La psicóloga especializada en género y perito de parte, Valeria Novillo Vega, declaró ayer, antes de que se produjeran los alegatos. Dijo que luego de entrevistarse con Ángela Beatriz Saravia, quien está acusada de homicidio por la muerte de su ex pareja, Luis López, llegó a la conclusión de que "es una mujer atravesada por múltiples vulnerabilidades". Indicó que no solo fue víctima de violencia física "sino también psicológica y sexual", y detalló que el hombre ejercía coacciones y amenazas. "Ella dice: '(López) me tocaba el hombro y yo sabía que debía callarme'. Ahí hay una forma de coacción que en el caso de Beatriz la llevó a estar anulada como persona al punto de que no sabía que tenía derechos", afirmó la especialista.
Novillo Vega sostuvo que "Beatriz vivió de forma consecutiva hechos de violencia". "La violencia de este hombre no era ejercida por celos como se dice en general, era violento con características perversas, consumía sustancias y violentaba todo el tiempo a Beatriz", evaluó. Para la psicóloga, la ahora acusada no tuvo respaldo del Estado.
"Ella es una mujer común, es una persona con hijos que tiene la necesidad de salir adelante. Al finalizar la entrevista que le hice, ella me miró y me dijo 'yo no quiero que esto pase nunca más'. Pude interpretar eso como 'no quiero que esto le pase nunca más a ninguna mujer' que se vea en la situación de luchar por su vida y que se ponga en juego la vida de otro, porque a eso se llegó", manifestó la psicóloga. Para la profesional, "Beatriz llegó a una situación trágica en que tuvo que elegir salvar su vida".
"Ella es menuda, chiquita, él le estaba poniendo la rodilla en el pecho y ahorcándola con las dos manos. Ella contó que en ese momento estaba sintiendo hormigueo en todo su cuerpo, que es producto de la asfixia, de la falta de aire, de oxígeno, agarró lo que encontró a mano. Esto ocurrió en el ámbito doméstico, en la cocina. No fue un acto premeditado", aseveró la psicóloga.
"Cuando una mujer hace denuncias, da cuenta del miedo por su integridad física y de la violencia que sigue existiendo, dan cuenta del padecimiento", indicó la perito. Contó que desde diciembre Saravia comenzó una terapia con la psicóloga Ana Robles, del Polo Integral de las Mujeres, y a partir de ello pudo tomar conciencia de la violencia que vivió e identificarla.
Con atenuante, pero que se condene
Ayer se produjeron los alegatos, y está previsto que la sentencia se conozca hoy. El fiscal Ramiro Ramos Osorio mantuvo la acusación, aunque la bajó de homicidio agravado a homicidio simple y planteó como atenuante que Saravia haya sido víctima de violencia doméstica y de género, sin embargo, desestimó que haya actuado para defender su vida. Los abogados defensores, Martín Plaza y Josué Díaz Cueto, pidieron la absolución esgrimiendo la figura de la legítima defensa y contextualizando el ataque en un círculo de la violencia de género.
El fiscal pidió que Saravia sea condenada a 9 años de prisión efectiva, por ello requirió que que se le revoque la domiciliaria (concedida por problemas de salud, tras seis meses de prisión efectiva) y que sea trasladada al penal, a pesar de que padece enfermedades que la ubican dentro de los grupos de riesgo para la covid.
Saravia había realizado tres denuncias previas por violencia de género. Pero para el fiscal, la violencia "era mutua" en la pareja. Si bien reconoció que López nunca había denunciado a la mujer, Ramos Ossorio sostuvo que amigos del hombre la señalaban a ella como violenta.
En el mismo sentido dijo que López no fue imputado por las denuncias de Saravia. Ramos Ossorio responsabilizó a Saravia por la persistencia en el círculo de violencia cuando planteó que la mujer no ratificó la primera denuncia y que sus lesiones no quedaron acreditadas con certificados médicos. Sobre la segunda denuncia por lesiones y amenazas, sostuvo que "ella dijo que no quería la consigna" policial. Y sobre la tercera denuncia, también por lesiones y amenazas, afirmó que un policía fue a la casa de Saravia y que ella "expresó que ya había arreglado su situación con su ex pareja". Cuestionó que ante citaciones de la jueza de violencia de género Mónica Naranjo, Saravia no asistió y que no aceptó la exclusión del hogar de López.
El fiscal fue contradictorio cuando citó primero informes de psicólogas y psiquiatras del Poder Judicial que hablaron de una tendencia a la mendacidad de Saravia, y luego pidió una condena considerando la violencia doméstica y de género como atenuante. Y al finalizar la audiencia incurrió en un "lapsus" al referirse a la acusada como "víctima".
Relaciones desiguales de poder
Cuando les tocó alegar a los abogados defensores señalaron que la violencia de género es estructural y se da en relaciones desiguales de poder, donde hay asimetrías entre hombres y mujeres, además indicaron que la violencia de parte de López a Saravia tenía que ver con su control sobre ella, por cómo vestía, con quien hablaba, a quien saludaba, con lo que él la privaba del ejercicio de su autonomía.
Díaz Cueto consideró que el fiscal fue parcial y no tuvo en cuenta lo sucedido el día que Beatriz agredió con un cuchillo a López, quien falleció después, no en ese momento. Según lo relatado por la mujer, un vecino le había robado una campera a López, quien fue a buscarlo con un machete pero no lo encontró. Luego compró pasta base, se puso a beber y obligó a la mujer a que "lo acompañe". Cuando se le terminó la pasta, López le pidió una plata que ella guardaba para comer al día siguiente y las agresiones comenzaron ante su negativa. Finalmente, cuando Saravia le dio la plata para que se fuera, el hombre le habría dicho que "ya venía otro". Díaz Cueto sostuvo que López le provocó una herida de cuchillo ese día a Saravia en la nalga. Dijo que el puntazo que ella le dio fue para defenderse porque la estaba ahorcando y no podía respirar.
Plaza recordó por su parte que Saravia relató alrededor de 30 hechos de violencia de género que vivió con López. Además, citó jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tratados internacionales, un informe de la ONU que compara la violencia doméstica a la tortura y la ley nacional 26485, que define la violencia contra la mujer como parte de una desigualdad estructural e histórica. Esgrimió que la violencia sexual y doméstica suele ocurrir en "la clandestinidad" aunque en el juicio hubo testigos de agresiones de López a Saravia, por lo que consideró que fue acreditada.
Además, los defensores dijeron que sí hubo certificados médicos de las lesiones que padeció Saravia. Plaza enfatizó que el juzgamiento a su defendida debe hacerse con perspectiva de género. También indicó que hay un sesgo androcéntrico en figuras penales como la legítima defensa, que prevé que ésta sea entre dos hombres y no se ha contemplado el contexto de la violencia de género.
El debate se extendió fuera de la sala del juicio. El Instituto Jurídico de Género pidió que se implemente la Ley Micaela y cuestionó "la falta de perspectiva de género" de la psicóloga del Poder Judicial, Mónica Quinteros Navarro, quien "manifestó que la violencia de género: 'también la puede cometer una mujer hacia un hombre' (...) en igual sentido sostiene que para que una mujer sea considerada víctima de violencia debe ser sumisa, obediente y no hostil en defensa de su integridad”. También Novillo Vega dijo que es necesario que los integrantes del Poder Judicial esten capacitados porque está en juego la libertad, la vida, y los derechos de las mujeres y diversidades sexuales.
El Tribunal Oral de la Sala 7, integrado por María Livia Carabajal, Paola Marocco y Francisco Mascarello, dictará su sentencia hoy.