La estrella de la bandera de Chile fue el logo diseñado para los Juegos Panamericanos de 1975 y un pingüino atleta fue la mascota oficial de Santiago 1987, el segundo intento fallido por ser sede del evento multideportivo más grande del continente. En ambas ocasiones el dictador Augusto Pinochet tomó la decisión de bajar al país de la organización. Ahora, Santiago 2023 no sólo apuesta a sortear las crisis internas —además de la originada por el Covid-19—, también podría llegar a saldar la cuenta pendiente del deporte trasandino con una nueva Constitución promulgada.
Santiago 1975, el sueño derrocado
El dato es contundente: Los Juegos Panamericanos se organizan desde hace poco más de 70 años y Chile nunca pudo ser anfitrión tras 18 ediciones. Lo cierto es que el país vecino ganó la sede y lo intentó de manera concreta en dos ocasiones durante el Siglo XX, pero nunca llegó a encender el pebetero en su capital.
La ciudad de Cali, Colombia, fue el escenario en el que la postulación de Santiago tuvo éxito por primera vez en la historia. Allá por agosto de 1969 y durante una reunión de la Organización Deportiva Panamericana, también conocida como ODEPA o Panam Sports, el proyecto impulsado por el presidente Eduardo Frei Montalva (Falange Nacional y Democracia Cristiana) completó las expectativas con miras a 1975.
En la planificación y organización de esos VII Juegos Panamericanos se conformó una Comisión Técnica, presidida por el titular del Comité Olímpico local, Antonio Losada. El ente proyectó crear pensiones para recibir en la capital a deportistas de la élite de provincias con el fin de mejorar la preparación e incluso impulsaron becas para atletas calificados con residencia en el exterior, entre otras acciones.
Augusto Pinochet decidió suspender la realización de los Panamericanos el 24 de septiembre de 1973, apenas semanas después de haber encabezado el Golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende. En 1972 había sido presentado el logo oficial del certamen, inspirado en la estrella de bandera, pero aquel bombardeo al Palacio de La Moneda y posterior muerte del presidente socialista el 11 de septiembre marcó el inicio de una larga dictadura militar.
Tras confirmarse la baja de Santiago a fines del ‘73, la Ciudad de México tomó la vacante y organizó la que curiosamente es recordada como la peor participación de Chile en Panamericanos: sin doradas y sin plateadas, con sólo dos medallas de bronce.
Santiago 1987, el intento militar
Chile, uno de los países que nunca ausentó a su delegación de los Juegos Panamericanos, ganó su segunda oportunidad para ser sede el 11 de julio de 1981. La postulación tuvo éxito apenas cuatro meses después de que Pinochet renovara su cargo como ‘presidente de la República’, avalado desde ese momento por la cuestionada Constitución instaurada en 1980 durante su gobierno de facto. El militar, siempre a fuerza de decretos en el marco de la dictadura, supo asumir el Poder Ejecutivo con el título de ‘Jefe Supremo de la Nación’ para concentrar el poder político y militar.
En febrero de 1982 se creó el Comité Organizador de los Juegos del ‘87 (COPAN). "Tendrá las facultades de requerir de los servicios públicos de cualquier naturaleza, organismo o empresas del Estado, la información, antecedentes o colaboración necesarios para el cabal cumplimiento de los objetivos de este Comité; asignar los recursos destinados a los Juegos; y, la representación del Fisco para celebrar toda clase de acto o contratos necesarios para su desempeño, pudiendo delegar esta facultad en el Vice Presidente del Comité", sostuvo el documento fundacional emitido por la Subsecretaría de Guerra del Ministerio de Defensa Nacional.
"Se aumentó el predominio del sector privado en la economía, para lo cual se ajustó el gasto público y se despidieron empleados del Estado, además de privatizarse empresas públicas", cuenta el sitio de la Biblioteca del Congreso de Chile sobre algunos de los tantos cambios estructurales impuestos por Pinochet. Las profundas secuelas de la crisis económica de 1982 y las constantes protestas de la ciudadanía, también en repudio al modelo económico impuesto por la dictadura, decantaron en la cancelación de la sede.
En 1983 la caricatura de un pingüino deportista ideada por alumnos y alumnas de Diseño Gráfico de la Facultad de Educación y Ciencias Humanas de la Universidad de Antofagasta fue elegida como la mascota de la Santiago ‘87, pero Panam Sports terminó designando en 1984 a Indianápolis como sede definitiva tras confirmarse la baja de Chile.
Santiago 2023, el gran desafío trasandino
La expectativa es alta a nivel local y se considera a Santiago 2023 el evento deportivo más importante para Chile después del Mundial de fútbol de 1962. Tanto es así que el desafío también es el máximo: Provocar un boom en la cultura del deporte a nivel social sin generar elefantes blancos. Pero para alcanzar el sueño panamericano, el país trasandino deberá superar una dura carrera con obstáculos marcada por el complejo escenario político y social interno, además de la propia crisis originada por la pandemia del Covid-19.
Poco después de la clausura de los Juegos de Lima 2019, el Estallido Social en Chile fue noticia a nivel mundial. Uno de los reclamos estructurales, entre tanto descontento hacia la clase política y empresarial, estuvo en la demanda de derogar la Constitución de la dictadura de Pinochet. Ahora, tras el histórico plebiscito que habilitó ese camino, el nuevo proceso constituyente también marcará la senda hacia los próximos Panamericanos: podrían desarrollarse con una nueva Carta Magna promulgada.
'Corporación Santiago 2023' es el nombre de la empresa sin fines de lucro que está a cargo de la organización total del evento: conformada por el Instituto Nacional del Deporte y el Comité Olímpico de Chile. El presupuesto total estimado, según el sitio de Panam Sports, es de US$ 507 millones, de los cuales US$ 170 millones serán destinados a la construcción, adaptación y mejoramiento de recintos deportivos. En el marco de la pandemia se abrieron procesos de licitación e iniciaron obras en los diversos escenarios.
Además de las constituyentes de abril próximo, existen cinco posibles elecciones programadas para 2021, entre las que se destacan las Presidenciales del 21 de noviembre para definir el nombre de quien gestionará Chile entre 2022 y 2026. Ante este escenario, se desconoce si Sebastián Piñera inaugurará Santiago 2023 o habrá recambio. Existe un antecedente reciente en ese sentido: En los Juegos Odesur Santiago 2014 Piñera inauguró el evento y, luego del traspaso de mando, Michelle Bachelet lo clausuró.
“El deporte debe ser un debate importante en la nueva Constitución”, aseguró la ministra del Deporte de Chile al diario La Tercera: Cecilia Pérez también es presidenta del directorio que conduce la ‘Corporación Santiago 2023’. A pesar de la crisis económico-social y la proyección de nuevos conflictos a partir del debate por el contenido de la Carta Magna, Chile mantiene firme el sueño panamericano. También anhela que el deporte sea un derecho constitucional.