Con el doble objetivo de empoderar a la danza y de refrendar el reclamo histórico de Memoria, Verdad y Justicia, se celebrará el 4º Festival Internacional Danza x La Identidad, durante las jornadas del 6, 7 y 8 de noviembre, de manera gratuita y vía streaming por su canal de YouTube, desde las 19.

Nacido en 2015, siempre con el apoyo de Abuelas de Plaza de Mayo, y con sede en el Teatro Argentino, de La Plata, el evento reúne a coreógrafos, bailarines, directores, artistas y gestores culturales a nivel nacional e internacional, y a distintas instituciones educativas. Y en esta edición virtual participarán artistas de todas las edades, provenientes de México, España, Uruguay, Colombia, Costa Rica y Chile y, a nivel local, de Córdoba, Entre Ríos, Río Negro, Buenos Aires y Capital Federal.

“El festival se instaló y está tomando mucha fuerza”, asegura Yamila Cruz Valla, productora y coordinadora del equipo de producción, quien trabaja todos los años para homenajear la lucha de Abuelas junto con Victoria Liporace, Ramón Medina, Julia Ferraris y Daniela Genovese.

Su biografía lleva huellas de la historia colectiva. Su abuelo Haroldo Logiurato, importante dirigente gremial, desapareció en 1977, junto con su hijo Fabián, de 16 años, y su hermano Luis Logiurato, y ella nació en el exilio. Y en 2012, ya convertida en bailarina y coreógrafa, decidió montar una obra de danza teatro para honrar la memoria de su abuelo: Haroldo Logiurato... hombro de árbol, hojas como pájaros. “A partir de ahí, empecé a tener contacto con otra gente que también estaba en la misma sintonía de abordar la danza como un lenguaje que construye pensamiento y conciencia social”, recuerda Cruz Valla, que decidió crear el festival en la misma línea de sus antecesores como Teatro x La Identidad y Música x La Identidad.

“Queríamos cambiar un poco lo que la gente suele pensar acerca de la danza, porque a veces se la percibe como un mero entretenimiento, o se cree que solamente es válida cierta danza de élite o importada de Europa. Entonces, el festival aparece en el marco de este proceso de cambio cultural que estamos viviendo, donde empiezan a aparecer las voces de las minorías. Y por eso convocamos a artistas independientes, que produzcan obras con contenido vinculado a los derechos humanos, la identidad, los pueblos originarios y la cuestión de género”.

Bajo esos ejes, precisamente, se estructuró la edición 2020. “Nuestra idea era armar una programación que fuera diversa y llevadera. Y la respuesta que tuvimos fue superadora. Recibimos más de 120 propuestas, y muchos materiales abordan el tema de estar en cuarentena”, cuenta la organizadora, quien detalla que los espectáculos participantes (ya filmados) se dividen en dos categorías: video-danza y otras propuestas más caseras. “Creemos que esta instancia virtual va a empezar a ser parte del festival porque acerca a muchos artistas que no podrían participar de otra manera”.

Contacto, de Paraná.

La virtualidad puso a prueba a la comunidad artística, y este caso no fue la excepción. “Como el festival ya se instaló, los artistas de La Plata nos empezaron a preguntar si íbamos a hacerlo. Así, empezamos a hacer reuniones virtuales con el equipo de producción, y con la colaboración de artistas y profesionales del arte escénico tuvimos en septiembre una etapa de formación para darles herramientas a les artistas para que pudieran ponerse a producir desde sus casas con lo que tuvieran. Esto fue un desafío para nosotres, porque el arte de la danza es súper escénico”.

De este modo, y para seguir conectando con el público, el festival lanzó una convocatoria donde propone a espectadores y artistas participantes escribir un texto breve con sus impresiones acerca del evento y de las temáticas abordadas, a modo de devolución y de intercambio. Y el resultado de esa escritura se compartirá en las redes y en la web: danzaxlaidentidad.com.ar/. Las bases para participar pueden consultarse en: [email protected], y los textos pueden enviarse hasta el 15 de diciembre.

Pero hay un espíritu que se mantiene, más allá de la distancia, porque el festival busca nutrirse de producciones que interpelen a los modelos y estéticas del lenguaje de la danza hegemónica. Y ese proceso de deconstrucción seguirá vigente aun a través de las pantallas. “En la danza clásica y contemporánea hay estéticas, contenidos y formas de producir universales que se presentan como una única verdad. Esta es una reflexión política y filosófica que venimos haciendo con el equipo de producción. Creemos que hay que reconocer otras miradas y temáticas que están lejos de las cuales siempre nos quisieron mostrar como válidas. García Linera dice que hay que deconstruir un poco el viejo orden ético y lógico colonizador y armar un nuevo modo de pensar. De eso se trata una revolución. Y si justamente hablamos de identidad nos tenemos que mirar y ver a quién se le ha dado voz y espacio y a qué cosas no. Y nosotros desde el festival hacemos todo lo posible para que otras voces sean escuchadas. Tenemos mucho camino por recorrer”. La identidad es el concepto que guía y atraviesa a este encuentro y a las creaciones que realizan los artistas. “Hablamos de identidad en general, no sólo de la de los nietos y las nietas que faltan recuperar, y nos interesa dejar un lugar abierto para ver qué interpreta el artista en relación a estos temas”.

En este punto, Cruz Valla encuentra en la expresión artística un punto de contacto con la historia. “Nos han enseñado que lo bueno, lo aceptado y lo correcto es eso que pertenece a determinada estética, desvalorizando otras. Y queremos ver qué construimos a partir de darnos cuentas que hay algo que se nos impuso y lo creímos, para poder hacer algo nuevo. Lo mismo que pasa con la política pasa con el lenguaje de la danza. Mirarnos para adentro y mirar nuestra propia historia, desde que se fundó nuestra Nación sobre la base de un genocidio de aborígenes, es muy difícil. Es raro que lo extranjero, y no lo cercano, sea lo aprobado. Por eso, está bueno volver a mirarnos y pensarnos. De eso se trata el festival”.