Desde Washington, DC
Las esperanzas de Donald Trump de ganar las elecciones de Estados Unidos y alcanzar la reelección siguen vivas. Tanto que esta madrugada se declaró ganador de estados que todavía están contando los votos y habló de fraude sin ninguna evidencia. También advirtió que piensa recurrir a la Corte Suprema y pidió que se detenga la votación, algo que ya terminó este martes. Lo que queda pendiente es el recuento de estados clave.
La demora era esperada. Fue una de las advertencias más repetidas en las últimas semanas de campaña. Conocer el conteo total de Pensilvania puede llevar días. Tampoco será veloz el recuento en Michigan y Wisconsin. Estos tres estados son el pilar que todavía mantiene en pie la estrategia demócrata para ganar. Sin resultados confirmados en otros puntos críticos como Carolina del Norte y Georgia, el conteo parcial asignaba esta mañana 238 electores para el demócrata Joseph Biden y 213 para el presidente.
Trump se llevó dos de los swing states más codiciados. Florida, con 29 miembros del colegio electoral, y Texas, con 38. También ganó en Iowa y Ohio.
Los resultados de Nevada y Arizona, en el oeste del país, mostraban una leve inclinación hacia Biden, pero todavía no había una proyección segura. En su discurso, el candidato demócrata también se mostró optimista. “Estoy acá para decirles esta noche que creemos que estamos camino a ganar esta elección”, dijo Biden desde Delaware.
En la madrugada de Washington, tampoco había un panorama claro para la mayoría en el Senado. El Partido Republicano estaba apenas más cerca con 47 bancas totales casi seguras, mientras que sus rivales cosechaban 46. Según las proyecciones, la Cámara de Representantes quedará nuevamente bajo control de los demócratas.
Los primeros resultados
Los resultados que ya se podían conocer eran los del centro-sur del país y los del noroeste. Alabama, Luisiana, Oklahoma, Tennessee. Todos estos estados históricamente republicanos mantuvieron su tradición y votaron por Trump. Muy distinta era la situación en Nueva Jersey, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut. Allí se descontaba una victoria de Biden, quien también sumaba los electores de Illinois en el centro. A medida que los resultados para ambos candidatos quedaban claros en los territorios más seguros para cada partido, la atención se volcaba a los números de los estados más disputados.
A las 19 de la costa este, habían entrado los resultados de Virginia Occidental, Ohio y Carolina del Norte. Sin sorpresas, los cinco electores de Virginia Occidental fueron para Trump. Los otros dos, claves para esta elección, todavía se mantenían como una incógnita.
La llegada de los primeros votos de Florida habían mostrado una elección pareja. En el eterno estado en disputa, las cadenas de televisión actualizaban el resultado parcial todo el tiempo. Algunas veces, Trump en primer lugar. Un rato después Biden. Luego el presidente otra vez. Finalmente, el resultado fue irremontable.
Los votos del condado de Miami-Dade, el principal bastión demócrata en el “estado del sur”, fueron una mala noticia para Biden cuando apenas empezaba la noche del conteo. La participación de los votantes republicanos subió con respecto a 2016 y bajó la de los demócratas. Esa baja participación era una de las principales preocupaciones del partido opositor de cara a estas elecciones. “Si los votos no están ahí, tienen que salir de otro lugar”, anticipaba en CNN John King, uno de los principales analistas políticos de la cadena.
No importaba realmente que en Kentucky o en Indiana solo esté contado un 15 por ciento de los votos. En estos estados, el triunfo del Partido Republicano es seguro en cada elección. En esta no hubo sorpresas y fueron los primeros en sumar electores para Trump. CNN proyectó ese resultado para Indiana poco después de las 7 de la tarde de la costa este. The New York Times hizo lo mismo para Kentucky.
El primer estado para Biden fue Vermont, en el noreste del país. Tampoco fue una sorpresa. Los tres electores del estado que representa el senador Bernie Sanders fueron para el Partido Demócrata también poco después del cierre de las mesas de votación.
En la ciudad de Washington, la capital que empezó a blindarse nuevamente ante el riesgo de que este miércoles haya disturbios, la votación se desarrolló con tranquilidad. Sin veda, las cercanías de los centros estuvieron llenas de carteles de los candidatos locales y de algunos a favor de Biden. En un territorio fuertemente demócrata, es raro ver referencias al presidente que no sean críticas.
Las reacciones Trump y Biden
Después de su maratónico cierre de campaña, Trump siguió el desarrollo de las elecciones desde la Casa Blanca. La sede del poder ejecutivo estadounidense estuvo completamente vallada y hubo cortes de tránsito en las calles cercanas. El Distrito de Columbia, al igual que estados como Massachusetts o Illinois, siguió con atención la situación. Comercios y edificios tapiados en la capital, miembros de la Guardia Nacional en alerta en varias ciudades.
Trump habló temprano con la cadena Fox News, cuando recién habían abierto las mesas en la costa este del país. Se mostró confiado en ganar y aseguró que las encuestas no estaban reflejando la verdadera intención de voto.
En los últimos días, un reporte de Axios aseguró que Trump se preparaba para declarar su victoria la misma noche de la elección. Este martes, el presidente le dijo a Fox News que lo haría “cuando haya una victoria, si es que hay una victoria”, pero también se mostró convencido de su eventual triunfo. Al final, hizo exactamente lo que se había informado que haría.
Biden, por su parte, había alentado desde temprano a ir a votar a través de mensajes en Twitter. “Podemos superar estas crisis. Podemos recuperar nuestro país. Podemos ganar esta batalla por el alma de la nación”, publicó el candidato demócrata y compartió un enlace con más información sobre los lugares de votación.
Más de 100 millones de votantes
Los reportes más recientes indican que 100 millones de personas emitieron su voto de forma anticipada antes del día de la elección. El desafío del martes tanto para el Partido Demócrata como para el Republicano fue sacar a los votantes que faltaban, en especial en los estados en los que las encuestas todavía mostraban un resultado muy ajustado.
Mientras en la mayoría de los casos la votación se desarrolló con tranquilidad, hubo incidentes aislados de desinformación. La fiscal general del estado de Michigan, Dana Nessel, dijo en Twitter que recibió “denuncias de múltiples llamadas automáticas” en la zona de Flint en las que hablan de largas filas e instan a los votantes a ir a votar el miércoles. “Obviamente esto es FALSO y un esfuerzo para suprimir el voto. No hay filas largas y hoy es el último día para votar”, afirmó. Algo similar sucedió en el estado de Nueva York y el FBI pretendía investigar qué había pasado.
En una elección marcada por el efecto de la pandemia, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades publicaron un protocolo para que las personas que tienen covid-19 igualmente puedan emitir su voto. “Los votantes tienen el derecho a votar, sin importar que estén enfermos o en cuarentena”, dijo la autoridad en su página web.
Estados Unidos llegó al día de las elecciones con más de 9 millones de contagios y más de 230 mil muertos por coronavirus, una crisis sanitaria que se convirtió en uno de los principales temas de campaña y el blanco de las críticas de Biden hacia la gestión de Trump.