el año pasado fueron: metales comunes (-16,4 por ciento), prendas de vestir (-11,5), muebles (-10,4) y maquinaria eléctrica (-9,9).
El año pasado fue la primera vez desde 1975 que durante una recesión aumentó la importación en términos reales. En las últimas tres décadas se registraron doce caídas interanuales del PIB y en ningún caso se observó un aumento en las importaciones medidas en cantidades. Los ministerios de Hacienda y Producción reconocen que la apertura comercial es parte de su estrategia antiinflacionaria pero rechazan que exista un aluvión de importaciones. En el contexto de reducción del mercado interno, el sostenido incremento en las importaciones de bienes de consumo implica que los productores nacionales están cediendo “cuota de mercado”. Los datos del Proyecto MideAr revelan que el coeficiente de importaciones para la actividad textil aumentó 2,4 puntos.