Guadalupe Soria es referenta del rugby femenino de la Unión de Rugby de Salta, jugadora, entrenadora y árbitra a la vez, es una apasionada desde 2013 y lamenta haber conocido ese deporte de grande, algo que les sucede a casi todas las mujeres que hoy lo practican debido a que hace no mucho se incluyó la participación femenina en algunos clubes, consecuencia, como siempre, de la lucha por acceder a lugares que históricamente estuvieron solo habilitados para los varones.
Y aunque el terreno siempre se hace cuesta arriba para alcanzar la paridad, Soria considera que es un ambiente que ha dado mucho en ese aspecto y que incluso incorporó prácticas que deberían copiar las demás disciplinas. Una de ellas es la de considerar que en inferiores, y hasta los 13 años, el juego y los entrenamientos no estén separados por género y sean mixtos.
Pero sí lamentó que aún falta mucho crecimiento desde lo cultural para seguir sumando niñas a ese deporte y que las familias se atrevan a llevar a sus hijas. También consideró que falta mayor acompañamiento estatal desde la difusión, y que todos los clubes de la provincia incluyan al rugby femenino. Hoy en Salta Capital existen cuatro equipos y son 13 en toda la provincia.
Profesora de inglés y madre de tres niñes, en diálogo con Salta/12, Soria dijo que ese deporte le devolvió las ganas vivir. También habló de la pandemia y de como el parate les sirvió para visibilizarse a nivel nacional y mundial, con experiencias como las de mantener reuniones virtuales con jugadoras de las mejores ligas del mundo o seguir perfeccionándose desde lo reglamentario.
Ahora que volvieron a los entrenamientos, aprovecha cada oportunidad para repetir que necesitan “sumar más mujeres de todas las edades”. Es de la idea de que a las niñas hay que incorporarlas desde chica, “para que adquieran todas las habilidades”.
También reconoció que muchas veces el rugby fomentó desde sus filas la violencia y la exclusión, pero aclaró que “de eso su dirigencia hizo un mea culpa”, y que se está avanzando para cambiar ciertas maneras de entender las formas de construir las relaciones con varios programas de capacitación como Rugby 2030 “hacia una nueva cultura”. Soria subrayó que iniciativas como estas aportan mucho a la inclusión de las mujeres en ese deporte.
El programa tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada a esa disciplina y quienes la practican en Argentina y fue desarrollado entre la Secretaría de Deportes de la Nación y la Unión Argentina de Rugby (UAR) en febrero de este año tras la muerte de Fernando Báez Sosa, el joven de 19 años que fue patoteado por un grupo de rugbiers en Villa Gesell.
-¿Qué significa para vos el rugby? y ¿Cómo llegaste a jugarlo?
-Soy jugadora desde el 2013, en 2015 hice el curso de entrenadora y en 2018 de referí. Y desde abril de este año me solicitaron que sea la encargada del rugby femenino en la Unión de Rugby de Salta, para pensar cómo hacer para que el número de jugadoras crezca y se involucren más mujeres en este deporte. Pero bueno, producto de la pandemia el objetivo fue intentar visibilizar y sobre todo contener y acompañar para que las mujeres que están jugando se mantengan activas.
Yo arranqué jugando en Católica Vaqueros, que comenzó siendo de la Universidad, pero después decidieron dar de baja todos los deportes y como conseguimos un terreno para entrenar en esa localidad le pusimos ese nombre.
Llegué en 2013, yo estaba atravesando uno de los peores momentos de mi vida tras una separación, y me puse a hacer judo, pero necesitaba algo que me acerque a más gente, no tan individual. Ahí fue que en un programa de tele, de estos magazine, le hicieron una entrevista a una chica que practicaba rugby, y que dijo justamente eso, que este deporte te cambiaba la vida.
Así que me puse en contacto con quien hoy es mi amiga, Lula, y la verdad que desde el primer momento en que entré en contacto con la pelota y el grupo fue mágico, volví a tener fuerzas, a sentirme motivada. Además, comencé a tener otro estilo de vida, de alimentación y de entrenamiento.
Yo en ese momento tenía 32 años, y como la mayoría de las chicas, comenzamos a jugar ya de grandes, por lo que las habilidades cuestan mucho más adquirirlas y hay más riesgo de lesiones. Por eso hay que estar mejor entrenadas.
En 2015, como quedé embarazada de mi tercer hijo y no podía jugar, decidí seguir vinculada al club, me puse a estudiar como entrenadora y ahora también enseño en infantiles, porque tengo mis hijas que son chicas. Y en 2018, para seguir aprendiendo del deporte me metí a estudiar para réferi, desde ese año también dirijo partidos.
Así que me pasaba, antes de esta pandemia, todo el sábado dedicado al rugby, pero a veces todo el domingo también. Fue una de las primeras cosas que tuvimos que acordar con mi actual pareja y padre de mi tercer hijo, que si no le gustaba mi forma de vida se busque a otra, porque conmigo no se puede contar los fines de semana.
-¿Y cómo ves al deporte en sí? ¿hay lugar para las mujeres?
-Mirá, se ha ido transformando. Una de las cosas buenas que tiene es que es mixto hasta los 13 años según la IRB (la institución que nuclea las federaciones a nivel internacional) o World Rugby, es decir, juegan juntos sin distinción. El problema es que las campañas para invitarlas en general no se hacían, costó mucho incluir en la folletería y la publicidad la imagen de una niña jugando.
No lo tomo como algo pensado para hacer la contra, pero sí como algo muy arraigado a la idiosincrasia y las costumbres que hay que ir cambiando de a poco.
Por eso en el 2019, como una decisión para sumar más equipos de mujeres a la competición, porque éramos apenas dos, Católica Vaqueros, Universitario y paremos de contar, convoqué a un grupo de mujeres que me ayudara para armar un nuevo club, y en esa locura estamos desde ese momento, intentando fundar el Academia Rugby Club.
Se va a llamar Academia por Platón, que preparaba integralmente a las personas y queremos aportar además de los valores que inculca el rugby, la equidad, inclusión, colaboración y superación.
Ese año, por iniciativa del comandante de la Quinta Brigada, Mariano Castelli, el Ejército comenzó a participar del rugby, tanto masculino como femenino, y ahora en 2020 se sumó el Club Vikingos, que se originó por un grupo de muchachos pero que ahora tienen equipo de mujeres también.
-¿Fue fácil insertarse? Lo digo sobre todo por los prejuicios sociales
-No, no fue fácil, y hay que tratar por ahí con personas que tienen una mentalidad, por así decirlo, no abierta. Pero creo que lo tomamos como un reto junto a todas las que jugamos para demostrar que nadie nos puede decir que no podemos jugarlo.
He tenido y vivido situaciones, pero creo que se pueden sobrellevar, porque existe el prejuicio de que no sabemos porque somos mujeres, porque no jugamos antes al rugby. Es verdad, claro, a los varones se les permitió ingresar mucho antes, pero para eso están los cursos, las ganas y el derecho de aprender y demostrar que podemos ocupar ese lugar también.
Tenemos que hacer las cosas paso a paso, no entrar con los tapones de punta, formarnos para ir abriendo puertas. Creo que esa es la manera. Yo todos los martes participo de las reuniones de la Unión de Rugby de Salta, soy la única mujer pero nunca sentí que no me escuchen.
Lo mismo me pasa en la cancha y en los terceros tiempos, se van abriendo esos espacios y van entendiendo que no es tan raro, que es lo mismo. Porque en definitiva es un deporte de contacto, pero como cualquier otro, como el judo, el taekwondo, o el boxeo. Pero la sensación de adrenalina cuando jugás, cuando hacés un try, es única, y es la misma que sentimos tanto mujeres como varones, y es hermoso que la sientan otras chicas también como la siento yo.
Pero creo que con el correr de los años hay muchos hombres que bajaron varios cambios y comenzaron a ayudarnos. Supongo que es un trabajo que va a tomar tiempo, pero se van abriendo caminos y oportunidades.
-A las jugadoras de fútbol les costó que la misma institución, es decir, la AFA, las considere como tales hasta para jugar unas eliminatorias. ¿Cómo es el trato en el rugby?
-Mirá, la UAR se rige por las reglas de la World Rugby, que desde el 2008, viene llevando adelante políticas de inclusión, planes estratégicos de desarrollo y crecimiento del deporte jugado por mujeres. Se trabaja sobre el desarrollo, la competencia, capacitación, la difusión y la gobernanza para poder también llegar a puestos de toma de decisiones.
Ese lineamiento se baja a nivel nacional y la UAR a lo provincial, que tenía un Plan Estratégico 2021 que se cortó un poco por la pandemia, entonces nos pidieron organizar reuniones cada dos semanas con quienes están a cargo del desarrollo de este deporte a nivel nacional de manera federal para armar un nuevo Plan 2025.
De ahí surgieron ideas para avanzar en plena cuarentena, una de ellas fue la de discutir el término del mundial que se tiene que jugar el año que viene, porque se llamaba “Mundial Femenino”, algo que venimos discutiendo porque no es otro rugby, nunca aclaran de que sexo es cuando juegan los varones.
Entonces la World Rugby le cambió el nombre y ahora se llama “Copa Mundial 2021”, y se entenderá que es de mujeres por las imágenes o las aclaraciones, pero es el mismo deporte, no tiene diferencias.
También se están analizando para poder incluir distintas políticas transgénero, para ver hasta dónde se puede incluir y cómo ir haciendo esa transición. Creo que eso está muy bueno y no veo resistencia ni dejadez en ese sentido.
Y desde la UAR hicimos un montón de cursos, actividades, análisis de juego y demás, todo abierto y gratuito. Algunas de las charlas las hicimos, por ejemplo, con jugadoras de distintos seleccionados, que siempre se engancharon con toda la onda, como las Tumis de Perú, las Tiaras de Brasil, que es la potencia en la región. Pero se sumaron integrantes de las Tucanes de Colombia, que es otra potencia, y nuestras Pumas.
Y hasta conseguí mensajeándome por redes sociales para que nuestras jugadoras puedan hablar un rato con dos chicas de las Springbok de Sudáfrica. Fue un espectáculo poder hablar con jugadoras de elite, que quizá en otra circunstancia no podían, pero en la pandemia accedieron. Fue muy motivador y nos dio mucha fuerza porque nos dimos cuenta que estamos más o menos todas igual en el mundo, luchando por más acceso. Eso creo que las mujeres lo aprovechamos en esta pandemia más que los varones. La situación de crisis nos sirvió, al menos en nuestro ámbito, para encontrarnos, escucharnos y difundir mucho.
Otra de las cosas lindas fue el campeonato regional, que se disputó de manera virtual entre junio y julio, se hacían competencias de preguntas, de juegos y pruebas físicas por zoom, con tiempos, fixture y hasta réferis, y las campeonas fueron las de la UNSa. Así que ya tenemos el primer campeonato nacional, virtual, pero un campeonato al fin (se ríe).
-¿Y cómo va a ser la vuelta?
-Bueno, la semana pasada ya nos permitieron volver a los entrenamientos en grupos de a 10, y aprovechamos para, desde la Unión local volver a preguntarles a los clubes quiénes van a incluir el femenino y poder difundirlos a todos, aunque sea de a poco y con las niñas. Porque eso es lo que necesitamos, que las mujeres comiencen desde la más temprana edad, para adquirir las habilidades y todo lo que significa el deporte.
Queremos que se sumen, que las madres y los padres lleven a sus hijas, pueden informarse en el Instagram o Facebook de la Unión de Rugby de Salta, para saber qué clubes incluyen mixto para las niñas y niños y los que tienen equipos de mujeres de mayores.
-¿Y qué evaluás que está faltando para llegar a más chicas?
-Creo que difusión, no estamos llegando a las escuelas, que tienen cierto prurito relacionado al tema de los golpes. Por eso queremos ingresar a los zoom de algunos profesores, pero para eso necesitamos el aval del Ministerio de Educación, para poder mostrar con algún videíto y charla corta cómo es el deporte y cómo se comienza a jugar.
Porque hubo cambios, ahora el rugby se juega con cintas hasta los 10 años, y de ahí recién empieza el contacto. Esos cambios en la forma de entrenar es una oportunidad para incluir mujeres.