A la carrera de los laboratorios para encontrar la vacuna que inmunice contra el SAR-COV-2 se suma la carrera global de los Estados para comprar de forma anticipada millones de dosis de vacunas que les permita garantizar una provisión suficiente para vacunar a su población. En ese contexto, Argentina sumó a los acuerdos que fue haciendo con distintos laboratorios del mundo como Pfizer, AstraZeneca y Sinopharm, el acuerdo con Rusia que le permitirá comprar 25 millones de dosis de la vacuna Sputnik V contra el coronavirus. Mientras algunos sectores de la oposición critican la compra anunciada por el Gobierno y ponen en duda la eficacia de la vacuna, tres infectólogos explicaron cuánto se sabe, cómo es y cuáles son los avances de la vacuna Sputnik.
Rusia fue el primer país en registrar una vacuna y asegurar que ofrecía “inmunidad duradera” contra el SARS-CoV-2, el virus que provoca la covid-19. Sin embargo, al igual que el resto de las candidatas a vacuna se encuentra en la tercera fase de testeo. Ernesto Resnik, biólogo molecular y biotecnólogo argentino que reside en Minneapolis, Estados Unidos, explicó que el anuncio de que estaba lista "antes de haber mostrado al mundo resultados de las primeras fases de investigación clínica provocó muchas críticas". No obstante señaló que después publicaron los datos de fase 1 y fase 2 The Lancet, la prestigiosa revista británica.
"Los resultados fueron buenos, lo que mostraron ahí es un poco lo que mostraron todas las otras vacunas, que en esas fases no hay grandes problemas secundarios, que produce como todas las vacunas estas, en algunos casos, algo de fiebre y dolores musculares, pero nada de que preocuparse. Y lo fundamental es que mostró, como todas las otras, que produce inmunidad", dijo Riesnik, quien remarcó que "si bien al principio estuvo un poco mezclada la política rusa de grandeza, de mostrarse como mejor que cualquier vacuna de Occidente, lo que se vio es igual de creíble o hasta más que algunas vacunas que también se retrasaron mucho en mostrar los datos en publicaciones científicas".
Martín Hojman, médico del Hospital Rivadavia y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) explicó que la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya está en la fase 3 de investigación clínica, como todas las que están avanzadas y en carrera. "Es una vacuna desarrollada genéticamente que utiliza unos virus transportadores que son adenovirus humanos. Son dos que se modifican genéticamente para que no sean ni infectantes ni multiplicantes y se le adosa una partecita de una proteína que se llama S (spike) por su aspecto de espina que le da forma a la corona de los coronavirus, que es la que es la que estimula la producción de anticuerpos. Esta plataforma de uso de adenovirus como transportadores tiene el antecedente de haber sido utilizado con éxito en la vacuna del ébola. Y se sabe que en la fase 2 generó una respuesta inmune robusta"
La vacuna con vectores adenovirales diferentes se administra en dos dosis con 21 días de diferencia, la primera, según detalló Riesnik, con el adenovirus 5, y la segunda con el adenovirus 26. Para la médica infectóloga Leda Guzzi, la vacuna rusa sigue el mismo proceso de investigación que todas las demás, y será después de que "estén los resultados de la fase 3, en la que hay 40.000 voluntarios enrolados, y se publique los datos adecuadamente que los organismos regulatorios de cada país, en nuestro caso la ANMAT, los que darán la aprobación".
En este sentido, ante ciertas críticas, y suspicacias que se dispararon en las redes sociales, Hojman señaló que "no importa de dónde venga la vacuna, si sigue lo pasos que tiene que seguir y esos pasos están fiscalizados por organismos internacionales y nacionales, no hay mucho más que discutir". Para Riesnik, en medio de la competencia planetaria por las dosis, dijo que "hay que apostar más allá de si funciona o si no es la mejor vacuna, hay que tener acceso a la mayor cantidad de vacunas lo antes posible". En tanto Guzzi remarcó que "en el mundo hace tiempo empezó una puja para obtener las dosis, entonces está muy bien que el país tenga acuerdos comerciales con diferentes firmas y laboratorios y que incluso haya comprado a riesgo las dosis de vacunas, porque lo peor que nos podría pasar es que comience la vacunación en el mundo y no dispongamos de dosis".