Las elecciones en Estados Unidos finalizaron, pero el conteo aún continúa y podría demandar varios días. Desde el momento del cierre de los comicios quedó claro entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden se ha planteado una pulseada voto a voto que quedará saldada –si es que el presidente no cumple su amenaza de recurrir a la Corte Suprema y judicializar la contienda electoral—una vez que concluya el escrutinio en estados claves, que pueden inclinar la balanza a un lado u otro. La paridad también instaló un interrogante: ¿Qué pasa si todo concluye con un empate en la cantidad de delegados al colegio electoral?
En Estados Unidos la elección no es directa. Los electores votan y en función del resultado cada estado define la designación de delegados a un colegio electoral, que son quienes en ese ámbito eligen al presidente.
Un empate en ese cuerpo sería excepcional, pero hay dos antecedentes en más de 200 años de historia de elecciones en Estados Unidos. Si eso ocurriera por tercera vez la resolución quedará en manos del Congreso.
La posible paridad en el Colegio Electoral
El Colegio Electoral en Estados Unidos está conformado por 538 miembros. Ese número surge de la suma de 435 diputados, 100 senadores y 3 delegados de Washington DC.
Los delegados se distribuyen entre los estados de acuerdo con la población de cada uno de ellos. Trump o Biden necesitan obtener el apoyo de al menos 270 delegados para asegurarse el triunfo.
La cantidad de votos electorales que recibe cada estado es igual al número de senadores y representantes que tiene en el Congreso. Por ejemplo, California, el estado más poblado, tiene 55 electores, y New Hampshire sólo 4.
Al ser una elección indirecta es posible que un candidato tenga menos votos que su adversario pero igual se imponga. Fue lo que ocurrió: en los comicios de 2016. Entonces la demócrata Hillary Clinton obtuvo tres millones de votos más que Trump en la cuenta general a nivel país, pero el republicano se aseguró el triunfo por haberse impuesto -aun por escaso margen- en los estados con mayor cantidad de delegados.
Como la cantidad de delegados varía en cada estado, en una de las tantísimas combinaciones matemáticas podría ocurrir que el número obtenido por cada partido, republicano y demócrata, sea el mismo. Si se diera ese caso, habría empate en la cifra de electores.
Lo previsto en caso de empate
Ante ese escenario, en el cual obviamente ninguno de los partidos tendría mayoría de delegados, la Enmienda 12 de la Constitución de EEUU establece que la decisión de elegir presidente pasa al Congreso, ya que cada delegación estatal en la Cámara tiene un voto.
Esta situación sólo se ha dado dos veces en la historia de Estados Unidos. Thomas Jefferson y Aaron Burr recibieron el mismo número de votos electorales en el año 1801, aunque Burr competía como vicepresidente, según el procedimiento vigente en la época. El Congreso convirtió a Jefferson en el tercer presidente estadounidense, después de 36 votaciones seguidas.
En 1825, John Quincy Adams y Andrew Jackson tampoco recibieron la mayoría absoluta de los votos electorales. En esa ocasión, la Cámara eligió presidente a John Quincy Adams, el sexto en ocupar el cargo, a pesar de que Jackson obtuvo más votos populares.